Estudiante de Tecnología Medicina viaja a la Antártica para mejorar enfermedades como el Alzheimer
A sus 23 años, Ana Ojeda Salamanca, estudiante de la Escuela de Tecnología Médica de la U. Andrés Bello, tiene una gran experiencia que contar: Estuvo 20 días en la Antártica como parte del proyecto que busca un posible farmacóforo, que pueda mejorar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Ana Francisca Ojeda Salamanca tiene 23 años y un gran compromiso con las enfermedades neurodegenerativas y la investigación.
La estudiante de quinto año en la Escuela de Tecnología Médica, mención BACIMET, de la U. Andrés Bello y estuvo 20 días en la Antártica como parte del proyecto que busca un posible farmacóforo, obtenido a partir de moléculas de origen antártico, que pueda mejorar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
¿Cómo se gestionó tu viaje a la Antártica y cuánto tiempo estuviste allá?
El viaje fue principalmente gestionado por el profesor Alberto y el personal de INACH, estuve aproximadamente 20 días en Antártica, pero previo a esto tuve que realizar por protocolo una cuarentena de 2 semanas en Punta Arenas.
¿En qué consiste el proyecto INACH RT_18-19?
Este proyecto plantea buscar un posible farmacoforo obtenido a partir de moléculas de origen antártico, que pueda mejorar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Tengo entendido que fuiste a colectar determinados líquenes para aislar metabolitos secundarios y probarlos en un modelo de tauopatías que es una enfermedad neurodegenerativa asociada con demencia. ¿Podrías profundizar más en ello y contar cómo se vincularía esto a alternativas terapéuticas para una posible cura de enfermedades neurodegenerativas?
Las moléculas de origen antártico tienen ciertas capacidades que otras no y por eso buscamos específicamente estas, dichas moléculas podrían tener la capacidad de interferir en determinadas fases de las enfermedades neurodegenerativas, deteniendo en gran porcentaje su avance. Por esto, se podría obtener una buena alternativa terapéutica que pueda ayudar a la población en general.
«Antes creía tener muy claro a qué quería dedicarme, pero ahora siento que se abrieron nuevas puertas que me llamaron mucho la atención y tengo ganas de poder seguir profundizando más en esta área».
En lo personal y en lo que se refiere a tu formación profesional ¿Cuál crees que será el impacto de esta experiencia?
Este viaje cambió bastante mi perspectiva en el área laboral. Antes tenía muy marcado que la carrera de Tecnología Médica era algo netamente clínico, después de esto pude notar que la investigación es algo que también podemos desarrollar como profesionales. Antes creía tener muy claro a qué quería dedicarme, pero ahora siento que se abrieron nuevas puertas que me llamaron mucho la atención y tengo ganas de poder seguir profundizando más en esta área.
En el marco de este viaje, ¿Qué aspectos te llamaron más la atención?
Creo que lo que más me llamó la atención fueron los paisajes que se ven, pero además el impacto del humano en el medio ambiente.
¿Qué fue lo más difícil que tuviste que enfrentar allá?
La falta de señal de teléfono y el poco internet, por esto en muchas ocasiones hacía que el contacto con mi familia o amigos fuera muy limitado.
En tres líneas ¿Qué le podrías decir a tus compañeros de carrera respecto a atreverse a realizar este tipo de actividades?
Que son experiencias realmente únicas, que sí hay oportunidades de vivirlas hay que hacerlo. Siempre se debe estar atento a este tipo de posibilidades y cómo poder desarrollarlas.