Orgullo Unab| Entrevista a Gabriela Müller, alumni de Artes Visuales, inquieta y viajera
Gabriela Müller, artista visual y estudiante de magíster. Se tituló en 2018 del Campus Creativo con distinción Cum Laude y, ese mismo año, expuso para su título “Echo" en la Galería de Arte CCU en la muestra “Pasar Corriendo”.
Actualmente se encuentra realizando un magíster en Historia del Arte y diplomado en Curaduría, a través de la cual se va a Venecia a realizar su último semestre y entrega de su tesis sobre la influencia del grabado japonés en las obras de mujeres artistas.
Gabriela es una artista inquieta, artística y académicamente, esto la ha llevado a realizar múltiples viajes y a tener una formación continua. Esta es su historia.
¿En qué momento de tu historia personal nace la idea de dedicarte al Arte?
Desde que estaba en el colegio. Vivía en Madrid y mi colegio tiene la opción de un bachillerato artístico. Bachillerato son los dos últimos años de colegio, 3° y 4° medio en Chile. En esos años puedes escoger el área que quieres para después tomar la Selectividad (PTU) según lo que quieras de carrera.
En 1° de bachillerato escogí el área científica, me encanta el cuerpo humano y en algún momento pensé en entrar a biología o medicina. Pero después de ese año terrible, me cambié a arte.
El colegio tenía unas instalaciones increíbles, con prensa de grabado, sala de fotografía, etc. Siempre veía lo que los de arte hacían, yo quería estar metida en las mismas cosas. Por suerte el colegio me dejó hacer el cambio para el último año. Ahí empezó todo.
¿Cómo te marcan tu exposición en la CCU estando recién egresada?
La verdad es que mía sola no fue, la exposición de “Pasar Corriendo” fue junto a todas mis compañeras de la carrera en la que logramos hacer un trabajo muy lindo. Fue el esfuerzo de todas lo que nos llevó a lograr tener un lugar así, con la gran ayuda de Pablo Langlois (director de Artes Visuales).
En la exposición me di cuenta de muchas cosas, no hay nada más satisfactorio que ver tu obra en un lugar como la CCU pero también uno aprende todo lo que conlleva, no solo a realizarla sino también la organización que hay detrás, las horas de montaje, de traslado, de colaboración con las otras artistas, etc. Fue un tremendo proceso que disfruté mucho y que me llevó a querer saber más de la curaduría de los museos o galerías. Se despertaron otros intereses no solo artísticos.
¿Qué te inspiró en la creación de “Echo”?
Estaba trabajando con la fotografía, específicamente con los fotogramas al estilo de Muybrige y además siempre estuve interesada en acciones muy cotidianas que pasan muy desapercibidas, como en “Echo” que se puede ver a una mujer fumando y a otra tejiendo.
Por otro lado, tenía la temática generacional, ya había trabajado la figura de la madre antes y la mujer también. En ese entonces estaba leyendo la teoría de un psicólogo que analizaba las primeras interacciones de un bebe con su entorno, primero estaba influenciado por la madre, después sus acciones y finalmente la cultura. Con eso en mente comencé a buscar las diferencias o las similitudes entre una abuela, una madre y una hija, en lo que se termina formando la obra a través de los fotogramas, los objetos que ellas usan y los videos. Se denominó “Echo” porque en sí el eco es una onda que se transmite en una dirección, rebota y retorna a su emisor, una analogía de lo que pasa entre la madre y su hija y así sucesivamente.
¿Cómo recibiste la selección de tu trabajo “Guardadores de Secretos” ?, ¿Qué importancia tuvo para ti?
Participar en el concurso del MAVI fue una gran experiencia, nunca esperé quedar dentro. Fue gracias a que Nicolás Franco, artista y en ese momento mi profesor de título me insistió para que postulará con “Guardadores de Secretos”, obra que hice con Ingrid Wildi como profesora en el penúltimo semestre.
Esa obra la tuve que hacer entera por segunda vez para el MAVI, después de que la expuse en el Campus Creativo la desarme y reutilicé muchas cosas. Cuando quedé lo primero que hice fui ir a comprar todos los materiales para hacerla de nuevo, por suerte no era un montaje complicado y logré llevarla sin problemas y hasta mejor hecha que la primera vez.
“Guardadores de Secretos” fue probablemente el salto de lo que uno hace en la universidad como ejercicio a lo más próximo a una obra de arte. Es importante, no solo porque me abrió las puertas a una oportunidad con el MAVI, sino también a experimentar mi propio arte a un nivel más elevado y a trabajar en un ambiente más profesional. La inspiración para la obra fue mi mamá y, poder contar con ella como modelo y que además terminará seleccionada en la exposición, hace que sea una obra muy personal y especial.
¿Cuál de tus viajes ha sido el que más te ha marcado profesionalmente?
Es un poco difícil escoger uno de los viajes. En todos los lugares a los que he ido siempre trato de ir a museos o galerías para ver qué se hace, cómo lo hacen, qué se está pensando artísticamente, etc. Aunque sin duda tendría que decir ahora que estoy en Italia terminando el magíster.
Al menos en las universidades que he estado en Chile, el Campus Creativo y la Adolfo Ibáñez me han dado una educación excelente. Estando aquí, yendo a clases y hablando con compañeros u otras personas me pude dar cuenta de que estoy al mismo nivel que todos los demás. La base profesional que me dieron en Chile y junto al esfuerzo personal han hecho que pueda llegar a Italia.
¿De dónde nace tu inquietud por el arte japonés?
Más que japonés nació por Asia. Son culturas milenarias y muy arraigadas en su población, tienen idiomas muy diferentes a los nuestros, costumbres y tradiciones que te hacen ver el mundo de otra manera. América (en general) y Europa son muy similares, América se fundó con las bases europeas haciendo que seamos muy homogéneos comparados con las culturas asiáticas. En el caso de Japón, creo que es uno de los países más influyentes sobre Occidente y me encanta encontrar esos trazos de cultura que se mezclan con otras y crean hibridaciones culturales muy interesantes.
¿Cómo tu trabajo artístico se liga a tu desarrollo académico?
Sigo estudiando arte, la práctica y la teoría van de la mano. En el Campus Creativo tuve cuatro años de práctica intensa y constante, magnífica, por otro lado, ahora en el magíster de Historia del Arte y diplomado en Curaduría me dedico a aprender de la teoría del arte, de su historia, de los que se ha escrito al respecto y de cómo funciona el mundo del arte, las galerías y los museos. Ser artista es una parte, en mi caso, pero no lo es todo, quiero saber más de lo que han hecho otros artistas (pasado y presente) y quiero conocer el mundo al que me estoy introduciendo.