El Mostrador | Prácticas cosméticas en animales
En febrero de este año, la Asociación Mundial Veterinaria de Pequeños Animales (WSAVA), emitió una declaración trascendental sobre las prácticas cosméticas en animales. En este sentido, Agustín Cartes, académico de la Escuela de Medicina Veterinaria y director académico del Hospital Clínico Veterinario, UNAB Viña del Mar, indagó en el escenario nacional. El Mostrador, 05 de abril del 2024.
Las técnicas estéticas en animales se han vuelto popular en diferentes zonas del mundo, incluyendo intervenciones como la caudectomía, es decir corte de cola, otoplastia cosmética, en otras palabras corte de orejas, ventriculocordectomía o remonción de cuerdas vocales y la oniquectomía, o sea la extracción total de las garras de la mascota. Junto a estos procedimientos, en el comunicado emanado por WSAVA, se abarcan tatuajes, recortes dentales, odontología cosmética, perforaciones corporales y cualquier otra forma de modificación física éticamente cuestionables.
“A nivel nacional, el Colegio Médico Veterinario, especialmente la Comisión Nacional de Tenencia Responsable y la Comisión Nacional de Bioética y Bienestar Animal, respaldan el consenso de que este tipo de modificaciones están lejos de cumplir con los estándares éticos de la profesión veterinaria. Aunque en Chile existen leyes que establecen criterios para respetar a los animales y evitar sufrimientos innecesarios, y regulan la tenencia responsable de mascotas, en materia judicial aún falta especificidad sobre este tema, lo que representa una carencia que debe ser abordada”, señaló Agustín Cartes, académico de la Escuela de Medicina Veterinaria y director académico del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.
Consecuencias en los animales
Estos procedimientos no solo resultan en múltiples daños físicos, sino que también conllevan inflamación, posibles infecciones, dolor agudo y crónico, así como riesgos anestésicos y hospitalizaciones innecesarias, sin ofrecer ningún beneficio evidente.
A modo de cierre, el docente reflexionó que “como individuos, es fundamental que nos cuestionemos y reflexionemos sobre las intervenciones que estamos permitiendo o normalizando en nuestras mascotas. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de garantizar el bienestar y la integridad de los animales, reconociendo su valor intrínseco y respetando su integridad física y emocional. Esto implica rechazar prácticas que causen sufrimiento y daño sin una justificación médica adecuada, y promover un enfoque más compasivo y ético hacia el cuidado de nuestros compañeros animales”.
Visite la columna de opinión completa publicada en El Mostrador, 05 de abril del 2024.