Académica UNAB investiga cómo circula el conocimiento científico en Chile
“¿Rearticulando la producción científica? Un estudio cualitativo sobre los ajustes y disidencias en los circuitos íntimos del oficio” se titula el proyecto Fondecyt Regular de la Dra. Carla Fardella, profesora de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB.
En Chile la producción de conocimientos científicos en los últimos 10 años ha tenido un crecimiento acelerado. El promedio de producción de papers de los países de la OCDE es de 2,8. Chile publica 2,4, con un tercio del presupuesto.
A raíz de esta situación, la Dra. Carla Fardella, profesora de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB, junto a dos investigadores de la Universidad, Claudio Broitman y Fernando Valenzuela (coinvestigadores), analizan como la produccion científica no necesariamente avanza de la mano con una mayor circulación social del conocimiento.
La doctora explicó que “las universidades de Chile brindan diferentes incentivos a sus investigadores para elevar su productividad científica, pero no para divulgarla”.
¿Cómo estudiar el flujo del conocimiento científico?
Los investigadores de este proyecto realizarán un estudio de caso en donde abarcarán tres programas del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile. El primero son las startup con bases científicas (que son flujos del conocimiento científico de academia a industria) donde abordarán cómo se diseña, cómo se ejecuta y cómo se evalúa la política de éstos. Además, analizarán el estudio de un programa que se llama Ciencia Pública, que es una investigación de apropiación social de la ciencia. El tercero es un estudio clásico de ciencia en la Universidad.
“Es súper interesante ver cómo la ciencia sale de las Universidades porque en Chile el 80% de las personas con doctorado están contratadas por las casas de estudios superiores. Esta situación es problemática porque las universidades producen ciencia de manera muy uniforme. En otros países solo el 40% de los doctores están en las Universidades. Cuando la ciencia se produce solo en estos establecimientos lo que tenemos es una producción científica uniforme, homogénea y, además, diseñada bajo los cánones de la educación superior. Podríamos pensar que, si la ciencia se produjera en los museos o en las bibliotecas con otros cánones y con otras formas de gestión tendríamos ciencia a lo mejor más conectada con la realidad, ciencia más fácil de ser apropiada socialmente o incluso por la industria”, reflexionó Fardella.
Para los investigadores el mayor esfuerzo de este proyecto se centrará especialmente en la metodología porque esta iniciativa se focaliza en la pregunta ¿cómo estudiamos empíricamente el flujo del conocimiento?
“La ciencia no tiene valor cuando está encerrada en un computador, en un paper o en una oficina. Este proyecto propone, que más que producir artículos científicos o patentes, lo que tenemos que hacer es generar indicadores para medir la circulación del conocimiento científico”, concluyó la doctora.