LUN| Andel Paulmann: Fotógrafa todoterreno se fascina con los bosques caducifolios
Andel Paulmann expone sus trabajos en Concepción Arrayanes, araucarias, maitenes y robles son registrados en sus entornos naturales por la artista nacida en Temuco.
El bosque caducifolio se caracteriza porque replica con exactitud en su ciclo vital el paso de las cuatro estaciones del año. Como en muchos otros lugares con esta particularidad, en la cuesta Las Raíces, cerca de Curacautín, las hojas caen en masa durante la comparsa otoñal e irrumpen con vitalidad tras el receso frio en primavera.
Los instantes previos a la caducidad momentánea han sido captados por la fotógrafa Andel Paulmann en Árbol, exposición que está presentando el campus penquista de la Universidad Andrés Bello (Autopista Concepción Talcahuano 7100). Diseñadora de profesión, la autora se adentró en la fotografía de naturaleza a partir de 2010, cuando decidió fundir sus aficiones y gustos para explorar lo que ella llama «patrimonio paisajístico».
Tanta es la minuciosidad con que Paulmann enfrenta su trabajo que la apreciación de detalles es inevitable en la colección de imágenes obtenidas en diversas locaciones. Ocurre, por ejemplo, en el registro de araucarias que obtuvo en Corralco y que están irreconocibles por la nieve que acumulan las ramas centenarias, modificando el aspecto propiamente vegetal y convirtiéndolas en espectros grisáceos.
La mirada de la autora se posa en árboles que vencen la niebla matinal, que juegan con los rayos del sol entre las cortinas de hojas y que se inclinan con los años siguiendo una coreografía imperceptible.
«Todos los árboles nativos me conmueven profundamente, pero hay varios que llevo años fotografiando. Algunos aparecen en la muestra: un arrayán al borde del lago Maihue, unos maitenes y un roble de unas praderas en la Región de Los Ríos.
Una especie que se repite una y otra vez en mi fotografía es la araucaria araucana, porque nací en Temuco y en mi infancia pasé mucho tiempo en la naturaleza», dice.
¿ Cuánto ha cambiado ese arrayán?
Durante un invierno las olas fueron tan grandes que eliminaron la arena debajo de él. Así que ahora se sostiene sobre sus raices expuestas. Otros cerca de él han caido, pero ese arrayán, que además es bellísimo en su forma, sigue resistiendo de pie. Gracias a eso podemos apreciar sus hermosas raíces, pero ojalá pueda seguir en pie.
Paulmann se considera, sin pudores, una admiradora fascinada del bosque nativo chileno, «por la variedad de especies de árboles que lo que constituyen y cómo cambia su composición según altura, humedad y asoleamiento. Es fascinante recorrerlo hasta la frontera con Argentina y ver cómo cambia una y otra vez».
Sobra decir que su admiración por los bosques se traspasa a la opinión que tiene acerca de los árboles: «Además de representar fortaleza, gran capacidad de adaptación, resiliencia, cambio y crecimiento constante, son fuentes permanentes de belleza e inspiración. Son fundamentales para el ser humano y el planeta.
Brindan una gran variedad de recursos, limpian el aire, son refugio y alimento para una gran variedad de especies».
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