Conoce a tu profe | De Cuba a Chile: El viaje académico y personal de Nadia Herrada
Nadia Herrada Hidalgo (35) es periodista, magíster en Ciencias de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) y doctora en Ciencias de la Comunicación de la misma casa de estudios. Su formación profesional la comenzó en la Universidad de La Habana (Cuba) y desde entonces su inquietud académica la ha llevado a conocer distintas realidades en contextos diversos.
Su vida profesional estuvo ligada en un comienzo a la radio, la prensa escrita y digital y de manera paralela a proyectos socioculturales en Cuba con un foco patrimonial y centrado en el público adolescente.
¿Cómo llegaste a la UNAB?
Llegué postpandemia, con altas expectativas, muy entusiasmada con el equipo de trabajo, el proyecto propuesto y con muchos desafíos por delante.
¿Cómo fue el paso de periodista de medios de comunicación a académica?
Trabajé como periodista en varios medios de prensa, pero mi trabajo fundamental fue en una emisora de radio, “Habana radio, la voz del patrimonio cubano”. También trabajé en proyectos sociales de comunicación con adolescentes, ahí fue donde empecé a vincularme con la investigación aplicada. Además, siempre me mantuve vinculada con mi facultad en la Universidad de La Habana y recibía muchos practicantes desde ahí. Tenía el interés en seguir mi camino académico y en continuar perfeccionándome, abriendo otros horizontes desde el punto de vista más académico. Después de 7 años de trabajo en la emisora, primero como estudiante en práctica y luego contratada como periodista profesional, decidí dar el salto a estudiar el doctorado y apliqué a una beca de doctorado acá en Chile, en ese momento era la beca Conicyt. Durante el tiempo del magíster y el doctorado me dediqué a mi estudio de tesis y paralelamente comencé a formar parte de equipos de investigación en la PUC sobre distintas temáticas relacionadas con las comunicaciones. La docencia en sí la comencé a ejercer, de manera más sistemática, en la Universidad de Chile, donde fui profesora de cátedra 5 años.
¿Has continuado con tu faceta de investigadora?
Por supuesto, después del doctorado hice un post doctorado en el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, del cual actualmente soy investigadora adjunta. Posteriormente, fui parte de un equipo que desarrolló un proyecto de investigación aplicada sobre turismo indígena en el cual todavía estamos trabajando. De manera paralela, he estado avanzando en otras investigaciones en colaboración con varios colegas.
¿Qué te llevó a elegir a Chile como destino para continuar estudiando?
Cuando terminé mi pregrado quería seguir estudiando, empecé a buscar maestrías en varios países, no solamente en Latinoamérica, también en España y en otros países de Europa, y en esa búsqueda las opciones tenían que incluir universidades que fueran prestigiosas, pero también con programas que ofrecieran financiamiento. Finalmente, en esa búsqueda una opción muy atractiva fue la Universidad Católica y las becas Conicyt. Además, Chile como país siempre me había llamado la atención y no me equivoqué, aún hoy me sigue cautivando muchísimo.
Siendo extranjera y habiendo realizado tu pregrado en Cuba, ¿Sientes que hay mucha diferencia entre la formación cubana y la chilena?
La verdad es que no tanto. Cuando uno estudia te entregan las herramientas teóricas-conceptuales para comprender los procesos de comunicación, para escribir, para llegar a un público de buena forma, para redactar bien, para encontrar temas de interés, para contrarrestar fuentes, etcétera. En ese sentido, tuve una muy buena preparación en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de la Habana. De hecho, tenía temor porque, al ir a estudiar a otro país, siempre las culturas académicas son distintas. Los referentes teóricos también suelen ser distintos y para mi sorpresa, cuando yo llegué al doctorado tenía una muy buena base porque estudié en pregrado los mismos autores que se estudiaban acá en el doctorado.
En Cuba te enseñan los referentes clásicos del periodismo y de las teorías de las comunicaciones. Al estudiar allá tuve el plus, que aquí no se toma tanto en cuenta, de conocer el paradigma cultural latinoamericano y los autores de la región que estaban teorizando sobre comunicaciones. Tuve la fusión de esos dos mundos, el del periodismo y las comunicaciones más anglo, clásico norteamericano y también del paradigma cultural latinoamericano con referentes como Jesús Martín Barbero, Néstor García Canclini, Valerio Fuenzalida, entre otros. La formación en ese sentido es muy completa, y tuve profesores excelentes que hoy están todavía en la academia en Cuba, otros están insertos en espacios académicos de varios países del mundo.
¿Cómo ha sido tu relación con tus estudiantes?
En las clases aprendo mucho con mis estudiantes. Me ha pasado, desde las primeras clases que había frases que no conocía, palabras específicas de acá de Chile, y lo mismo para mis estudiantes, pero con términos de Cuba, eso era una tremenda riqueza para ambos lados. Siempre trato de compartir ejemplos y situaciones de mis vivencias en Cuba, porque son contextos muy distintos cultural y comunicacionalmente hablando. También intento que mis estudiantes pongan en valor las experiencias cotidianas de sus entornos de procedencia, generando un diálogo intercultural rico y atractivo en la sala de clases.
¿Qué elementos no pueden faltar en tus clases?
Me gusta, cuando empiezo un curso, que cada uno de los estudiantes se presente, eso para mí no puede faltar. En ese sentido, me gusta generar un ambiente de confianza, lúdico y de alto rigor académico donde se fusionen la teoría con la práctica y las vivencias personales de cada estudiante. Por ello, cosas básicas como de dónde vienen o de dónde son, la edad, las expectativas que tienen con el curso, qué quisieran aprender y algún dato más personal que nos permita conocernos a todos de mejor manera son fundamentales. Eso me permite alinear las expectativas que ellos traen con los objetivos de la clase, del curso en general, generar un buen clima de aprendizaje y en la medida que avanza el semestre, poder ir construyendo un camino de crecimiento conjunto.
¿Qué haces en tus tiempos libres para divertirte?
Me encanta viajar, conocer lugares nuevos y estar en contacto con la naturaleza. Eso es lo que más me llena, me recarga de energía.
¿Qué país te gustaría visitar que aún no conozcas?
No es un país en específico, pero sí un continente. Tengo muchos deseos de conocer África, justamente por su riqueza natural y cultural y por todo aquello que aún es un misterio para mí.
¿Tienes alguna comida preferida?
De los platos típicos chilenos, me encanta el pastel de choclo, los porotos granados, el charquicán con huevo y los mariscos. Por otra parte, el café no me puede faltar, me da mucha energía y alegría. Me conecta con momentos felices.
¿Qué película recomendarías?
La última película que vi en cine y me gustó mucho fue “Días perfectos” es un drama de la vida cotidiana que te deja con muchas inquietudes, reflexiones y autocríticas sobre cómo percibimos y afrontamos nuestra existencia. El protagonista limpia baños en Japón y la película es la historia de su día a día, su cotidianidad y la mística de su felicidad que radica en pequeños detalles rutinarios. Llegué a verla por pura coincidencia y la historia me encantó. El guion, la fotografía y el tempo de la edición atrapan. La música también es espectacular, la banda sonora es demasiado linda.
A propósito de música ¿Qué tipo de música te gusta escuchar?
La música depende del estado anímico y del momento del día. Así que escucho estilos muy diversos, desde sonidos para la concentración y la relajación hasta música bailable.