La Tercera | Sociedades paralelas
El decano de Campus Creativo, Ricardo Abuauad, compartió con La Tercera esta columna que habla de la segregación en aquellos barrios y comunas estigmatizados y cómo, a través de la redistribución de quienes habitan estos espacios en nuevos barrios que les permitan un mejor acceso a cultura, salud y educación.
¿Trabas burocráticas en las iniciativas de integración social que anunciaban una más justa manera de repartir los beneficios urbanos? ¿Qué hay detrás de la idea de mezclar población de diversos orígenes y situación para generar mejores condiciones de vida? El fundamento es claro: la ciudad es, además de un hecho físico, una plataforma de oportunidades. Pero esas oportunidades están desigualmente repartidas, por lo que el barrio donde se nace es fuente, para algunos, de redes y aprendizaje; y, para otros, de riesgos, delincuencia y estigmatización. Mientras ciertas comunas catapultan a sus habitantes a mejor educación y empleos, otras actúan como lastre.
La llegada masiva de migrantes lleva esta situación a un nuevo escenario, el de «sociedades paralelas». Al interior de una misma ciudad coexisten mundos distintos en patrones, códigos, recursos e incluso idioma, con barrios donde los beneficios de la ciudad no penetran. La integración social no es otra cosa que la voluntad de alterar ese destino, actuando sobre esta tendencia a la segregación, disolviendo el patrón de los estigmas.
Un barrio mixto, además, contribuye a la cohesión social. ¿Hasta dónde se puede llegar en esa voluntad? Uno de los primeros experimentos, denominado Moving to Opportunity (MTO), en Estados Unidos, ofrecía a familias pobres con niños la alternativa (voluntaria) de desplazarse a mejores barrios.
A pesar de que en un principio no se notaron cambios significativos en los adultos, nuevos estudios en Harvard demuestran que, a largo plazo, esos niños ganan hoy un tercio más que los que se quedaron en el barrio de origen.
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