Ex-Ante | Columna de opinión – Entre la aventura y el riesgo: por qué necesitamos nuevos estándares
La directora de la Escuela de Turismo y Hotelería de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, Mary-Ann Cooper, reflexiona sobre las debilidades y desafíos que enfrenta la industria del turismo en nuestro país y que quedaron en evidencia después de la tragedia en Torres del Paine.

Mary-Ann Cooper.
En una columna de opinión publicada por Ex-Ante, la directora de la Escuela de Turismo y Hotelería de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Mary-Ann Cooper, señala que la tragedia ocurrida en el Parque Nacional Torres del Paine -donde cinco excursionistas murieron tras una tormenta inesperada- volvió a evidenciar las debilidades históricas en la gestión de los parques nacionales en nuestro país.
Entre estas deficiencias menciona una infraestructura insuficiente, falta de personal, instituciones debilitadas y sistemas de alerta que no siempre responden al clima extremo e impredecible de la Patagonia.
Gestión del turismo aventura
«Aunque su magnitud no tiene precedentes, este episodio abre una discusión mayor sobre cómo se gestiona el turismo aventura y cómo evitar que experiencias que deberían ser memorables terminen en tragedia», sostiene la académica UNAB.
La especialista comenta en su artículo que el turismo aventura ha experimentado una creciente popularidad en los últimos años, especialmente entre los jóvenes. En ese contexto, y considerando que esta actividad implica poner a prueba capacidades en entornos exigentes, opina que se requiere de una «mayor preparación y una gestión más rigurosa del riesgo».
«A ello se suma el rol del marketing y de múltiples fuentes de información que moldean la percepción del destino. Blogs, redes sociales y contenidos generados por IA a menudo entregan información fragmentada y no siempre precisa sobre dificultad, riesgos o condiciones reales, lo que afecta la toma de decisiones de los visitantes», agrega.
Por otro lado, la directora Mary-Ann Cooper remarca el rol de las certificaciones: «Existen clasificaciones de dificultad para destinos y actividades, certificaciones para guías y, en algunos casos como en navegación o buceo, certificaciones para participantes. Estas herramientas permiten evaluar habilidades y niveles técnicos antes de una actividad, pero su implementación es dispareja y sin estandarización nacional».
Revisa la columna original aquí.
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