El Mostrador | Día Mundial de la lucha contra la desertificación y la sequía: los desafíos pendientes
En base al Día Mundial de la lucha contra la desertificación y la sequía, Pablo Rebolledo, director de la Escuela de Ciencias Ambientales y Sustentabilidad y de la carrera Administración en Ecoturismo UNAB, Sede Viña del Mar, consideró su importancia y repercusiones. El Mostrador, 17 de junio del 2024.
La preocupación por la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía es cada vez más apremiante en un mundo donde se estima que hasta un 40% de la superficie terrestre se encuentra afectada. Es por ello, que el Día Mundial de la lucha contra la desertificación y la sequía, proclamado por la ONU, busca concientizar sobre esta problemática.
“La salud de la tierra es fundamental, ya que no solo nos provee alimentos, vestimenta y refugio, sino que también desempeña un papel crucial en la protección contra desastres naturales como sequías, inundaciones e incendios forestales. Sin embargo, el crecimiento demográfico, los modelos de producción y consumo insostenibles están ejerciendo una presión excesiva sobre ella, provocando fenómenos de desertificación y sequía, que a su vez provocan migraciones forzosas y ponen en riesgo a millones de personas en todo el mundo”, analizó Pablo Rebolledo, director de la Escuela de Ciencias Ambientales y Sustentabilidad y de la carrera Administración en Ecoturismo UNAB, Sede Viña del Mar.
“Unidos por la tierra: Nuestro legado y nuestro futuro”
El lema establecido durante este año por la Asamblea General de la Naciones Unidas apunta hacia la importancia de proteger y conservar el medio ambiente, como un recurso valioso para garantizar la estabilidad y la prosperidad de la humanidad.
“El Día Mundial de lucha contra la desertificación y la sequía también nos recuerda la necesidad urgente de abordar la crisis global del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Las sequías y la degradación de las tierras están afectando a más de 2300 millones de personas en todo el mundo, y se prevé que afecten a más del 75% de la población mundial para 2050. Es esencial un cambio fundamental en nuestra relación con la naturaleza y una mayor conciencia sobre la importancia de conservar los ecosistemas terrestres para garantizar nuestra supervivencia y la de las generaciones futuras”, determinó el académico.
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