Diario El Sur | ¿Cuáles son los anabólicos de mayor uso en Chile y sus riesgos?
El director de la carrera de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, sede Concepción, Mauricio Muñoz, explica los alcances negativos por el uso sin control médico de los anabólicos.
El uso de esteroides anabólicos ha ido ganando terreno en Chile, especialmente entre jóvenes y atletas aficionados que buscan mejorar su rendimiento físico y apariencia.
Sin embargo, esta tendencia implica riesgos significativos para la salud que a menudo se subestiman o ignoran. El impacto en la salud física puede ser grave.
Los esteroides anabólicos pueden causar daños hepáticos severos, ya que son metabolizados por el hígado, lo que puede llevar a toxicidad hepática, ictericia y, en casos extremos, tumores hepáticos.
También pueden elevar el colesterol LDL (malo) y reducir el colesterol HDL (bueno), aumentando el riesgo de arteriosclerosis, hipertensión, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Además, alteran la producción natural de hormonas en el cuerpo, causando problemas como atrofia testicular, reducción de la producción de esperma, infertilidad y ginecomastia en los hombres, y crecimiento excesivo de vello, calvicie de patrón masculino y alteraciones en el ciclo menstrual en las mujeres.
Anabólicos: uso e impacto
El impacto psicológico también es significativo.
Los esteroides pueden provocar cambios drásticos en el estado de ánimo y la conducta, incluyendo euforia, depresión, ansiedad y agresividad, afectando negativamente las relaciones personales y profesionales.
Además, existe el riesgo de desarrollar una dependencia psicológica, lo que puede llevar a un uso compulsivo a pesar de las consecuencias adversas para la salud.
En Chile, los esteroides más comunes incluyen la testosterona, el estanozolol y la nandrolona.
La testosterona, el esteroide anabólico natural más importante, se utiliza para aumentar la masa muscular y la fuerza rápidamente, pero puede causar acné, retención de líquidos, hipertensión, cambios en el colesterol, agresividad, atrofia testicular y ginecomastia.
El estanozolol, disponible en formas oral e inyectable, se usa para mejorar la definición y la fuerza muscular sin un aumento excesivo de peso, pero puede causar daño hepático, dolor en las articulaciones, cambios en el colesterol y efectos masculinizantes en mujeres.
La nandrolona, conocida por sus efectos duraderos y menores efectos secundarios androgénicos, es popular entre los atletas por su capacidad para aumentar la masa muscular y la recuperación, aunque puede provocar disfunción eréctil, disminución de la libido, retención de líquidos y toxicidad hepática en algunos casos.
El uso de esteroides anabólicos en el deporte, tanto profesional como amateur, está impulsado por la presión para mejorar el rendimiento y la apariencia física. Sin embargo, los peligros asociados incluyen lesiones musculares y tendinosas, problemas cardiovasculares y desequilibrio hormonal.
Consecuencias
Los esteroides pueden debilitar los tendones, aumentando el riesgo de lesiones que pueden el riesgo de lesiones que pueden el riesgo de lesiones que pueden el riesgo de lesiones que pueden el riesgo de lesiones que pueden ser devastadoras para la carrera de un deportista.
También pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, y en los hombres, causar atrofia testicular e infertilidad, mientras que en las mujeres pueden provocar crecimiento excesivo de vello y alteraciones menstruales.
El impacto psicológico incluye cambios en la agresividad, depresión y ansiedad, y la adicción a los esteroides puede llevar a una dependencia psicológica.
En el ámbito profesional, está prohibido y puede conllevar sanciones severas, como descalificación y pérdida de títulos. Además, puede dañar la reputación y credibilidad de un deportista, con pérdidas de patrocinios y confianza pública.
Es importante señalar que, en Chile, el uso no terapéutico de esteroides anabólicos es ilegal sin una prescripción médica, y la posesión, distribución y venta sin autorización puede conllevar multas y penas de prisión.
Para abordar este problema, es crucial aumentar la. conciencia sobre sus riesgos mediante campañas educativas dirigidas a jóvenes, atletas y el público en general.
Fomentar alternativas saludables para mejorar el rendimiento físico, como una nutrición adecuada y el entrenamiento regular, puede disuadir de utilizar estas sustancias peligrosas.