10 Junio 2025

La Tercera | Columna de Felipe Balmaceda: Salario mínimo: matices y consecuencias no intencionadas

El investigador del Instituto de Políticas Económicas de la UNAB explica que el aumento del salario mínimo debe ir acompañado de condiciones económicas que permitan que sus efectos sean favorables.

Esta semana se retoma en el Congreso el debate sobre el aumento en el salario mínimo. Para tales efectos, el economista y profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la U. Andrés Bello, Felipe Balmaceda, hace algunos alcances a través de una columna escrita para el diario La Tercera. Veamos qué dice.

«Estudios recientes han analizado los efectos de los aumentos del salario mínimo en el empleo y la distribución de ingresos en diversos países», dice Balmaceda.

A modo de ejemplo, se refiere al caso de Alemania.

«Un aumento del 22% en el salario mínimo en 2022 elevó los salarios sin causar pérdidas significativas de empleo. Sin embargo, se observó una reducción en las horas trabajadas, especialmente entre los trabajadores con “minijobs”, lo que indica una compensación parcial de las ganancias salariales», explica.

Otro caso que expone es el de España.

«El incremento del salario mínimo en 2019 aumentó la probabilidad de desempleo en 1,7 puntos porcentuales y redujo la intensidad laboral en 0,9 puntos porcentuales entre los trabajadores afectados, con variaciones según grupos de edad, sectores y regiones».

También recuerda que, en Vietnam, entre 2012 y 2020, los aumentos del salario mínimo no afectaron significativamente los niveles de empleo ni los ingresos mensuales, pero llevaron a una reducción en las horas trabajadas, resultando en un aumento del salario por hora.

¿Qué se debe observar?

Según el investigador del Instituto de Políticas Económicas de la UNAB, estos hallazgos sugieren que, si bien los aumentos del salario mínimo pueden mejorar los ingresos y reducir la desigualdad salarial, también pueden llevar a ajustes en las horas de trabajo y dinámicas de empleo, variando según el país, la estructura del mercado laboral, entre sectores formales e informales, etc.

«En Chile, la historia reciente es la siguiente. En términos nominales, el salario mínimo era de 100.000 el año 2000, $337.000 en 2021, y $529.000 en mayo de 2025. En término reales, medidos en pesos, del 2021 subió desde $191.965 a $337.000 en 2021 y a $393.000 en 2025, mostrando así un aumento real del 16,6% desde el 2021 a la fecha», recuerda respecto de la realidad nacional.

El problema que observa Balmaceda es que este aumento se ha dado en un contexto de bajo crecimiento económico donde Chile decreció 6,1% en 2020, creció 11,3% en 2021, un mediocre 2,1% en 2022, un magro 0,3% en 2023, y un pobre 2,6% en 2024.

Además -prosigue- durante este periodo se estableció la reducción, en forma gradual, de 45 a 40 horas, se aumentó el impuesto al trabajo a través de la reforma de pensiones, y se ha hecho cada vez más difícil despedir trabajadores.

«Aludiendo a la conclusión basada en la evidencia internacional, un aumento del salario mínimo de las magnitudes observadas y propuestas en el contexto económico actual deja poco espacio para pensar que podría tener los efectos positivos encontrados en algunos países, en condiciones mucho más favorables que las nuestras», concluye.

Puedes leer la columna completa en este enlace.