24 Mayo 2022

UNAB UN MUNDO ABIERTO | ¿Comes carne? Atención con el impacto que realizas al medio ambiente

Expertos en nutrición y medio ambiente de la Universitat de Vic, España dictaron una charla en la UNAB, donde ilustraron sobre la importancia del consumo de carne y la relación que tiene con el impacto ambiental.

sello mundo abierto

La Universidad Andrés Bello y la Universitat de Vic – Universidad Central de Cataluña, realizaron el Webinar: “Comer puede cambiar el mundo”, charla online que explicó detalladamente el impacto que genera el consumo de carne y cómo éste afecta el medio ambiente por la industria cárnica y el uso de los recursos naturales como suelo y agua.

En la instancia, desde España, Anna Vila Martí, una de las expositoras, diplomada en Nutrición Humana y Dietética, licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y doctora en Nutrición y Metabolismo por la Universidad Rovira y Virgili, explicó que el consumo de carne está asociado a patrones culturales, es decir, “es una tradición comer carne”.

La experta detalló que el aporte del consumo de carne animal para el ser humano, es importante dado a la cantidad de nutrientes tales como: vitamina B12 para el sistema nervioso, proteínas con aminoácidos esenciales, Fe (Hierro), transporte de oxígeno a los tejidos, Zn (Zinc), reproducción y reparación de heridas, Se, antioxidante y reparación de ADN, grasa, energía y ácidos grasos esenciales, los cuales son indispensables para el buen funcionamiento del organismo.

¿Comemos demasiada carne?

Según lo que pudo evidenciar Anna Vila Martí en la audiencia del webinar sobre el consumo de carne, la cifra se acerca a la muestra a nivel nacional, la que efectivamente arroja que el consumo de carnes rojas asciende a 3 a 4 veces por semana, valor que están dentro de la medición presentada y que se encuentran en la media de los países de alto consumo de carne.

 

Siguiendo el modelo de alimentación la pirámide mediterránea, establece que se debería comer carnes blancas dos veces por semana, mientras que, las carnes rojas, se establece y aconseja dos raciones por semana.

El crecimiento demográfico y aumento del consumo de carnes

La carne es una fuente de alimento tradicional.  En el gráfico se evidencia que en un contexto de población creciente de 6,83 billones de personas en 2010; aumentará a 8,1 en 2020.

Además, del aporte nutricional es fuente de:

  • Energía: Animales de tiro, transporte, trabajos en el campo, combustible.
  • Fibras: Lana, cuero, etc.
  • Fertilidad y recirculación de nutrientes: Agricultura y pasto (estiércol).
  • Ahorros: Movilidad, capacidad de crecer y reproducirse, se convierten en un buen activo.
  • Estatus social e identidad cultural: Riqueza y pobreza definida en torno al tamaño del rebaño.

Ganadería y sostenibilidad ¡Atención con el medio ambiente!

Otro de los expositores, fue Feliú López Gelats, doctor en Ciencias Ambientales por la Máster en Agroecología y Máster en Gestión Ambiental y Economía Ecológica por la Universidad Autónoma de Barcelona, explicó el por qué la ganadería es una gran consumidora de recursos. Enfatizando que esta industria genera una alta emisión de gases efecto invernadero, debido a la gestión de rumiantes, gestión de estiércol, cambio uso de suelo.

Además, reveló que el 18 y el 51% del total de los gases efecto invernadero, emitidos por las personas – origen antropogénico- el crecimiento y engorde de las reses está asociado al trabajo con los animales.  El impacto de este sector implica, uso de tierras, agua y disrupción en los ciclos del nitrógeno y fósforo.

“Estamos delante de un sector con impactos ambientales importantes, porque para obtener un kilo de carne porcina, se emiten, 4,8 Kg de CO2., mientras que, por 1 Kilo de papas, se emiten 0,14 Kg.”, declaró López Gelats.

El experto añadió que, “para obtener 1 kilo de ternera, se necesitan más de 15 mil litros de agua, mientras que, por 1 Kilo de manzanas, no se llega a los 700 litros, en esta diferencia hay que pensar que, en esta medición, se incluye el proceso que toma generar la carne, no sólo el uso del agua para que beba el animal o uso de pasto”.

En tanto, las cifras siguen desfavoreciendo al planeta, dado que el consumo de energía, en promedio 25Kcal, de energía fósil, se utiliza por cada Kcal de carne producida, en comparación con las 2,2 Kcal, por productos vegetales.

“Creemos que la referencia es de 2 o 3 órdenes de magnitud. Si matizamos el consumo de tierra, el 30% de tierra en su conjunto está usada para la producción animal, ya sea que pasten reses o para alimentarlas, es un 30% de la superficie, por tanto, la relevancia de uso de recursos que hace este sector y, que por tanto exigimos al sistema cuando comemos, más o menos carne es relevante” detalló el experto.

Impacto en la salud

Durante la charla, ambos expertos precisaron que el consumo de carne también se asocia con la pérdida de la salud.  Tanto la carne roja procesada como la sin procesar, estarían directamente relacionadas con un impacto en la mortalidad en la población o con la aparición de enfermedades como, cáncer colon rectal, padecimientos coronarios y diabetes entre otras.

