Por cierto, sería injusto no mencionar el aporte de éstas en la generación de una oferta de prestadores privados de calidad -clínicas, hospitales, centros, consultas, laboratorios, etc.- sumando a 3 millones de afiliados -un tercio de los trabajadores formales- y que el 2022 realizó casi 74 millones de atenciones a usuarios de Fonasa. Más aún, mostró ser imprescindible durante el Covid, así como a la hora de poder cumplir en tiempo y forma las garantías GES y las necesidades sanitarias de la población.
Y es precisamente por lo necesario de sus coberturas, atención e infraestructura que se transforma en un problema que excede lo individual y privado, transformándose en un problema de interés general y de política pública. Porque, aunque moleste a la mirada centralizada y estatizadora de los bienes públicos, el aporte y elección del sistema privado es el que permite un mejor derecho de acceso a la salud.
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