Exalumna e investigadora de CSB-UNAB relata cómo es estudiar en la Universidad de Münster
La exalumna de Ingeniería en Biotecnología e investigadora del CSB UNAB, Melissa Soto, cuenta su experiencia en esta prestigiosa universidad alemana, con la cual la Universidad Andrés Bello firmó recientemente un Memorando de Entendimiento con el fin de promover oportunidades de investigación, cooperación e intercambio académico.
En el Instituto de Plantas y Biotecnología (IBBP) de la Universidad de Münster, la actividad es incesante. Cerca de 50 personas, entre investigadores principales estudiantes de pre y postgrado y técnicos trabajan en investigación aplicada y básica. Para ello utilizan cultivos comestibles como la papa y el ñame, modelos como tabaco y arabidopsis ꟷla planta más estudiada del mundo a nivel genético y fisiológicoꟷ o diente de león, una fuente sostenible de caucho, entre otras especies vegetales.
El equipo del IBBP forma parte de los cerca de 46 mil estudiantes de la prestigiosa universidad alemana con la que UNAB firmó hace unos meses un Memorando de Entendimiento (MOU). El acuerdo apunta a establecer vínculos de investigación y cooperación entre ambas instituciones así como posibilidades de intercambio académico entre estudiantes, investigadores y docentes.
Melissa Soto, exalumna de Ingeniería en Biotecnología de la UNAB y hasta hace unos meses investigadora del Centro de Biotecnología de Sistemas UNAB, está viviendo desde 2022 la experiencia que podrán tener estudiantes de postgrado de la Universidad Andrés Bello que se beneficien con este acuerdo.
Actualmente, Melissa acaba de iniciar su segundo semestre de doctorado en el laboratorio de Biotecnología de Plantas del IBBP y aquí cuenta lo que hasta ahora ha sido su experiencia en esta maravillosa ciudad y en la universidad que hoy la acoge.
“Münster es una ciudad universitaria, un poco hípster, con mucha vida urbana, festivales de música en la calle, ferias de Navidad. Es súper segura para circular a cualquier hora y todo el mundo se mueve en bicicleta, aunque también hay un excelente transporte público gratuito para los estudiantes, incluso en los trenes regionales que te llevan a ciudades cercanas como Colonia, Bonn, Dortmund o Dusseldorf”, comenta Melissa.
La ciudad, ubicada a orillas del río Aar tiene 305 mil habitantes, 55 mil de los cuales son estudiantes. Se considera la capital alemana de las bicicletas y hasta hoy sus habitantes conservan el orgullo de habitar una ciudad que fue reconstruida por sus propios habitantes tras quedar arrasada durante la II Guerra Mundial, conservando en su casco antiguo el aspecto original de sus edificios de los siglos XIII y XIV.
UNAB: Calidad validada
Los vínculos de investigación entre el Centro de Biotecnología de Sistemas con el IBBP y su colaborador, el Instituto Fraunhofer IME de Biología Molecular y Ecología Aplicada, le abrieron las puertas para hacer su doctorado en esta universidad antes de que se concretara el MOU. Ser titulada de la UNAB facilitó aún más las cosas, como ella misma comenta:
“Tenemos la ventaja de que la Universidad Andrés Bello está validada por el gobierno alemán, lo que aceleró mucho el proceso porque solo bastó presentar mis papeles originales validados por el Ministerio de Educación. Fue un trámite muy rápido”.
Bajo la dirección del profesor Dr. Dirk Prüfer, director del IBBP, ella actualmente trabaja en un proyecto financiado por el BMBF (Ministerio Federal de Educación e Investigación) para crear cinco líneas de papas con ciertos rasgos optimizados. “Entre las líneas en que trabajo, una apunta a inhibir la oxidación o pardeamiento de las papas y otra a reducir o impedir la biosíntesis de solanina, una toxina natural de la papa que impide aprovechar su alto valor proteico en nutrición humana”, ejemplifica.
Para el trabajo que Melissa realiza en líneas de papas utiliza CRISPR Cas9, técnica molecular que permite editar o modificar la secuencia genética de una célula eliminando genes o insertando nuevo ADN.
“Yo conocía la técnica solo en teoría, no la había aplicado, pero en el IBBP llevan años trabajando con CRISPR Cas y tienen varios protocolos ya estandarizados, de manera que yo he replicado la técnica que ya está establecida y probada. Contar con ese apoyo y experiencia da muchísima tranquilidad, y permite enfocarte en lo que necesitas hacer y avanzar más rápido”, dice Melissa, quien destaca además el apoyo de personal técnico en el laboratorio y de estudiantes de pregrado en práctica.
“Las líneas de papas con las que trabajo están en cultivo estéril dentro de una cámara con luz y temperatura controladas. En el laboratorio hay técnicos expertos que saben perfectamente cómo manejar las plantas y eso te permite descansar en su experiencia, mientras que los estudiantes de pregrado están muy capacitados, ya que desde el comienzo les asignan responsabilidades en los proyecto y trabajos de laboratorio”, comenta Melissa.
Una experiencia que abre perspectivas
La experiencia de estudiar e investigar en una universidad como Münster, dice, es impagable. “En mi trabajo las relaciones son muy cordiales y amistosas, hay muy buena onda, se hacen muchas actividades sociales y eso te ayuda a integrarte y sentirte parte”.
Reconoce, eso sí, dos grandes desafíos: soportar las temperaturas bajo cero y la falta de luz en invierno y aprender alemán, pese a que su interacción cotidiana es en inglés, idioma que todos manejan. “Soy la única no alemana en el laboratorio, entonces a veces las reuniones son en ese idioma y alguien después me tiene que contar lo que se habló. Y aunque todos son muy amables y se dan el tiempo de hablarme en inglés, me pierdo el comentario de pasillo o el intercambio más informal”.
La evaluación en todo caso es sumamente positiva, dice Melissa Soto, exalumna UNAB e investigadora del Centro de Biotecnología de Sistemas de la misma casa de estudios:
“Conocer una nueva cultura es muy importante. Como sociedad, la alemana tiene formas muy distintas de hacer las cosas a como acostumbramos a hacerlas nosotros y eso te abre otras perspectivas. Para mí ha sido una gran experiencia”.