Académica detalla la relevancia de los equipos de Terapia Ocupacional en unidades críticas durante el COVID-19
Lía Castillo, académica de la Escuela de Terapia Ocupacional de la U. Andrés Bello, trabaja en la Clínica Red Salud Vitacura, ex Tabancura, donde las atenciones en el recinto fue casi en un 90% de pacientes contagiados. Esta es su experiencia que comparte con sus estudiantes.
“Ha sido una experiencia bien intensa en términos emocionales y llena de aprendizajes”, abre el diálogo Lía Castillo, académica de la Escuela de Terapia Ocupacional de la U. Andrés Bello, para comenzar a relatar su experiencia en la primera línea contra el COVID-19.
“Antes que la clínica comenzara a recibir personas contagiadas, comenzamos a prepararnos con capacitaciones en los meses de enero y febrero, relacionadas a los equipos de protección personal que debíamos usar para realizar las atenciones y así evitar contagio. En ese momento como equipo de TO no dimensionábamos la cantidad de personas que íbamos a tener que atender contagiadas en los siguientes meses. En algunos meses nuestras atenciones en la clínica fueron casi en un 90% de pacientes contagiados. Ya sea en fase aguda en unidades críticas o bien en fase secuelar”, agrega.
¿Cómo fue el momento que comenzaron las atenciones?
Al comenzar con las atenciones directas a personas contagiadas en unidades críticas, hubo mucho miedo por la posibilidad de contagiarnos y con ello contagiar a nuestra familia. Debíamos ser muy rigurosos con los protocolos de uso de protección personal y nos tomaba más tiempo de lo normal cada atención. Además, como los equipos eran tan aparatosos y nos cubrían casi por completo, generaba un impacto en las personas que atendíamos y hacía más complejo el vínculo terapéutico, por lo que también debimos integrar estrategias para que esto no fuera una barrera en nuestras intervenciones.
«Nosotros como terapeutas que estábamos mediando esta intervención, sin duda que también nos conmovía. Este tema fue muy relevante de abordar como equipo, ya que nos pasó muchas veces que la emoción con los usuarios y sus familias nos ganaban y fue imposible no vincularse. La carga emocional posterior a esto fue muy potente. Entre los colegas del equipo nos ayudó mucho conversar de estas experiencias, hacernos contención, e ir buscando estrategias para tener un mejor manejo en estas intervenciones».
¿Hubo contagios?
El equipo de profesionales de rehabilitación no estuvo exento de contagios pero afortunadamente fueron pocos los contagiados y no tuvieron síntomas graves. La clínica se encargó de hacernos los test PCR en caso de sospecha de contagio y debíamos estar fuera hasta los resultados. A medida que se desarrollaba la pandemia, los equipos de Terapia Ocupacional de diferentes servicios de salud del país comenzamos a comunicarnos, creando una red para dialogar sobre las intervenciones con las que podíamos aportar, capacitarnos y compartir experiencias, lo que fue muy enriquecedor y un apoyo tremendo.
¿Ha tenido algún momento crítico con algún paciente que pueda compartir?
Los momentos que recuerdo como más intensos, están ligados a las intervenciones orientadas en retomar el contacto de los usuarios con la familia. Desde el equipo de Terapia Ocupacional, nos encargamos de coordinar videollamadas con las familias, quienes habían perdido contacto con su familiar desde el ingreso a hospitalización, dado que por pandemia las visitas están suspendidas. La familia sólo obtenía información a través de llamadas a la estación de enfermería. Por otra parte, las personas hospitalizadas, dada la deprivación propia del contexto de hospitalización más el aislamiento social por la pandemia, generaba un impacto significativo a nivel emocional y también cognitivo. Por lo tanto, las videollamadas fueron muy importantes para revertir este escenario. Permitían reconectarse con personas significativas, con su realidad e historia. Estos momentos fueron muy conmovedores para los usuarios y sus familias. Nosotros como terapeutas que estábamos mediando esta intervención, sin duda que también nos conmovía. Este tema fue muy relevante de abordar como equipo, ya que nos pasó muchas veces que la emoción con los usuarios y sus familias nos ganaban y fue imposible no vincularse. La carga emocional posterior a esto fue muy potente. Entre los colegas del equipo nos ayudó mucho conversar de estas experiencias, hacernos contención, e ir buscando estrategias para tener un mejor manejo en estas intervenciones.
¿Qué podría transmitirles a sus estudiantes respecto a su experiencia en este periodo de pandemia?
La pandemia confirmó la relevancia de los equipos de Terapia Ocupacional en unidades críticas y de hospitalización. En muchos servicios de salud del país aumentó la demanda de las atenciones de Terapia Ocupacional y se requirió integrar profesionales al staff, por lo que las plazas de trabajo aumentaron. Como Terapeutas Ocupacionales con nuestra intervención colaboramos al proceso de humanización de la atención en UPC. El ambiente hospitalario en sí es poco amigable, sumado a la pandemia generó un escenario de importante aislamiento social. Nuestras intervenciones orientadas a volver a escuchar la voz de sus familiares, o bien centradas en la historia e intereses de las personas, apoyaron significativamente los procesos de recuperación.