Ciper Chile | La sala de clases que necesitamos

En una columna conjunta para CIPER, el Dr. René Valdés, académico de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, UNAB Sede Viña del Mar, y Carmen Gloria Garrido, directora de la Escuela de Educación UNAB, reflexionaron sobre la importancia de repensar el sistema educativo chileno. Abogaron por una escuela más inclusiva, lenta y sensible, donde el aula de clases sea un espacio de posibilidades, integral, crítico y con amor.

En agosto, el Ministerio de Educación organizó el Congreso Pedagógico y Curricular, un evento clave para debatir sobre el currículum escolar y cómo y dónde aprenden los estudiantes. Ambos académicos argumentaron que este congreso plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de la educación en el país.

Los expertos en educación hicieron énfasis que es hora de repensar la escuela y el aula de clases. Actualmente, está marcada por la racionalidad económica, donde la competencia entre instituciones y las pruebas estandarizadas dictan el rumbo. La presión por los resultados a menudo se traduce en un enfoque reducido y restrictivo en las salas de clase.

Esta visión no refleja necesariamente lo que los educadores creen que debe ser una experiencia de aprendizaje. Los profesores entienden que la escuela es un lugar de palabras, presencia, gestos y experiencias únicas. Es un espacio de singularidades, donde no se puede reducir todo a métricas y estándares.

Sin embargo, la actualidad impone un itinerario rígido en el que se espera que la escuela se ajuste a conceptos como competencias, productos y resultados. Esto plantea preguntas importantes sobre el rumbo de la educación en el país.

Los académicos proponen construir una escuela más lenta, que acepte esta característica como una parte natural del aprendizaje. En este enfoque, el currículum debe ser digerido y no simplemente «pasado». Además, abogan por un espacio que fomente la música, el arte y el deporte, actividades que contribuyen a la expresión de emociones y al desarrollo de valores como el compañerismo.

La identidad de la escuela también debe cambiar, priorizando el cuidado, la mirada limpia y la inclusión. Debe ser un lugar donde se promueva el encuentro pedagógico y se hable más de enseñanza que de aprendizaje. Un espacio sensible, abierto a todos y capaz de crear experiencias que inspiren a los estudiantes a mirar el mundo de manera crítica y apreciativa.

Visite la nota completa en Ciper Chile, 28 de septiembre del 2023.