Manuel Figueroa preside la primera directiva de Fashion Revolution Chile
El director del Núcleo de Diseño del Campus Creativo UNAB asumió como presidente en nuestro país de esta organización global, la cual busca cambiar y mejorar la industria de la moda. Asimismo, la académica Natalia Urnia también será parte como integrante de la Comisión de Ética.
Fashion Revolution comenzó como un movimiento global en 2013 luego de que el edificio Rana Plaza de Bangladesh se derrumbara, provocando la muerte de 1.138 personas, mientras que otras 2.500 resultaron heridas.
En el lugar había cinco fábricas de ropa para grandes marcas mundiales, por lo que, desde entonces, personas de todo el mundo se unieron para lograr cambios, de manera que ninguna persona ni el medio ambiente sufrieran como resultado de la forma en que se hace, obtiene y consume la moda.
Y Chile no es una excepción. Desde 2014 que Pablo Galaz ha sido el coordinador país de Fashion Revolution, pero hoy buscan formarse como fundación sin fines de lucro, por lo que eligieron su primera directiva. Así, el diseñador Manuel Figueroa, director del Núcleo de Diseño del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, fue electo para presidirla.
También la coordinadora y académica de la carrera de Diseño de Vestuario y Textil UNAB, Natalia Urnia, es parte de la directiva como integrante de la Comisión de Ética. Cabe destacar que dentro de Fashion Revolution Chile también hay nombres como Bárbara Pino, directora del Observatorio Sistema Moda (MODUS) de la Universidad Diego Portales y Carolina Rudnick, directora de LIBERA, entre otros.
Principios de Fashion Revolution
En la reunión citada por Pablo Galaz para darle estructura jurídica a Fashion Revolution Chile participaron personas relacionadas al mundo de la moda y el diseño. Entre ellas se encontraba Manuel Figueroa, quien tuvo que ausentarse un momento para contestar un llamado urgente.
Cuando regresó le dijeron que había sido elegido por unanimidad como presidente y le preguntaron si deseaba asumir el cargo. Manuel no dudó y aceptó el desafío, atraído por la idea de promover, difundir y articular las actividades que se enmarquen en la misión de Fashion Revolution: cambiar radicalmente la forma en que se obtiene, produce y consume la ropa, para que sea de una manera segura, limpia y justa. Además de colaborar en toda la cadena de valor para así transformar la industria.
“Los principios tienen que ver con la moda sustentable y sostenible, estamos en contra del fast fashion, que tiene precios muy bajos, pero genera un nivel de contaminación que es brutal – la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta – y afecta al formato de la cadena de valor para aquellos que sí tienen negocios sustentables y sostenibles”, señala el director del Núcleo de Diseño UNAB.
Sin embargo, Manuel Figueroa aclara que Fashion Revolution no está en contra de que existan las tiendas de retail, sino que lo que busca es invitarlas a cambiar sus prácticas, explicarles por qué es bueno salir de ese formato y adscribir otras nuevas.
El académico afirma que eso, además, está relacionado con las nuevas demandas de las generaciones actuales. “La generación Z no quiere el beneficio individual, sino el colectivo y su motor principal es el medio ambiente. Por lo tanto, todas esas prácticas que están dentro del ADN de Fashion Revolution son las que nosotros debemos difundir y promover a través de acciones políticas y comunicacionales”, dice.
El mundo cambió y los consumidores también
Entonces, qué es lo que le falta a la industria para avanzar. Manuel Figueroa asegura que, en primer lugar, debe entender que se ha generado un importante cambio cultural. “Los consumidores de mi generación están relacionados simplemente con el intercambio monetario. Pero los nuevos ven una oferta limitada con relación a sus principios, los cuales no están dispuestos a tranzar. Entonces, se van a fijar en las etiquetas para ver si los productos están elaborados en países que tienen prácticas laborales justas y si garantizan la protección con el medio ambiente”, señala.
Por ello, destaca avances que se han concretado en empresas que han tomado las recomendaciones de Fashion Revolution, por ejemplo, las campañas de tiendas de retail que invitan a entregar la ropa usada a cambio de descuentos o el reciente acuerdo logrado entre H&M y sus trabajadores de reducción de la jornada laboral a 40 horas.
Revolución desde la industria
Natalia Urnia, coordinadora de Diseño de Vestuario y Textil del Campus Creativo, enfatiza que siempre se preocupó de traer Fashion Revolution a la Universidad colaborando con espacios para charlas y talleres. Por ello, y también por su trabajo como artista visual y experimental del textil, se entusiasmó con ser parte de la organización en Chile.
Así, hoy es integrante de la Comisión de Ética donde siente que puede ser un gran aporte, ya que se relaciona con su labor como coordinadora de la carrera. De esta forma, la docente UNAB piensa que los estudiantes deberían relacionarse de forma más directa con la industria, con los proveedores.
“Cuando un estudiante tiene una idea de un proyecto y, por ejemplo, quiere adquirir un textil que sea 100 por ciento seda, ¿dónde se compra eso en Chile?, ¿existen proveedores en el país?, ¿cuánto vale?, son preguntas súper concretas que los alumnos deberían saber responder para generar una relación, una sinergia de colaboración y comunicación”, dice.
Y es eso precisamente lo que defiende Fashion Revolution: volver a poner un rostro en la industria de manera de tener una cadena de valor armoniosa y colectiva. “Saber quién es la persona a la cual le estás comprando un material, además de las condiciones en las que fue fabricado, es información que el consumidor ya está requiriendo porque se está haciendo consciente, el consumidor despertó”, añade Natalia Urnia.
Así, enfatiza que organizaciones como Fashion Revolution y las universidades tienen un rol fundamental: “nuestra fortaleza es enseñar diseño con sentido, que responde a necesidades. No es algo que se queda sólo en lo lindo o en lo que está de moda, sino que responde a necesidades actuales como el animalismo, la sororidad, la innovación en materiales para ser conscientes con el medio ambiente. Entonces, al final, una industria como la moda, que siempre se ha visto empañada por ser muy superficial, es un signo de denuncia y de revolución”.