La Estrella Concepción | Las bondades del fútbol en pasto sintético
El director de Kinesiología UNAB, sede Concepción, Héctor Márquez, analizó las ventajas de la superficie artificial que se abre paso en el fútbol amateur del Gran Concepción.
El uso de pasto sintético en canchas de fútbol es cada más regular, ya sea en el ámbito profesional o amateur.
En el Gran Concepción han quedado atrás las canchas de tierra para dar paso a estas alfombras hechas con tecnología de punta.
Sus ventajas y comparaciones frente a terrenos de maicillo u otros componentes
son analizados por Héctor Márquez, director de Kinesiología de la UNAB, sede Concepción.
El tipo de superficie sobre la que se juega fútbol tiene una influencia directa tanto en el rendimiento deportivo como en la prevalencia de lesiones.
La comparación entre las canchas de pasto sintético y las de tierra muestra diferencias biomecánicas, físicas y de impacto que pueden modificar la experiencia del jugador y su seguridad.
Ventajas del pasto artificial
El pasto sintético (de tercera generación, diseñado bajo criterios FIFA), ofrece una superficie más uniforme, elástica y predecible, lo que favorece la estabilidad articular, la tracción controlada y la absorción del impacto.
Estas características reducen la incidencia de lesiones agudas, como esguinces o traumatismos por caídas, y también de lesiones por sobrecarga, ya que el retorno de energía es más equilibrado y constante durante los gestos deportivos.
Además, las condiciones meteorológicas afectan menos su desempeño, permitiendo un juego estable todo el año.
Desde el punto de vista del rendimiento, los jugadores en césped sintético logran movimientos más fluidos, giros precisos y una velocidad de desplazamiento constante, mientras que en tierra el control del balón y la estabilidad dependen de la compactación y humedad del terreno.
Mantención
El pasto sintético bien mantenido reduce el riesgo de lesiones por impacto y desequilibrio, a diferencia de las superficies de tierra donde son frecuentes las contusiones y torceduras.
Sin embargo, el cuidado del material es clave, ya que una superficie mal mantenida puede endurecerse y generar riesgos similares a los del suelo natural no tratado.
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