12 Diciembre 2024

VOZ DEL EXPERTO | Vacaciones neurodivergentes

Nuevas rutinas, calendarios y participación familiar, es lo que propone la académica de la Escuela de Fonoaudiología de la UNAB Claudia Figueroa, para evitar desregulaciones ante la falta de la organización habitual.

Las vacaciones de verano representan un desafío para promover actividades saludables que enriquezcan el desarrollo cognitivo, emocional y físico de los niños y niñas. Por lo anterior, la ruptura de las rutinas escolares puede propiciar conductas disruptivas o hábitos sedentarios, especialmente en menores neurodivergentes, quienes pueden verse afectados por la falta de estructuras predecibles.

Para evitar estas situaciones y fomentar un desarrollo integral, la académica de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello Claudia Figueroa, indica que “puede resultar efectivo establecer diversas estrategias, tales como rutinas diarias que se pueden personalizar junto con el menor, aunque estén en la casa, diseñar actividades que promuevan el aprendizaje, apoyar en las labores domésticas, e incluso organizar un tablero con horarios, lo que puede ser una excelente herramienta para inculcar independencia, organización y determinación”.

Las vacaciones son ideales para integrar juegos y actividades que incluyan a amigos o familiares y actividades físicas al aire libre. Esto no solo estimulan el desarrollo físico, sino también habilidades sociales como la interacción y la imitación de conductas positivas. Además es importante evitar exponer a menores con sensibilidades sensoriales a ambientes ruidosos o muy concurridos. En su lugar, es mejor practicar deportes dirigidos como natación o clases organizadas.

Ya que están todas más horas en casa, es ideal fomentar actividades familiares como cocinar, pintar, jugar juegos de mesa o ver películas. Esto fortalece los vínculos afectivos y fomenta habilidades como la comunicación y la autorregulación

La académica recomienda “intercalar estas actividades durante la semana ayudar a mantener el interés y el compromiso de los menores y la clave está en estructurar estas actividades en un calendario programado por los padres, y de apoco poder incluir la participación de los menores en la planificación. En ocasiones resulta muy bueno introducir incentivos, como permitir que el menor elija una actividad semanal al cumplir con las metas establecidas, reforzando su sentido de logro y motivación”.