VOZ DEL EXPERTO | Especialistas advierte sobre el uso de bloqueadores de carbohidratos para bajar de peso
Los bloqueadores de carbohidratos prometen reducir la absorción de calorías y ayudar en la pérdida de peso. Sin embargo, según química farmacéutica, sus efectos secundarios y falta de evidencia sólida generan dudas sobre su seguridad.
Los bloqueadores de carbohidratos, también conocidos como bloqueadores de almidón, se han vuelto populares como suplementos alimenticios, prometiendo inhibir la descomposición de almidones y, por lo tanto, reducir la absorción de calorías.
A primera vista, estos productos parecen ser una solución atractiva para quienes buscan perder peso sin modificar radicalmente su dieta. Sin embargo, Andreia Villarroel, académica de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello, advierte sobre las limitaciones y riesgos asociados con su uso.
El mecanismo de acción de estos bloqueadores suena prometedor: impiden que los almidones se descompongan en azúcares simples, evitando así el aumento de glucosa en sangre y el almacenamiento de calorías en forma de grasa.
Sin embargo, Villarroel advierte que la mayoría de los estudios que respaldan estos efectos se centran en un suplemento específico derivado del frijol blanco, “muchos de estos estudios han sido financiados por la misma industria que comercializa los productos, lo que genera un conflicto de interés y pone en duda la validez de los resultados”.
Efectos secundarios de bloqueadores de carbohidratos
Además, los efectos secundarios no son despreciables. Según Villarroel, «los usuarios de estos bloqueadores pueden experimentar diarrea, hinchazón, flatulencia y dolor abdominal«. Pero lo más preocupante es el riesgo de hipoglicemia, especialmente en personas que ya toman medicamentos o suplementos para controlar el azúcar en sangre.
A pesar de que algunos estudios reportan una pérdida de peso promedio de cerca de 2 kg, la académica sugiere que estos resultados deben tomarse con cautela, “estos estudios están influidos por sesgos importantes, y los beneficios aparentes no justifican los riesgos”.
Por lo tanto, Andreia Villarroel enfatiza en que la recomendación más segura y respaldada por la evidencia sigue siendo adoptar una dieta equilibrada y adaptada a las necesidades individuales de cada paciente, en lugar de recurrir a soluciones rápidas y potencialmente riesgosas.