UN MUNDO ABIERTO | Cirujano dentista UNAB relata cómo fue su experiencia en Turquía durante 3 meses
Un vuelo en avión de Santiago a Estambul, Turquía, recorre 13.091 kilómetros, una larga distancia que Cesar Disi Salazar no tuvo problemas para recorrer y cumplir su objetivo, estudiar en el extranjero.
Este cirujano dentista titulado en la Facultad de Odontología de la U. Andrés Bello (2013) y titulado de Implantología Bucomaxilofacial (2023) en la misma casa de estudios, permaneció durante tres meses en Estambul, Turquía, donde logró perfeccionarse en lo profesional y crecer en el plano cultural y personal.
¿Cómo surge la idea de hacer una pasantía en Turquía?
Ya estaba finalizando mi segundo año de la especialidad cuando empezó a aparecer la idea de poder realizar algún intercambio, programa, pasantía, etc. en el extranjero. Fue fundamental la buena experiencia que tuve durante mi postgrado, el equipo docente de excelencia no solo académicamente, sino que también a nivel humano hicieron que me reencantara aún más de mi profesión. Es por esto que me decidí a preguntar y tratar de hacer esto realidad con el apoyo del programa de IBMF.
¿Cómo evaluarías tu experiencia?
Sin dudas, ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que he vivenciado en estos últimos años, tanto a nivel profesional como a nivel personal. Existe todo un ámbito profesional por el cual uno viaja para tratar de pulir y aprender nuevas cosas, nuevos tratamientos, técnicas diferentes, flujos de trabajo diferentes, etc. Además, está el ámbito de desarrollo personal a través de compartir y conocer otra cultura muy distinta a la nuestra en Chile y Sudamérica. A modo de evaluación es una experiencia absolutamente recomendable, te demanda ser una «esponja» para absorber todas las informaciones que uno recibe de forma diaria.
Cien por ciento recomendable (estudiar en el extranjero), hay que atreverse, hay que insistir, hay que perseguir esas ideas que a veces uno cree que son «locas».
¿Qué es lo que más te costó en ese lugar?
Estar solo allá, fue algo que pesaba cada vez más. Algunos días, la jornada en la Universidad terminaba temprano y no tenía mucha compañía, así que debía improvisar e intentar hacer distintas actividades para aprovechar al máximo el tiempo.
¿Cuánto crees que te aportó esta experiencia internacional en tu formación y en lo personal?
Tanto a nivel formativo como personal, el aporte fue tremendo. Vuelvo a Chile con nueva información que no manejaba. El hecho de poder ver otras formas de trabajo es algo imposible de adquirir si no has estado presencialmente ahí. Personalmente, me devuelvo con muchas experiencias inolvidables y con una nueva red de amigos al otro lado del mundo.
¿Qué es lo que más te gustó de estar en Turquía, qué te llamó la atención en lo turístico, cultural?
Estambul es una ciudad que no duerme, llena de vida, mucha gente en todas partes. Se produce una mezcla interesante entre gente local de Turquía y los inmigrantes de países cercanos ya sea por motivos humanitarios o por turismo. Una cultura más cosmopolita que religiosa. Gente muy cálida, muy cercana y con cierta similitud al calor humano que uno puede sentir en Chile. Tuve la oportunidad de viajar a un par de ciudades fuera de Estambul y, realmente, es un país con varios contrastes, entre lo urbano y los atractivos naturales en donde la mano del hombre prácticamente no se ve.
¿Tienes alguna anécdota?
Más que anécdotas tengo situaciones que me hacían sentir más cercanía con los locales. Siempre había una conexión a través del futbol, prácticamente todos conocían a los jugadores de nuestra generación dorada, Alexis Sánchez, Arturo Vidal y, obviamente, a Gary Medel que estuvo jugando un tiempo en el club Besiktas de Estambul.
También mis amigos más cercanos Jonathan Atalay y Damla Ilhan me invitaron a su matrimonio, creo que fue una de las experiencias que más esperaba. Ver la dinámica de un matrimonio turco, comida distinta pero muy sabrosa, ritmos musicales que hacían sentirse como en una película.
¿Recomendarías hacer estudios en el extranjero? ¿Qué consejos darías?
Cien por ciento recomendable, hay que atreverse, hay que insistir, hay que perseguir esas ideas que a veces uno cree que son «locas» o que muchas veces te dicen que mejor no lo hagas y que continues la rutina que llevabas.
Además, poder transmitir esto no solo a los estudiantes, sino que también a nuestra casa de estudio para que exista más apoyo y oportunidades para poder generar este tipo de instancias.