VOZ DEL EXPERTO | La realidad del párkinson en Chile
Actualmente en Chile afecta principalmente a personas mayores, ha aumentado la tasa de mortalidad en pacientes diagnosticados y es más frecuente que se presente en hombres que en mujeres.
La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa progresiva multisistémica que afecta a personas principalmente en los últimos años de vida. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común a nivel mundial, con una incidencia y prevalencia en aumento junto con la demografía de la población. La prevalencia aumenta con el avance de la edad tanto en hombres como en mujeres.
La prevalencia de la enfermedad de Parkinson en Chile es de 160.7 por cada 100,000 habitantes, con una incidencia de 23.7 por cada 100,000. Las tasas de mortalidad han aumentado, lo que podría deberse a una mejor capacidad diagnóstica o a un aumento real en la incidencia de la enfermedad. La prevalencia es ligeramente mayor en hombres y aumenta significativamente con la edad. Estos datos son cruciales para planificar estrategias de salud pública y mejorar la atención a los pacientes con Parkinson en Chile (1, 2 y 3).
La directora de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello Lidia Castillo Mariqueo frente al escenario actual de la enfermedad indicó que “en nuestro país se encuentra envuelta en una variedad de paradigmas y estigmas sociales que impactan tanto a las personas que presentan la enfermedad como a sus familiares y cuidadores”.
Lo anterior ha propiciado la subestimación de otros síntomas de igual importancia, tales como “trastorno del sueño, trastornos gastrointestinales, trastornos autonómicos, trastorno cognitivo y de la conducta (demencia por cuerpos de Lewy), que también constituyen una parte importante de la enfermedad”, agrega la académica.
Como se entiende la enfermedad
Actualmente el párkinson, que fue descrita por primera vez por el médico inglés James Parkinson en 1817, se ha concebido tradicionalmente como un trastorno que afecta exclusivamente la movilidad, caracterizado por síntomas motores como temblores y rigidez.
La ausencia de entendimiento acerca de la complejidad de la EP puede conducir al aislamiento social y a la discriminación, dado que los síntomas no motores suelen ser inadvertidos o malinterpretados por la sociedad. La prevalencia de la EP con individuos de edad avanzada fortalece estereotipos que desconocen la realidad de los pacientes más jóvenes, contribuyendo a su invisibilizarían y obstaculizando su integración social y laboral
Rehabilitación
A pesar de ser una enfermedad degenerativa, EP ha experimentado avances significativos en los últimos años en la rehabilitación, incorporando enfoques multidisciplinarios y tecnologías innovadoras para mejorar la calidad de vida de las personas. “Podemos destacar las terapias no farmacológicas como kinesiología, fonoaudiología, terapia ocupacional y nutrición, que contribuyen en la funcionalidad e independencia, complicaciones secundarias, participación social activa, entre otras”, describe la docente.
“En tanto los cuidadores desempeñan un papel fundamental para asegurar no solo el bienestar físico de las personas con la enfermedad, sino también su estabilidad funcional, emocional, social”, asegura Castillo, ya que es una enfermedad progresiva y compleja que afecta múltiples dimensiones de la vida, la presencia de un cuidador informado y comprometido marca una gran diferencia en la calidad de vida de las personas.