T13 | Deporte en primavera: Tips para quienes se inscriben al gimnasio
Héctor Márquez, director de la carrera de Kinesiología de la U. Andrés Bello, sede Concepción, entregó consejos sobre como retomar el deporte en primavera.
Con la llegada de la primavera y de los días de calor, muchas personas ven como una oportunidad para reorganizar la rutina y reencontrarse con el bienestar físico inscribiéndose en el gimnasio. Sin embargo, elegir un establecimiento de este tipo debe ser una decisión planificada, lejos de la improvisación o el remordimiento.
Lo primero, explica Héctor Márquez Mayorga, director de la carrera de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, es buscar un espacio que se ajuste a las necesidades de cada persona. “Un gimnasio debe ofrecer, ante todo, equipamiento en óptimas condiciones y personal capacitado que brinde orientación profesional”, afirma.
No se trata de buscar intensidad inmediata, aclara, sino de asegurar un entorno seguro que permita retomar el ejercicio de manera progresiva, especialmente tras los excesos propios de las celebraciones.
El mejor ejercicio es el que se disfruta y, por lo tanto, se mantiene en el tiempo.
La higiene, la ventilación y las medidas de seguridad son aspectos esenciales. Un lugar limpio, amplio y bien ventilado es fundamental, más aún con el aumento de las temperaturas. También influye el ambiente: debe ser un espacio de respeto y motivación, sin presiones innecesarias. “La constancia nace donde uno se siente cómodo y acompañado”, agrega Márquez.
Gimmasio y la primavera: ¿Qué considerar?
El académico de la UNAB también destaca que la primavera es una excelente oportunidad para ejercitar al aire libre. “La naturaleza entrega estímulos únicos y beneficia no solo el cuerpo, sino también el estado de ánimo”, comenta. Eso sí, advierte que es fundamental elegir terrenos adecuados y utilizar calzado que amortigüe correctamente, sobre todo si se viene de un período de sedentarismo o mayor consumo calórico.
La recomendación, según el especialista, es buscar un equilibrio entre ambos entornos: utilizar el gimnasio para trabajos específicos y guiados, protegidos de las inclemencias del tiempo, y aprovechar los espacios abiertos para ejercitar con mayor libertad cuando las condiciones lo permitan.
“Se trata de escuchar al cuerpo sin juzgar los excesos pasados, y elegir con calma el lugar que invite a moverse nuevamente, considerando factores como la edad, las condiciones de salud y el tiempo disponible”, concluye Márquez.