ORGULLO UNAB | Tuvo Covid-19 pero su vocación lo hizo volver al hospital para seguir enfrentando al virus
Andrés Llanos se tituló en la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello en 2014. Pese a contagiarse con el virus, este joven regresó una vez recuperado a su puesto como farmacéutico clínico en el Hospital de Urgencia y Asistencia Pública (Ex Posta Central) para seguir en la “primera línea” contra el Covid-19.
Hace seis años que Andrés Llanos se tituló en la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, una profesión que lo llevó hoy a ser uno de los protagonistas de una de las pandemias más severas de los últimos 100 años.
A sus 30 años, este joven se desempeña como farmacéutico clínico en el Hospital de Urgencia y Asistencia Pública (Ex Posta Central) y en la Unidad de Farmacia Clínica de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello.
Estar en la “primera línea” lo llevó a contagiarse con Coronavirus. Sin embargo, sus deseos de continuar contribuyendo en el equipo de salud, lo hizo regresar apenas se recuperó.
¿Por qué decidiste estudiar Química y Farmacia?
Desde el colegio siempre me gustaron las ciencias, en especial la química. Siempre me fue bien en esas asignaturas. En ese sentido, valoro mucho el trabajo de mis profesores que lograron transmitir las ganas de querer aprender. Finalmente, tenía que escoger una carrera y tenía dos grandes opciones Química y Farmacia o Bioquímica. Opté por Farmacia, porque como farmacéutico podría trabajar en el mismo lugar que un bioquímico, pero como bioquímico no podía ejercer en puestos de trabajo de farmacéuticos.
¿Cuál es tu función como químico farmacéutico en el marco de la atención a pacientes con Covid-19?
El rol del farmacéutico clínico consiste en optimizar la terapia farmacológica, buscando entregar el medicamento más seguro y eficaz disponible. Por lo mismo, la primera tarea fue participar en la elaboración de protocolos para el manejo de los pacientes con Covid, los cuales deben ser actualizados constantemente en base a la nueva evidencia disponible. Hay que considerar que no hay medicamentos aprobados para el tratamiento del Covid, por esta razón la monitorización de los medicamentos, sobre todo en términos de seguridad, es fundamental.
¿Te ha tocado atender algún caso crítico en que ha estado en juego la vida?
Esta pandemia planteó un desafío importante a todo el sistema sanitario. En la Posta Central se pasó de 30 camas UCI a tener 110 pacientes conectados a un ventilador mecánico, casi el 50% de camas del hospital, por lo que brindar atención a pacientes tremendamente graves es una constante.
¿Cómo ha sido para ti estar trabajando en medio de esta pandemia?
Muy agotador, pero por sobre todo reconfortante. En estos meses, no me veo fuera del hospital. Siento que todo el equipo sanitario tiene una responsabilidad ética de estar al servicio de nuestros pacientes.
¿Cómo es un día en el trabajo? ¿Cómo es tu rutina?
Comienzo evaluando a los pacientes del servicio de medicina, reconvertido en intermedio, priorizando obviamente los casos más graves. Realizo el análisis de cada paciente y converso con los médicos tratantes sobre los cambios en la terapia que propongo, generalmente se trata de modificar el medicamento, dosis o vía de administración. Dos tardes a la semana junto al Dr. Zamora (infectólogo) vemos los casos más complejos y las interconsultas de otros servicios.
¿Tuviste Covid? ¿Cómo fue esa experiencia?
Así es. Comencé con síntomas un domingo, malestar general, dolor muscular y en la tarde fiebre. La sospecha era evidente por lo que acudí el lunes al hospital y me tomé la PCR. Afortunadamente fue un cuadro muy leve y pude recuperarme rápidamente. Sin embargo, en esos días el ministro Mañalich anunció que la Posta Central reconvertiría todas sus camas a camas críticas. En ese momento, comenzamos a actualizar los protocolos con el jefe del servicio de Medicina, que también estaba con Covid en su casa.
¿Qué herramientas te proporcionó la UNAB que ahora durante la Pandemia te ha sido útil?
Más que una herramienta en particular, lo que más valoro de la formación que me entregó la UNAB es que desde el primer año me dejó claro que todo lo que realicemos como farmacéuticos, independiente del área en que nos desempeñemos, va a tener un impacto en una persona y, por lo mismo, debemos realizar nuestra labor con excelencia y dedicación.
«En estos meses, no me veo fuera del hospital. Siento que todo el equipo sanitario tiene una responsabilidad ética de estar al servicio de nuestros pacientes».
¿Has visto morir a gente en este periodo? ¿Cuánto te ha impactado este hecho?
En la práctica clínica no es infrecuente tener pacientes que fallecen, ahora en pacientes con Covid se agrega que los pacientes no pueden estar con su familia en los últimos momentos de vida. Intento optimizar todas las medidas de confort que se aplican a estos pacientes. Cuando aumentaron los casos graves, al regreso de mi licencia por Covid, fue abrumador, porque el tipo de paciente que recibíamos en medicina era más complejo, con peor pronóstico, Me costó un par de días retomar el ritmo de trabajo.
¿Cómo crees que se verá el rol del Químico Farmacéutico tras esta pandemia?
Creo que se demuestra una vez más que el medicamento es la principal herramienta terapéutica. Podemos tener miles de ventiladores nuevos, pero sin medicamentos no se pueden utilizar. Por lo mismo, el farmacéutico debe posicionarse como un profesional clave en el sistema de utilización de medicamentos, desde la elaboración hasta el seguimiento farmacoterapéutico.
¿Cómo te imaginas en 10 años más?
En lo profesional, la meta es formar un equipo potente de farmacéuticos clínicos en el hospital. Que todos los servicios clínicos cuente con un farmacéutico. Yo fui el segundo farmacéutico con funciones clínicas y, es muy probable, que pronto seamos cuatro, por lo que vamos avanzando en esa dirección. En el plano más personal, me veo junto a Gaby, ambos consolidándonos en lo profesional, ella también es farmacéutica, lo que nos permite compartir mucho nuestra experiencia y apoyarnos mutuamente. Bueno en ese lapso también nos proyectamos siendo papás.