Ciencia y política: Una compleja relación puesta en relieve por la pandemia
La doctora Claudia Saavedra, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Vida, vocera y expresidenta de la Sociedad de Microbiología de Chile, describe la dinámica y conflictos entre el mundo científico y la toma de decisiones a nivel político, a la luz de la pandemia. A las científicas y científicos, dice, “nos compete asumir roles de liderazgo”.
Apenas comenzaron los primeros reportes de un virus desconocido, mortal y de rápida propagación, la atención del mundo se volvió a la ciencia y los científicos con un sinnúmero de preguntas y desafíos.
Como se señala en un artículo de la revista Nature del 14 de diciembre, durante el 2020 la pandemia marcó el curso de la ciencia de manera extraordinaria, enfocándose en investigar con rapidez la biología del SARS-CoV-2, ampliar su diagnóstico, generar medidas de contención desde la salud pública y el desarrollo de tratamientos y vacunas.
La comunicación de la ciencia tomó una importancia clave, convirtiéndose en una herramienta para la gestión de la pandemia y la respuesta de la ciudadanía; contrarrestar la información falsa, reducir la ansiedad y mejorar el bienestar. Es decir, servir de puente entre la investigación, la política y el público, considerando las históricas brechas entre ellos.
Para contener la crisis y en favor del bienestar colectivo, surgieron nuevas instancias de vínculo entre la ciencia -y las personas tras la ciencia- con la institucionalidad, la política y los políticos. La necesidad de trabajar estrechamente generó, por ejemplo, la creación de mesas, comités técnicos y de asesoría como el Comité Asesor del Minsal, el Consejo de la Red de Laboratorios Universitarios, la Mesa Social Covid, entre otros.
Para la doctora Claudia Saavedra, investigadora del Laboratorio de Microbiología de la Facultad de Ciencias de la Vida y vocera de la Sociedad de Microbiología de Chile, la dinámica entre el sistema científico y el sistema político ha mostrado ciertos obstáculos, tanto desde la ciencia como desde la política.
“Los científicos en general vivimos sin mayor relación con los medios de comunicación, con una retórica y un modelo de comunicación propio y de difícil acceso”, sostiene la académica.
“Esta pandemia nos ha mostrado la urgencia por hacer difusión, con lo complejo que es hacerlo en un momento de catástrofe. En Chile hemos ido lento en esta adaptación que nos demanda un mundo hiperconectado; por eso nuestro primer paso es comprender esta realidad, nuestras limitaciones y fortalecer las debilidades para aportar de manera colaborativa con otros ámbitos como es, por ejemplo, el político”, señala.
Necesidad de un enfoque amplio: Construir inteligencia
Por otra parte, a su juicio, “pareciera que la forma de hacer política que predomina en Chile muestra un grado no menos relevante de resistencia a escuchar y dejarse asesorar, manejando muchas veces la información de manera tal que confirme su posición y no que necesariamente se enfoque en modificar el camino”.
A modo de ejemplo, menciona los datos estadísticos de la pandemia, “que a menudo son interpretados y leídos en forma distorsionada e incompleta, lo cual conduce a errores graves por parte de políticos y medios de comunicación”.
“Un dato es un dato, el cual carece de sentido si no se interpreta adecuadamente en relación con otros, así como las realidades de donde emanan. Si no se usan para construir inteligencia y, en la actual catástrofe, para salvar vidas, la protección y bienestar de las personas, simplemente es información que incluso puede generar más daño a partir de, por ejemplo, proyectar una falsa seguridad”, advierte.
Otro obstáculo en este sentido, plantea la doctora Saavedra, es que la ciencia generalmente trabaja en ámbitos estrechos y parcelados, tomando solo una parte de la realidad. La pandemia, en contraste, es un fenómeno multidisciplinario. “Durante esta pandemia el enfoque ha sido tan fragmentado y parcelado que, entre otros, las ciencias sociales no han sido tomadas en cuenta, las cuales por cierto son claves, como lo es el trabajo interdisciplinario”, dice.
Siguiendo el ejemplo anterior, explica que para entender por qué las tasas de casos totales, activos y fallecidos son mayores en la Región Metropolitana, y dentro de la Región, en Puente Alto, “se debe considerar el tamaño de los territorios, los índices de pobreza y subempleo, el diseño de la ciudad, la cultura local, entre otros factores que determinan qué medidas se toman, o que explican por qué fracasan”.
Trabas para el diálogo
De acuerdo al análisis de Claudia Saavedra, existen algunas características propias del sistema político que dificultan el diálogo con la ciencia. Menciona por ejemplo un conocimiento básico y limitado por parte del mundo político sobre los “fenómenos científicamente establecidos”, sumado a una tendencia a privilegiar intereses de poder, y el conseguir votantes, por sobre el interés común.
A juicio de la académica, las y los políticos dan cuenta de un enfoque estrecho cuando “se centran en la lucha por el poder electoral, o bien son sujetos ideológicamente centrados -como Trump, Johnson, Bolsonaro y Maduro-, a lo cual se suma que en muchos casos hay ausencia real de contrapeso entre poderes del Estado y actores políticos relevantes”.
Asimismo, dice, este enfoque se manifiesta cuando los organismos de gobierno se basan en indicadores económicos, operan bajo ensayo y error, responden a grupos de presión, o bien toman indicadores estadísticos sin una perspectiva global. “Por otra parte, en democracias menos maduras el reconocimiento de errores es mal visto y eso suele afectar severamente la posibilidad de ajuste o cambio de estrategias. Esto en situaciones catastróficas se traduce en sufrimiento”, puntualiza.
En este sentido, manifiesta que los grupos de asesoría científica establecidos deben ser realmente considerados en la toma de decisiones. Al mismo tiempo, agrega que “la política debe comprender que si bien el trabajo científico produce un conocimiento fiable, válido y estable, éste también involucra el cálculo de un margen de error, que muchas veces choca con el pensamiento de ‘todo-nada’ del sistema político”.
“Nos compete asumir roles de liderazgo”
Finalmente, respecto al rol de las y los científicos, la doctora Saavedra comenta que deben aprovechar la exposición pública que han adquirido:
“Trabajar acentuando su aproximación a un lenguaje llano, inclusivo, accesible, simple, de alcance masivo, dejando atrás los egos que muchas veces están presentes en la ciencia, pues somos ciudadanas y ciudadanos comunes y corrientes con una especialidad en particular, donde también nos compete asumir roles de liderazgo, aun cuando esto signifique enfrentarse a la necesidad de antagonizar con las declaraciones y acciones erradas, de corto plazo, miopes o simplificadas”.
Así, llama a la comunidad científica a seguir vinculada con los miembros del sistema político y la sociedad, como también a utilizar los medios de comunicación, manteniéndolos informados acerca de los bienes intelectuales, estudios y datos que surgen desde la evidencia.
“Como mucho se dice que la política es el arte de lo posible; debemos asumir que nuestro aporte también debe basarse en aspectos prácticos y realizables, donde lo ideal está asociado a un elemento concreto: salvar vidas, protección y bienestar de las personas y nuestras comunidades”, concluye.