Cabe señalar, que el consumo mundial de carne por persona diario es de 100 gramos. En países industrializados la cifra alcanza a 224 gramos por día, mientras en países empobrecidos a 47 grms. Por lo que algunas organizaciones recomiendan que el consumo de carne se reduzca a 90 gramos por día.

En términos de nutrición, la presencia de la proteína animal no quedó fuera, Anna Vila Martí, presentó la Eat Lancet- Comission, la que planteó un modelo de plato de comida, el que distribuye los diferentes tipos de alimentos y la ingesta ideal de éstas.

Para tener un buen equilibrio, se propone que, de forma permanente, la mitad de los alimentos sean frutas y vegetales y la otra mitad debería estar repartida entre granos, productos lácteos, proteínas de origen animal y otros.

Según el reporte de Eat Lancet Dieta, indica que en Chile se consumen a próximamente 127 gramos de carnes rojas, estando dentro de la categoría de países de alto consumo cárnico, no obstante, por debajo de Argentina con 181 gramos.

Uno de los países de alto consumo, lo lidera Estados Unidos, con 185 gramos de carnes rojas, más 153 gramos de consumo de carne de pollo. En tanto, en China o India el consumo es bajo por la disminución de carne, pero, además por el patrón alimenticio de esos países.

¿Cómo podemos solucionar y bajar el consumo de carne?

En la actividad y tras los datos revelados, los académicos presentaron una serie de propuestas:

  1. Consumir preferentemente carnes blancas por carnes rojas:

Se recomienda consumir carnes blancas de 2 a 4 veces por semana.  Su contenido calórico es inferior a las carnes rojas y su grasa es más fácil de retirar. Es buena fuente de proteínas y vitaminas. Es más fácil de digerir.

En cuanto al consumo de carne roja, se recomienda de 1 a 2 veces por semana.  Tiene mayor contenido de grasa. En definitiva, bajar su consumo, dado que la ingesta elevada se relaciona con la presencia de hígado graso no alcohólico, la obesidad y enfermedades digestivas y cáncer.

Además de indicar que cada ración de consumo debe equivaler a 100 gramos como máximo.

  1. Importancia de la procedencia para consumir carne:

Privilegiar carne de ganado que haya pastado por sobre la ganadería industrial. Por una res, son 18 kilos de carne de proteína. El sector ganadero industrial, los animales se alimentan de proteínas con granos para hacerlos crecer.

  1. Alternativas a la proteína animal:

Favorecer el consumo de legumbres, son importantes para el desarrollo humano, tanto así que las Naciones Unidas, las conmemora su día el 10 de febrero.  Desde los años 60 en España -país similar a Chile- ha bajado considerablemente su consumo, de 13 a 3,1, kilogramos.

 

 

Otra fuente de alimentación, se considera “la carne de laboratorio”, la que se genera a través del cultivo de la piel de la vaca. Se obtiene un trozo de carne muy similar a la normal, la que se puede utilizar en productos procesados.

Consumo de insectos. Uno de los factores culturales para su consumo es el cultural. En occidente no son conocidos, sin embargo, en países como Vietnam, existen mercados donde comprarlos y consumirlos. Algunos estudios, los han dado a probar de forma camuflada a través de la harina para realizar otros productos, ahí el producto se ingiere de forma más fácil.

Micoproteínas. A través de un hongo, los científicos simulan una pechuga de pollo, se le denomina “micoproteínas”, la que tiene similitud con una pechuga de pollo, por ejemplo. También existen tipos de hamburguesa con proteína de guisantes texturizado.

Estas alternativas pueden sustituir alguna de las alternativas de las ingestas de carne y así reducir el impacto ambiental.

 

Una cadena de valor

Entender el consumo de alimentos y su relación con el medio ambiente es una de las tareas que la academia está desarrollando actualmente. Para ello, existen especializaciones como el Máster en Alimentación y Sostenibilidad, impartido por la Universitat de Vic, el que alinea todos los factores de la nutrición.

Miriam Torres Moreno, diplomada en Nutrición Humana y Dietética, Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y doctora en Nutrición y Metabolismo y actual decana de la Facultad de Ciencias de las Salud y el Bienestar de la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña, explicó en profundidad la importancia de especializarse en esta materia.

“Es fundamental que los nutricionistas y especialistas aprendan a conocer el sistema agroalimentario, principalmente a través de su cadena de valor, desde cómo se producen los alimentos,  se transforman por diferentes sectores, cómo se distribuyen, comercializan  y como se consumen”, comentó.

“Si bien sabemos la forma en que se producen, transforma, comercializan y se consumen los alimentos, además, de cuánto estamos perdiendo en esta cadena de valor. Hoy estamos viendo como este sistema está afectando la salud de las personas y el planeta en términos de sostenibilidad, por lo que ser un aporte permitirá asegurar la salud y la calidad de vida, tanto del ser humano como del planeta”.

Finalmente, indicó que, “esta una formación -nutrición- que se ha orientado en muchos aspectos relacionados en la salud y la alimentación, sin incluir el medio ambiente. Para ello, se ofrece la posibilidad de especializarse con el Master Oficial en Alimentación y Sostenibilidad, para que sean profesionales capaces de promocionar la salud a través de la alimentación saludable y sostenible”, finaliza.

 

 

Escrito por Carolina Alburquenque