¿Necesita cambios nuestro sistema electoral? El 86% cree que sí
El Centro de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello realizó un sondeo para conocer la percepción de la ciudadanía sobre el sistema electoral, discusión que quedó pausada debido a la crisis sanitaria, pero que resurgirá con el plebiscito constitucional.
Si bien en estos momentos la pandemia del coronavirus COVID-19 es la mayor preocupación en el país, hay un tema importante y transversal que sigue latente y retomará fuerzas cuando se vuelva a la discusión por el cambio a la Constitución y el consiguiente plebiscito: la crisis del sistema político.
A raíz de esto, el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB) realizó a principios de mayo un sondeo de percepción sobre sistema electoral, estudio cuantitativo no probabilístico dirigido a mujeres y hombres mayores de 18 años de las 16 regiones del país, alcanzando una muestra total de 1.864.
“Aunque evidentemente en estos minutos lo más relevante es la salud de los chilenos, creemos que también es necesario entender nuestros problemas estructurales para poder resolverlos”, explica el director ejecutivo del Centro de Políticas Públicas UNAB, Gonzalo Valdés.
De esta forma, el sondeo tuvo como objetivo averiguar si la forma en que funciona el sistema electoral en Chile se adecúa a la cultura ciudadana. “La política difícilmente puede funcionar de forma adecuada si la ciudadanía considera injusta la forma en que elegimos a los políticos”, expresa Valdés.
En primer lugar, el sondeo reflejó que un 86% de los encuestados se muestra de acuerdo con cambiar la forma en que se eligen los diputados y senadores, porcentaje que incluso sube a un 89% en aquellos que no se identificaron con ninguna tendencia política.
“Existe una enorme desafección entre la ciudadanía y los políticos, que es independiente de la edad y la posición política. Creo que la razón de fondo es que el sistema electoral actual permite que personas con baja votación sean electas y personas con alta votación queden afuera, además, los distritos son de un tamaño tan grande que se hace difícil conocer a los diputados”, señala el director ejecutivo.
Persona vs. partido político
Además, el 96% respondió que prefiere un sistema electoral donde se vote por una persona, frente a un 4% que señaló que por un partido político. Asimismo, un 91% aseguró que le parece más justo que siempre gane el candidato que obtuvo más votos, aunque las minorías políticas estén subrepresentadas.
Respecto al voto, Gonzalo Valdés dice que “se ha estudiado bastante que existe poca confianza en los partidos políticos. Su prestigio lleva años cayendo, por eso, la gente opta por darle su confianza y su voto a las personas”.
También, el profesional se refiere a las renuncias a los partidos políticos que se han ido generando durante este último tiempo, como la de los diputados Pablo Lorenzini a la Democracia Cristiana y Tomás Hirsch al Partido Humanista.
“Tienen que ver con este fenómeno, pero también con el fraccionamiento que hemos visto en el Congreso. El alto número de mini coaliciones permite que un diputado popular pueda cambiarse al partido que le dé mejores condiciones. El sistema hace atractivo que partidos políticos pequeños ofrezcan a diputados populares cambiarse, ya que pueden arrastrar a candidatos menos conocidos”, indica.
Futuro político
Tanto el estallido social como el manejo de la crisis sanitaria han visibilizado molestia y falta de confianza hacia el sistema político, lo que Gonzalo Valdés dice que puede resultar peligroso para una democracia.
Por ello, a futuro, piensa en dos posibles escenarios: un alto fraccionamiento en la izquierda y en la derecha, lo que generaría una dificultad en el Congreso de articular nuevas leyes, o que se desarrolle una campaña en torno a cambiar el funcionamiento de la política.
“La ciudadanía echa de menos ciertos valores en la forma en que funciona la política. Aumentar la meritocracia, la responsabilidad personal y la rendición de cuentas permitiría prestigiar a la política frente a la ciudadanía. Y no sólo en términos del sistema electoral, sino que de todo el funcionamiento del Estado”, concluye.
Mira la nota publicada al respecto en La Segunda aquí.