02 Abril 2024

El Mostrador | Qué es Tecnoferencia y cómo puede afectar el desarrollo del lenguaje en los niños y niñas

En una era digital, donde los dispositivos tecnológicos ocupan un rol crucial en la vida de las personas. Gisella Malatesta, académica de Fonoaudiología UNAB, Sede Viña del Mar, profundizó en como su uso puede generar dificultades en el desarrollo del lenguaje en niños y niñas. El Mostrador, 01 de abril del 2024.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los niños menores de dos años no se expongan a pantallas. Mientras que entre los dos y cuatro años, se sugiere un límite de una hora diaria como máximo. Sin embargo, el ritmo de vida y las altas cargas de trabajo muchas veces sobrepasan los tiempos disponibles que tienen los tutores para el cuidado y entretención de sus hijos, permitiendo que utilicen teléfonos celulares, tablets y ver televisión sin mayor supervisión, generando un impacto en ellos.

“La Tecnoreferencia es la interferencia de la comunicación fluida, cuando una persona toma más atención a un producto tecnológicos y dejan de hacer caso a su entorno. En otras palabras, no es solo la pantalla, es un quiebre en la interacción con lo que nos rodea. Cuando un adulto presta más atención al teléfono, se interfiere el contacto que les permite interactuar e intercambiar turnos balanceados con el niño que se encuentra a su cuidado. Si esta se convierte en una actitud constante en el tiempo, pone en riesgo valiosas oportunidades de conversar, aspecto crucial para que se desarrolle el lenguaje”, explicó Gisella Malatesta, académica de Fonoaudiología en la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.

Investigación científica

En este sentido, diversos estudios han demostrado que la presencia o ausencia de rutinas de lectura compartida, interacciones con estímulos lingüísticos, junto a conversaciones entre el tutor y el niño, lejos de las pantallas, incide en el desarrollo del lenguaje.

“Si bien, esto no es concluyente para establecer que se producirá un trastorno en este ámbito, si se visualiza una desventaja en las oportunidades que tienen los niños y niñas de prosperar utilizando sus recursos lingüísticos. Sin afán de ser prohibitivos y entendiendo que las dinámicas dentro del hogar se pueden volver complejas en términos de tiempo, ¿qué podemos hacer? La propuesta es disminuir lo más posible la exposición a pantallas y suplir esos tiempos con una buena conversación en torno a las oportunidades de juego, lectura compartida y exploración al aire libre, para fortalecer el conocimiento de palabras y fomentar la interacción”, concluyó la académica.

Visite la columna de opinión completa en El Mostrador, 01 de abril del 2024.

Escrito por Prensa Viña del Mar