CONOCE A TU PROFE | Médico y docente que sigue tan entusiasmado por su profesión como el primer día
A sus 80 años, Ernesto Guiraldes Camerati es de aquellos que habla con pasión y sabiduría sobre su profesión de médico y como académico.
Médico especialista en Gastroenterología Pediátrica y Diplomado en Educación Médica, comenzó a compartir sus conocimientos en la Universidad de Chile, luego en la Pontificia Universidad Católica para luego parar a la U. Mayor y, posteriormente, llegar en el 2020 a la Escuela de Medicina de la U. Andrés Bello, donde rápidamente se convirtió en uno de los docentes más respetados y queridos.
“Al rango de profesor accedí por primera vez en la Universidad de Chile. Al irme a la PUC, debí cumplir con nuevos atributos para llegar a ser Profesor Titular, los que involucraban determinados hitos de dedicación y logros en academia (docencia e investigación), así como en mi especialidad (actividad clínica y de extensión, y liderazgo). Es un proceso exigente, que requirió años y que culminó con el nombramiento de Profesor Titular”, explica el Dr. Guiraldes.
¿Cómo nació su gusto por la docencia?
Creció y se desarrolló en paralelo con mi pasión por aprender permanentemente y ser cada día más competente en mi profesión. Creo que ya en el internado, no había actividad que yo emprendiera en la que no tuviera presente ser parte de una entusiasta comunidad de enseñanza-aprendizaje. Luego, como residente en Pediatría, formaba parte de un equipo que, por razones de cercanía y congruencia académica con los estudiantes, éramos la primera – y más pragmática- línea de aprendizaje experiencial de estos. Además, tanto en Chile, como más tarde, en los centros del exterior donde me especialicé, tuve profesores eminentes que me inspiraron y marcaron mucho.
¿Cuál cree que es la clave para ser considerado por sus estudiantes como un “docente que inspira 2022”?
Para mí fue una sorpresa descomunal ser elegido. Pensé que alguien me estaba gastando una broma.
Podría ser que sigo tan entusiasmado por mi profesión como al principio, y como aprendo cada día algo nuevo, estoy en profunda sintonía con muchos de los estudiantes y me interesa compartirlo. Los veo como compañeros -con deberes y derechos – en la misma empresa de formarnos integralmente, sólo que los he precedido “por algunas décadas”. No tengo para nada la imagen de una dicotomía entre pregraduado y postgraduado. Para mí es una maratón continua, con numerosos hitos por superar, respecto a los cuales puedo irles advirtiendo, con el máximo respeto, y facilitando sus aprendizajes, usando mi pasada experiencia a medida que progresan.
Tuvimos una memorable experiencia en la virtualidad durante el prolongado periodo de confinamiento.
¿Qué le gusta hacer en tus tiempos libres?
Escuchar música, sobre todo. Leer sobre una gran variedad de temas, incursionar en idiomas y palabras, caminar, revisitar cine clásico, viajar, (cuando no puedo hacerlo en la práctica, lo hago virtualmente, sobre el mapa), aprender sobre gentes, sobre genética de poblaciones, actualizarme sobre estadísticas y comportamientos electorales globales (psefología).
¿Algún plato de comida preferido?
Aquellos con choclo.
Sigo tan entusiasmado por mi profesión como al principio, y como aprendo cada día algo nuevo, estoy en profunda sintonía con muchos de los estudiantes y me interesa compartirlo.
¿Qué es lo que más le gusta y disgusta de su personalidad?
Estoy teniendo cada día más claridad en delinearlo, pero en lo negativo, predominan prácticamente los mismos rasgos que quienes me conocen dicen disgustarles: impaciencia, reacciones apresuradas, hablar a destiempo. En lo positivo, reconocer que se trabaja por superarlo.
Si se encontrara con un genio de la lámpara de Aladino, ¿Cuáles serían los tres deseos que pediría?
Agua, harina y un poco de sal.
¿Qué queda pendiente en su carrera?
Lo que debo continuar haciendo hoy, antes de hacer lo de mañana, en una apretada agenda y así, semana a semana…
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