06 Enero 2025

La Tercera A Bordo | Innovación chilena: el gas en polvo que alarga la vida de las frutas de exportación

El equipo detrás está compuesto por Rubén Polanco, director de la Escuela de Biociencias e investigador del Centro de Biotecnología Vegetal (CBV), Danilo González, director del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (CBIB), y Yorley Duarte, investigadora del CBIB. Los tres académicos de la Universidad Andrés Bello (UNAB) han liderado la elaboración de esta tecnología desde sus primeras etapas. 

Progresivamente, la tecnología ha demostrado ser una herramienta clave para enfrentar los desafíos del sector agrícola. En un lugar como Chile, donde la agroexportación es una de las principales actividades económicas, la incorporación de soluciones sustentables puede marcar la diferencia no solo en términos de productividad, sino también en el compromiso con el medio ambiente. Con eso como contexto, el gas en polvo surge como una innovación que busca optimizar la conservación y transporte de productos agrícolas, poniendo al país a la vanguardia de la biotecnología aplicada. 

El desarrollo de esta iniciativa no solo ha revolucionado la agroexportación chilena, sino que también le ha valido a su equipo creador el Premio Avonni 2024 en la categoría de Recursos Naturales y Medio Ambiente. Este galardón, uno de los mayores reconocimientos a la innovación en Chile, destaca el impacto del proyecto en la sustentabilidad y la productividad del sector agrícola.  

El equipo detrás está compuesto por Rubén Polanco, director de la Escuela de Biociencias e investigador del Centro de Biotecnología Vegetal (CBV), Danilo González, director del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (CBIB), y Yorley Duarte, investigadora del CBIB. Los tres académicos de la Universidad Andrés Bello (UNAB) han liderado la elaboración de esta tecnología desde sus primeras etapas. 

Según Rubén Polanco, del Centro de Biotecnología Vegetal de la UNAB, la idea surge de una conversación entre los tres académicos de la casa de estudios hace más de 10 años. Este encuentro fue clave para el desarrollo de la tecnología y reunió una mezcla de capacidades científicas que van desde la agronomía, la química y la microbiología. 

Un mercado innovador 

Sobre la sostenibilidad, González asegura que la implementación masiva de esta tecnología podría tener un impacto ambiental significativamente menor que otros productos existentes en el mercado: “El sistema está diseñado con biopolímeros biodegradables, lo que garantiza que los residuos se descomponen de manera natural al final de su vida útil, evitando la acumulación de desechos no biodegradables en el medio ambiente”. 

Yorley Duarte, investigadora del CBIB, refuerza la idea que, como el producto está hecho a base de polímeros biodegradables, no se utiliza plástico como sí sucede en sistemas de exportación con otros sistemas. “Es un compuesto antifúngico de origen biológico, que incluso se usa en alimentos y eso lo vuelve algo totalmente inocuo y no va a afectar a la salud de los consumidores”, explica la profesional.

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