SOY UNAB | Una fonoaudióloga con firme compromiso con niños con fisura labiopalatina y sus familias
Belén Bustos se tituló como fonoaudióloga en la U. Andrés Bello en 2018 y hoy trabaja en el Hospital Dr. Exequiel González Cortés y en la ONG Cleft, confirmando que el trabajo con niños y niñas era su camino.
“Empecé a estudiar fonoaudiología porque me llamaba la atención la rehabilitación. Siempre me ha gustado ayudar a las personas, y esta carrera me parecía una buena forma de hacerlo. Al principio, mi idea era realizar el magíster en audiología y trabajar en la FACH. Sin embargo, durante mis estudios, me di cuenta de que me interesaba más trabajar con niños”, comienza el diálogo Belén Ignacia Bustos Sepúlveda.
Esta joven de 33 años, estudio en la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello y se tituló en 2018. Posteriormente, complementó sus estudios en Barcelona, España y en Lima, Perú.
Actualmente, Belén es fonoaudióloga del Hospital Exequiel González Cortés y de la ONG Cleft, donde se dedica a Malformaciones craneofaciales, además es docente de una universidad.
¿Qué significa ser fonoaudióloga en un hospital de niños?
Trabajar en un hospital de niños y con niñas con fisura labiopalatina es apasionante y gratificante. Como fonoaudiólogos tenemos la oportunidad de ayudar a los padres y niños que nacen con esta malformación y acompañarlos desde los 5 días de vida hasta los 18 años.
Es un trabajo muy especial, ya que estamos con el niño y su familia durante todo su desarrollo y uno se encariña con todos ellos. El tratamiento de estos pequeños con fisura es multidisciplinar y requiere la participación de un equipo de profesionales de la salud, lo cual agradezco tener el equipo donde me encuentro trabajando, un equipo unido.
Trabajar en un hospital y ver lo cambios que puedes realizar en estos pequeños, la ayuda que le das, que los padres vengan y te agradecen de corazón por estar y ayudar a sus hijos, es algo que te llena el alma, y trabajar en algo que amas y que te llene tanto y te haga feliz no tiene precio.
¿Cuáles son las herramientas que te entregó la UNAB para tu desarrollo profesional?
La UNAB me entregó una educación integral, ya que me proporcionó conocimientos, habilidades y competencias para el ejercicio de la profesión en los ámbitos de la salud, educación y rehabilitación. Poder tener laboratorios equipados para desarrollar habilidades prácticas y aplicar los conocimientos teóricos adquiridos en las aulas fue muy bueno.
¿Qué recuerdas de tus años en la UNAB?
Recuerdo a profesores que me enseñaron muchas cosas que aplico hoy en día en mi trabajo. Gracias a mis internados me di cuenta lo que me encanta hacer. También recuerdo a mis compañeros que aún siguen siendo mis amigos. Fue una excelente decisión haber escogido está casa de estudios.
¿Qué te gusta de tu trabajo?
Me gusta el área en la cual trabajo, mi equipo y hospital. Me gusta trabajar con niños ya que voy viendo cómo se esfuerzan y cada vez van superando sus barreras y salen adelante. Me gusta ver cómo sus padres sienten alegría al ver como sus hijos logran cada vez avanzar, aunque sean pequeños pasos o grandes pasos.
Si pudieras cambiar una cosa de este mundo, ¿qué sería?
Si pudiera cambiar una cosa en el mundo, sería el pensamiento negativo en las personas. El pensamiento negativo es una forma de pensar que se centra en los aspectos negativos de la vida.
El pensamiento negativo puede tener un impacto negativo en nuestra vida de muchas maneras. Puede dificultarnos alcanzar nuestros objetivos, disfrutar de las cosas buenas de la vida y mantener relaciones saludables.
¿Cuál crees que es tu aporte para un Chile mejor?
Mi aporte es contribuir al desarrollo integral de los niños. Tener la oportunidad de ayudar a que desarrollen habilidades comunicativas es esencial para su éxito en la vida.