04 Abril 2024

Cooperativa Ciencia | la Tecnoferencia y el desarrollo del lenguaje en los niños

En un mundo tecnológico, con dispositivos digitales cada vez más avanzados y presentes en el día a día de las personas, es importante considerar como estos pueden afectar el modo en que los niños desarrollan su lenguaje. Por ello, Gisella Malatesta, académica de Fonoaudiología UNAB, Sede Viña del Mar, profundizó en esta materia. Cooperativa Ciencia, 03 de abril del 2024.

La infancia es una de las etapas más importantes para el desarrollo a nivel cerebral. Por tanto, un elemento crucial, en base a la forma en la que la tecnología se inserta cada vez más en la rutina diaria de las personas. Se enfoca en como esto termina afectando a los niños que se ven envueltos en un entorno lleno de estímulos digitales y pantallas a su alrededor.

“La tecnoferencia es una fusión de dos conceptos. Por un lado, la interferencia y por el otro, la tecnología. De esta manera, se hace alusión al quiebre que generan los dispositivos tecnológicos en el proceso de interacción, ya sea, de dos personas adultas, de dos niños o en este caso, entre un adulto y un niño. Sin embargo, cuando esta tecnoferencia se da entre dos adultos, con un control ejecutivo mucho más avanzado, resulta ser menos nociva. En cambio, en situaciones donde se involucra a niños, esto puede perjudicar directamente en el desarrollo de su lenguaje, en los recursos lingüísticos que podrá tener consigo, en escuchar nuevas palabras, emitir vocalizaciones y de dialogar, actividades sumamente importantes para una estimulación adecuada”, explico Gisella Malatesta, académica de Fonoaudiología en la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.

Investigación científica

El interés en este fenómeno surgió luego del efecto que las pantallas de por sí traen consigo, pero la tecnoferencia abarca una mirada más profunda, indagando el escenario que se desencadena cuando efectivamente estos aparatos se interponen en la relación que podrían tener dos personas, actuando como una barrera que impide una interacción fluida.

“Luego de pandemia se comenzó a observar que muchos niños venían desde sus casas, con un desarrollo del lenguaje muy bajo, llegando con muy pocos recursos lingüísticos a las aulas de clase tradicionales, llamando la atención de los expertos. A partir de ello, se generaron diversos estudios comparativos, con mecanismos específicos de medición, corroborando la cantidad de interacciones conversacionales que se daban dentro de la cotidianeidad de los niños en sus casas. Posteriormente, se comprobó que estas alternancias de turnos conversacionales habían disminuido y se habían visto afectadas por la presencia de pantallas, perjudicando en la cantidad de palabras que los menores registraban a nivel cerebral”, puntualizó la docente.

Recomendaciones

En este sentido, Gisella Malatesta se enfocó en dos ejes. En primer lugar, que los adultos a cargo de los niños estuvieran atentos a ciertas señales. Como, por ejemplo, si utiliza muy pocas palabras o no está haciendo combinaciones con ellas, recomendando consultar con un profesional que pueda profundizar en el caso, entregando las medidas adecuadas o pesquisar a tiempo cualquier dificultad.

Por otro lado, concluyó que “sin el afán de ser prohibitivos, porque existen realidades familiares con distintos matices, ojalá minimizar la presencia de pantallas y tratar de generar un equilibrio, tratar de compensar tiempos con presencia de dispositivos digitales, con conversaciones ricas en vocabulario, en aprendizaje, en una lectura compartida por ejemplo y con eso generar un balance saludable para el niño”.

Escuche la entrevista completa a continuación: