UNAB distingue con el título de Profesor Honorario a cuatro destacados académicos por su trayectoria y contribución en sus disciplinas
Los académicos María Theresa Von Fürstenberg y Gustavo Cataldo de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales; Mario Sánchez de la Facultad de Ingeniería; y Milton Juica de la Facultad de Derecho, recibieron este reconocimiento, uno de los más importantes otorgado a nivel institucional por la Universidad Andrés Bello.
Con el objetivo de reconocer a aquellos académicos que han tenido una larga trayectoria docente y que han contribuido al desarrollo del saber en el área de competencia de su respectiva Facultad, la Universidad Andrés Bello (UNAB) entrega la distinción «Profesor Honorario», la cual este año recayó en los académicos María Theresa Von Fürstenberg, Gustavo Cataldo, Milton Juica y Mario Sánchez.
«Es un gran prestigio y una enorme satisfacción para la Universidad Andrés Bello contar con profesionales de tan alto nivel», comentó el presidente de la Junta Directiva de UNAB, Juan Antonio Guzmán. «Reconocer a quienes tienen una trayectoria tan prestigiosa es un testimonio para los profesores más jóvenes y para los estudiantes; en cierto modo son quienes les muestran el camino para el desarrollo personal y profesional», añadió.
La distinción, que se entrega desde 1993 y es una de las más importantes a nivel institucional, es otorgada por el Rector a proposición del Decano de la Facultad correspondiente, con aprobación del Consejo de la Facultad y del Consejo Superior de la Universidad.
«Lo más importante es que estos premios surgen de las propias facultades. Es un reconocimiento entre pares, algo muy importante porque son los colegas los que reconocen en ellos características que representan un ejemplo a seguir, no solo por los académicos, sino también por los estudiantes de sus facultades», aseguró el Rector Julio Castro.
Para el reconocimiento se realizó un encuentro entre autoridades de la casa de estudio junto a los cuatro distinguidos, donde además de Guzmán y Castro, participaron Manuel Krauskopf, miembro de la Junta Directiva; el prorrector, Gonzalo Guzmán; el Vicerrector Académico, Nicolás Bronfman; y la Vicerrectora de Comunicación Estratégica, Paola Jarur.
«Fue un momento para compartir experiencias y anécdotas de todos los años que cada uno de ellos lleva con nosotros», comentó el Rector, destacando que «son académicos que han dejado una huella y que tienen una gran trayectoria, pero más que los años reconocemos su vocación de trabajo y la coincidencia con los valores que esta universidad pretende desarrollar». «Estamos muy contentos de mantener este vínculo con el conjunto de profesores honorarios de la Universidad», concluyó el presidente de la Junta Directiva.
La ceremonia oficial de reconocimiento se realizó el pasado 8 de septiembre, donde los galardonados estuvieron acompañados por sus familias, colegas y amigos. Junto con manifestar su orgullo por el reconocimiento, los cuatro nuevos Profesores Honorarios expresaron sus agradecimientos hacia sus familias, a sus colegas pasados y presentes, a los decanos y decanas, así como a todo el personal de sus facultades.
Conoce a los «Profesores Honorarios» 2022
Milton Juica Arancibia
El académico de la Facultad de Derecho manifestó sentirse muy emocionado y orgulloso con la distinción que, a su juico, corresponde a un «reconocimiento por el esfuerzo, vocación y dedicación permanente que he tenido en la enseñanza del derecho, en la que he tratado de dar lo mejor que tengo, sobre todo de mi experiencia de tantos años como juez, para que mis alumnos y alumnas tengas una visión más integral de lo que es ser abogado en este país». Por eso, añadió, «me siento muy contento y muy agradecido».
Juica se integró a UNAB hace 22 años y se desempeñó más de 50 años en el Poder Judicial, donde estuvo a cargo de casos emblemáticos de derechos humanos y fue presidente de la Corte Suprema (2010-2012).
Tras recibir el reconocimiento comentó que, junto con su vocación de abogado, también tenía la vocación de profesor, por lo que el tema de la educación fluyó como algo natural. «Estas dos actividades me han llenado el espíritu: ser juez y enseñar el derecho», confidenció.
En ese ámbito, destacó el hito que significó abordar desde la academia las reformas procesales (penal, laboral y de familia): «El año 2000 se establece por primera vez en Chile un procedimiento oral en materia penal, un procedimiento que cambia sustancialmente, y eso lo asumimos como docentes de la Facultad». Al respecto recordó que organizaron cursos para enfrentar la reforma y diplomados: «Nuestra facultad se transformó en líder y cada vez que terminábamos un diplomado teníamos una lista de personas que estaban interesadas en hacerlo».
«Desde el punto de vista de la academia ha sido muy importante, porque hubo muchas personas que pudieron enseñar algo que era nuevo y había que adaptar también los programas de derecho procesal a estas nuevas estructuras orgánicas y funciones que establecían estas reformas. Eso fue una experiencia notable», subrayó el académico, que al recibir la distinción agradeció el apoyo de sus hijos y de su esposa Teresa.
María Theresa Von Furstenberg Letelier
La directora del Diploma en Habilidades Laborales de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB dijo sentirse muy honrada con este reconocimiento de Profesora Honoraria, especialmente, destacó, porque «tiene una connotación con la docencia y proviene desde mi propia Facultad».
De profesión psicóloga clínica-educacional, Von Furstenberg llegó a la UNAB el año 2000 como profesora adjunta, y en 2005, recuerda, surgió la posibilidad de «pensar en un proyecto de inclusión educacional», por lo que, junto con las clases, se hizo cargo del Diploma en Habilidades Laborales, un programa pionero en el país que se ha transformado en un ejemplo de inclusión socio-laboral para personas con necesidades educativas especiales.
