Voz del experto| Cristian Valderrama: La Terapia Ocupacional y el valor de la diferencia
El académico de la carrera de Terapia Ocupacional de la sede Concepción Unab plantea una reflexión en torno a la diversidad cultural y el desarrollo. Apunta a que la profesión debe tener un papel protagónico en la creación de espacios de convivencia basadas en valores como la solidaridad, la dignidad y la libertad colectiva.
Pensar en la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo establece un desafío a nuestra sociedad. Esto, dice el académico de Terapia Ocupacional de la Universidad Andrés Bello sede Concepción, Cristian Valderrama, » ya que invita a pensar que el desarrollo es una consecuencia positiva de una ciudadanía capaz de respetar y reconocer las diferencias de todo tipo: de géneros, de razas y etnias, de edades e intergeneracionales, de aquellos/as que se encuentran en situación de discapacidad, de clase social, entre otras.
Para un verdadero y genuino dialogo intercultural, es decir, un espacio en búsqueda de acuerdos entre grupos sociales que son iguales por el hecho de ser seres humanos y al mismo tiempo, diferentes porque sus identidades se han construido a partir de historias de desigualdad, requiere que los interlocutores se sienten a la mesa en igualdad de condiciones, especialmente en lo relacionado a la capacidad de decidir sobre el modo en el que anhelan vivir. Sin duda es una tarea titánica pero necesaria para cimentar un mundo más justo, inclusivo y que considere la diferencia como un valor constructivo.
Rol de la Terapia Ocupacional
La Terapia Ocupacional se interesa por la funcionalidad de las personas en su vida cotidiana, y por sobre todo, en generar las condiciones necesarias para la inclusión social de aquellos/as que históricamente han sido vulnerados/as. Por tanto, tiene una responsabilidad ética importante en aportar a la transformación social necesaria para el propósito mencionado anteriormente; trabajando para disminuir los estigmas y prejuicios que provocan la discriminación, construyendo espacios de convivencia basadas en valores como la solidaridad, la dignidad y la libertad colectiva, creando una comunidad que permita la participación de todos y todas, en los distintos ámbitos de acción de la profesión: salud, educación, protección social, justicia y trabajo.