Científico chileno descubre una nueva familia de drogas que podrían usarse en varias enfermedades
Dr. Rodrigo Aguilar, académico del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la U. Andrés Bello, desarrolló una importante investigación sobre el rol de unas moléculas biológicas denominadas "ARNs largos no codificantes”, lo que permitiría aliviar una serie de enfermedades y que fue publicada en la prestigiosa revista científica Nature.
Los ARNs son moléculas biológicas que transitan entre el núcleo de las células (que es donde se almacena la información) y los territorios donde se ejecutan los procesos biológicos, como el metabolismo.
Durante mucho tiempo se creyó que los ARNs sólo cumplían roles de intermediarios, es decir, llevando información de un lugar a otro como un “mensajero». Sin embargo, hoy sabemos que los ARNs son imprescindibles para ejecutar múltiples funciones dentro de las células, incluso de forma autónoma.
Enfermedades metabólicas, neurológicas, musculares y varios cánceres tienen su origen en funciones alteradas de ARNs y creemos que un grupo importante pueden ser aliviadas si corregimos defectos en estas moléculas.
Tras un arduo trabajo de 6 años, el Dr. Rodrigo Aguilar, académico del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la U. Andrés Bello, lideró un proyecto en el cual descubrió drogas contra ARNs en una colaboración que incluyó a la Universidad de Harvard, el Hospital General de Massachusetts y Merck, una de las compañías farmacéuticas principales del mundo.
“Junto con un equipo de químicos y biólogos, adaptamos tecnología de la compañía de forma de poder identificar drogas que se unieran a ARNs que yo producía en el laboratorio. Hacia mediados de 2016, ya teníamos una forma confiable de detectar drogas contra ARNs, pero esto aún necesitaba pasar una prueba de fuego: debíamos demostrar si esto funcionaba en células, que es donde los ARNs hacen realmente su trabajo”, explicó el científico.
“El problema es el siguiente: si ustedes van a la farmacia para aliviar una enfermedad que padecen, no encontrarán ningún medicamento dirigido directamente contra ARNs fallado, porque para la industria farmacéutica ha sido tremendamente complejo hacer drogas contra este tipo de moléculas. Aunque quisiéramos, los ARNs son rebeldes para estudiar y la tecnología disponible (hasta alrededor de 2015) no permitía identificar drogas uniéndose a ARNs. Esto se traduce en que enfermedades causadas por fallas en ARNs no pueden ser aliviadas ni curadas”, explica el experto.
El grupo de científicos trabajó para demostrar que las drogas identificadas en la farmacéutica funcionaban en células aisladas. “Nuestra alegría fue grande al ver, por ejemplo, que una droga que se unía específicamente a una ARN que se presenta sólo en células de hembra, podía bloquear la función de este ARN y en consecuencia prender una serie de genes que normalmente se encuentran apagados. La misma droga no hacía nada en células de machos, porque el ARN no se encuentra en células de machos”, dice el académico UNAB.
“Entre 2020 y 2021 dimos un paso más allá: los ARNs son moléculas tan pequeñas, que ni siquiera se ven al microscopio. Sin embargo, un equipo la Universidad de Lethbridge en Canadá, nos ayudó a determinar cuál es la forma tridimensional de nuestros ARNs. Incluso pudimos ver cómo afectaba la droga a esta estructura de la molécula, algo que nunca habíamos visto”, agrega.
En definitiva, tras 6 años, el Dr. Rodrigo Aguilar y el equipo demostraron que es posible adaptar la tecnología disponible en una industria farmacéutica para encontrar drogas que se unen a moléculas para las que no había drogas identificadas e incluso pudieron ver la forma de esas moléculas.
“Nosotros esperamos que estos hallazgos inspiren a otras farmacéuticas e investigadores realizar una búsqueda sistemática de drogas contra ARNs involucrados en enfermedades humanas y de esta forma traer esperanza y solución a varios problemas de salud para los que no había respuesta”, subrayó el académico del Instituto de Ciencias Biomédicas de la UNAB y miembro del Claustro del programa de Doctorado en Biomedicina de esta casa de estudio.