Sin ocultar su satisfacción por este programa, la académica considera que es el hito más importante de su carrera: «Este programa no es mío, sino una creación conjunta de la Facultad de Educación de la época y de la UNAB, que nos ha dado un apoyo incondicional; yo quizá le di un poco de forma, porque estaba acá y la Universidad me lo permitió».
«Cuando empezamos no había experiencias similares en Chile y eran muy escasas en otros países, así que comenzamos haciendo camino al andar», recalcó y aseguró que uno de los grandes momentos fue cuando se graduaron los primeros estudiantes. «Cada vez que vuelven a la universidad a reuniones de exalumnos, vemos que la calidad de vida de ellos ha mejorado, que se sienten más autónomos, que tienen más redes sociales, y que, según el catastro de 2019, el 78% de ellos estaba trabajando. Eso es lo que recompensa».
Von Furstenberg –quien celebró hace poco su aniversario de matrimonio número 47, tiene una hija y dos hijos, y ocho nietos– comentó también como un logro importante en su carrera el haber realizado su doctorado hace cerca de diez años, el que dice realizó «tarde en la vida»: «Algunos me decían que para qué iba a hacer un doctorado a esas alturas. Pero bueno, quise hacerlo, y siempre con el apoyo de la Universidad».
Mario Sánchez Medina
El académico de la Facultad de Ingeniería UNAB de la Sede Concepción agradeció el reconocimiento por parte de la Universidad y declaró sentirse «muy halagado». Ingeniero metalúrgico, acaba de cumplir diez años en la UNAB, comenzó en Santiago, en la sede República, y a los cinco años regresó a su originaria Región del Bío Bío, donde se desempeña como profesor e investigador de la carrea de Ingeniería Civil Metalúrgica, además de dirigir el Diplomado en Economía Circular.
«La UNAB me ha dado un espacio muy grande para poder seguir creciendo. Acá uno tiene la relación con los alumnos, gente joven, que a uno lo hace rejuvenecer y creemos mutuamente que podemos construir cosas nuevas para la sociedad», comentó el académico.
En esa línea, destacó que «he podido desarrollarme en temas que tienen más que ver con la sociedad que con lo técnico, como es el ámbito de la economía circular que, si bien como concepto es nuevo, descubrí que muchas de las cosas que estaba haciendo hace años tienen que ver con la economía circular desde la metalurgia, y ahora podemos crecer a otros ámbitos».
Con gran entusiasmo narró, por ejemplo, que junto a sus estudiantes están desarrollando un proyecto para trabajar con las municipalidades y comunidades para valorizar residuos: «Una de las fortalezas de UNAB es la vinculación con el medio, es un ganar-ganar, para la comunidad, para los docentes y para los estudiantes, que son muy proactivos en esto».
Casado, padre de dos hijas y un hijo, Sánchez –quien creció en la ciudad de Laja (100 km al sur de Concepción)– destacó el valor de las regiones y sostiene que se puede hacer muchas cosas interesantes sin necesidad de estar en Santiago. De hecho, el programa de economía circular está creciendo a nivel nacional y espera que sea cada vez más internacional. «Ya tenemos profesores y alumnos de Latinoamérica y espero pronto integrar al mundo anglosajón», confesó con entusiasmo.
Gustavo Cataldo Sanguinetti
El académico del Departamento de Humanidades de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB se considera un testigo privilegiado de los momentos clave de la UNAB y agradece particularmente que la institución le haya dado el «espacio de libertad» para desarrollar la investigación y la docencia de la Filosofía durante más de 20 años. «Yo me dedico a áreas que a veces son muy especializadas, como la ética, la estética, a autores como los del idealismo alemán, y, sin embargo, han tenido un lugar en la universidad y eso lo agradezco».
Cataldo, quien es Licenciado en Filosofía y Profesor de Filosofía, señaló que recibe este reconocimiento como un honor y destacó la evolución que ha tenido la institución, llegando a un punto de desarrollo muy importante. «La UNAB no son solamente ciencias duras, también existe un aporte importante desde las humanidades. Creo que he aportado en eso de alguna manera, la Universidad se abrió a la literatura, a la historia a la filosofía y creo que eso ha convertido a la UNAB en una verdadera universidad universal«.
Oriundo de Viña del Mar, casado y padre de cuatro hijos, sostuvo que es muy relevante dar espacio a estas disciplinas porque «a veces, en las crisis de sentido, las humanidades pueden aportar una orientación que otras disciplinas no pueden. La filosofía debe hacer su aporte en la reflexión sobre el ser humano, el sentido de la vida, los valores, las virtudes -personales y cívicas- que son necesarias para la sociedad».
En sus palabras de agradecimiento durante la ceremonia oficial, Cataldo equiparó su ingreso a la UNAB, en 1998, con un nacimiento y la consiguiente vida que comenzó en ese momento. «La UNAB me ha entregado bienes incuantificables: sobre todo poder enseñar una disciplina como la filosofía; investigar con total libertad; aprender difundir y debatir en un ambiente de pluralismo respeto tolerancia ¿Cómo poder restituir todos esto valores que me ha entregado la universidad? Sin duda son bienes a los que no puedo corresponder plenamente y por consiguiente solo queda agradecer. Por lo mismo, siento que no es un particular mérito el que me ha traído hasta aquí. Traslado pues el mérito a la UNAB, sin ella no sería lo que soy».