EMOL | Serendipia: Descubrimientos que ocurrieron por pura casualidad
El director del Instituto de Astrofísica de la Universidad Andrés Bello, Dr. Dante Minniti, publicó recientemente en EMOL una columna acerca de los descubrimientos casuales en la astronomía. En el texto aborda la emoción de los descubrimientos y misterios desde su propia experiencia como astrónomo, mapeando el Universo.
Una cosa que siempre me pareció fascinante es que algunos de los descubrimientos más importantes de la ciencia han ocurrido por casualidad. Hay maneras de facilitar que eso pase, ya que podemos ‘ayudar a la suerte’ simplemente abriendo nuevas posibilidades. Por ejemplo, se podría ayudar a la casualidad creando cosas muy grandes y muy nuevas, explorando otras áreas antes no observadas, lo cual, por supuesto, nos genera muchas oportunidades de descubrir sorpresas inesperadas. Y acá es donde les cuento lo que nos ocurrió con nuestro nuevo gran mapeo de la galaxia.
Planeamos con cuidado hacer imágenes profundas cubriendo un campo muy amplio del cielo por muchos años para develar la estructura interna de la vía Láctea. A este proyecto de largo aliento lo denominamos Survey VVV. Estuvimos observando por 12 años con el telescopio infrarrojo VISTA del Observatorio ESO Paranal en el Norte Grande. El VVV observó cientos de noches con el mejor telescopio infrarrojo del mundo, recopilando cientos de terabytes de información, tanto así, que tuvimos que desarrollar nuevas técnicas de minería de datos. Por ejemplo, con el profesor Javier Alonso García de la Universidad de Antofagasta y un gran equipo realizamos mediciones de miles de millones de estrellas, acumulando un gran base de datos, verdaderamente Big Data que ha sido pionera en el país. Sabíamos que había muchos tesoros en nuestra base de datos porque estábamos abriendo una ventana hacia el lado más lejano de la galaxia, donde nadie había visto antes. Igual, casi me caigo de la silla cuando aparecieron algunos objetos insospechados, unas fuentes rarísimas que no sabíamos lo que eran y las llamamos objetos WIT, cuyas siglas en inglés significan “What Is This?”.
¿Qué hace uno cuando encuentra algo inesperado? Obviamente, primero se trata de explicar el objeto novedoso, y al hacerlo la mayoría de las veces resulta que no es algo nuevo, sino que es una variante extrema de algún fenómeno ya conocido previamente. Sin embargo, hay ocasiones en donde el objeto sí es verdaderamente único. Y esa es una de las cosas más lindas que tiene la vida de un científico, es una emoción muy grande, una mezcla de sudor, alegría y adrenalina que hacen que todos los años de estudio, de trabajo duro y de sacrificios valgan la pena.
El primer objeto extraño lo descubrimos en el año 2012, con el profesor Phil Lucas de la Universidad de Hertfordshire en el Reino Unido, producto de la explosión en la estrella que llamamos WIT-01. Pero recién publicamos ese descubrimiento en 2019, después de varios años de analizar los datos y pensar sobre una posible explicación. Eso porque pasando la etapa creativa donde ocurren los descubrimientos viene una etapa más reflexiva, no menos laboriosa, donde se genera el nuevo conocimiento. Para este objeto pudimos plantear tres opciones: una explosión de una nova recubierta de polvo, la colisión de dos protoestrellas, o la más extraordinaria, que sería una explosión de una supernova en nuestra galaxia (hace más de 500 años que no se veía algo así).
Lo que comenzó siendo un descubrimiento fortuito siguió con una serie de otros descubrimientos muy variados y no menos misteriosos que el primero. Algo similar nos pasó con Roberto Saito, profesor de la Universidad Federal de Santa Catarina en Florianópolis, Brasil. Encontramos la WIT-07, que es una estrella que cambiaba de brillo como si estuviera loca, de manera abrupta y aleatoria. Las estrellas no hacen eso, y nuestro descubrimiento permitió testear distintas teorías sobre una nueva clase de objetos, cuya explicación va desde la presencia de un sistema de cometas o discos desalineados hasta la construcción de una mega estructura por alguna otra civilización. También nos ocurrió con el profesor Leigh Smith de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido. Encontramos la estrella WIT-08, que parecía una estrellita normal durante años, pero de repente desapareció por un par de meses, para volver a ser normal de nuevo por muchos años. Fue como si la estrella hubiera pestañeado inesperadamente, pero por supuesto que las estrellas tampoco hacen eso. Este sistema complejo sigue siendo un misterio, y una explicación podría ser el eclipse por un disco achatado de gas y polvo gigante.
Y claro que tenemos otro par más de ejemplos bien interesantes y complejos, cuya explicación todavía nos elude y mantiene despiertos por las noches. El punto es que no nos esperábamos ninguno de esos descubrimientos. Pero de eso se trata: ayudar a que la casualidad esté a nuestro favor, embarcándonos en grandes experimentos como el Survey VVV y manteniendo la mente abierta para poder reconocer los eventos potencialmente importantes. Encontrar cosas nuevas en el Universo nos hace remecer los cerebros y así podemos progresar en Astronomía, pasito a pasito, o si tenemos suerte, a zancadas.
Dr. Dante Minniti, director del Instituto de Astrofísica de la Universidad Andrés Bello