16 Agosto 2023

SOY UNAB | Directora de una de las Escuelas de periodismo más antigua del país pone su sello literario

La egresada ha realizado una interesante carrera como periodista, pasando del paradigma del periodismo tradicional al de investigación y narrativo. Asimismo, ha logrado formar nuevas generaciones de comunicadores que aporten mensajes informativos profundos y constructivos a la sociedad.

 

Soy UNAB

 

María Constanza Castro es una apasionada por la literatura, entusiasmo que la llevó a estudiar periodismo en la U. Andrés Bello en 1995. Siendo amante de la lectura y con una férrea inclinación hacia los libros y las humanidades, tras egresar de periodismo en la UNAB, decidió estudiar un magíster en literatura hispanoamericana en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Luego, tras adjudicarse una Beca Chile, emprendió vuelo a Inglaterra para perfeccionarse en un Máster en Industrias Creativas y Culturales del King’s College London, UK, en 2008.

Con su vasta experiencia, en abril de 2023, Castro asumió como directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte, una de las más antiguas del país. Durante 12 años, María Constanza ha desarrollado una carrera destacada en la Universidad Católica del Norte, logrando posicionar el periodismo cultural, así como también, dirigiendo un diplomado en gestión cultural, que ya lleva seis versiones.

Con un tenaz compromiso por su pasión, la alumni de la UNAB posee un proyecto editorial independiente en la Región de Antofagasta, llamado Ediciones Hurañas, espacio dedicado a editar material de autores locales y que tiene una visión regional, sin perder la mirada universal.

Desde un comienzo comentaste el interés por la literatura, pero optaste por el periodismo, considerando esa elección ¿Por qué elegiste la Universidad Andrés Bello?

Tras mi paso por la enseñanza media, no logré ingresar a literatura en las universidades tradicionales, por consiguiente, el próximo paso era estudiar en una universidad privada algo que se acercara a ello, que era el periodismo.

Realicé un recorrido por varias casas de estudio y me gustó la Andrés Bello por los profesores que tenía en aquella época. Tales como: Augusto Góngora, Tati Penna, Ignacio Aliaga, Jaime Coiro, las hermanas Calderón, Mario Valdovinos, Jaime Valdivieso, entre otros. Además, era muy humanista la malla. Y por eso elegí la UNAB, por su cuerpo docente.

¿Qué recuerdos tienes de esa época?

Tengo muy buenos recuerdos porque era un barrio universitario que invitaba a recorrerlo, sobre todo en República, que es un lugar donde los jóvenes comparten con otras universidades, hasta el día de hoy.

También en aquella época eran tertulias, no era carrete, era bohemia, es decir, era con lectura de poesía, todo muy vinculado a la literatura, las artes y el cine. Disfruté mucho ese lado de la universidad. Recuerdo que en aquella época redactábamos en máquinas de escribir ¡imagínate! Había una atmósfera de intelectualidad y eso me encantaba. Eso mismo es lo que he tratado de hacer hoy acá.

A la mitad de tu carrera te cuestionaste si seguías o no seguías estudiando. ¿Qué fue lo que te hizo seguir?

Cuando uno entra a la universidad, habitualmente coincide con la crisis de los 21 años, la cual tenía yo y mis compañeros. Estábamos dudando de todo, se trataba de una cuestión existencial. En la mitad de la carrera, dudé porque me daba cuenta de que yo no iba a participar nunca de los medios de comunicación, no me gustaba esa rapidez e inmediatez. No quería estar vinculada con todos los desastres del mundo y el ser humano.

Decidí continuar porque me iba muy bien en la universidad, salí tercera en el ranking con promedio 6.0. Quedarme fue super bueno, ya que el periodismo me abrió puertas por todos lados. Fue una muy acertada decisión y, además, las vueltas que da la vida me llevaron a trabajar en una escuela de periodismo, enseñando periodismo y, ahora, siendo directora de una escuela.

¿Hubo algún profesor con el que hayas conversado la decisión de seguir o cambiarte, o bien, que haya influido en tu desarrollo profesional?

Sí, recuerdo haber conversado con Karina Sanhueza y con el docente Ignacio Aliaga, quien tras comentarle mi situación, me dio a entender que había momentos en que uno veía todo cuesta arriba, pero que si a mí me gustaba la literatura y el estudio sería una buena periodista. Como no recordar a Zaida Cataldo, quien me respondía en mis crónicas mensajes como “contigo me dan ganas de hacer clases”. También hubo otros profesores que influyeron en mi decisión de permanecer en la carrera.

¿Qué herramienta entregada por la Universidad crees que te han servido en lo que hoy realizas?

Estoy muy agradecida porque en la época en la que estudié aún el periodismo estaba vinculado con las humanidades, que son mi alma mater, es mi línea de trabajo. Si bien las Ciencias Sociales me interesan, las humanidades para mí son las que relaciono con la Universidad Andrés Bello, y las conecto con esa formación humanista en el sentido que tuve profes de filosofía, literatura, historia, arte, que formaron mi lado profesional, y que es mi sello.

Actualmente, enseño periodismo narrativo con herramientas literarias, entonces es algo que para mí quedó como impronta y que me parece sumamente interesante porque es como la visión del periodista intelectual, no es el periodista que está solo en las redes y que escribe notas resumidas para lectores que no leen.

Foto | María Constanza Castro en Abril de 2023, asumió como directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte.

¿De qué manera piensas que estás contribuyendo a la sociedad?

Mi contribución va por la pasión o interés por conocer, saber, entender, transmitir. También está esta actividad de fomento lector que hago permanentemente.

En resumen, la formación que me otorgó la UNAB para el periodismo me ayudó a mirar la formación y a los otros de manera integral. Con mis estudiantes tengo una buena llegada porque puedo entender más profundamente sus intereses e inquietudes.

Ya que eres una apasionada de la de la lectura, de la literatura ¿Cuáles son tus libros favoritos?

Del género periodístico, la crónica me fascina. Considero que la no ficción es espectacular porque tiene herramientas literarias que se potencian con la investigación profunda. Por ejemplo, por mencionarte algunos autores maestros del periodismo narrativo que para mí son claves y que les hago leer a mis estudiantes están: Ryszard Kapuściński, Gabriel García Márquez, Leila Guerreiro, Francisco Mouat, Rodrigo Fluxá, Juan Cristóbal Peña, Alejandra Matus, entre muchos otros. Entonces, estoy muy atenta a este género, si bien yo leo de todo porque en realidad la literatura es mi gran pasión, creo que la mezcla de periodismo y literatura es espectacular.

¿Cómo ves hoy a las nuevas generaciones?

Tratamos de que las nuevas generaciones tengan acceso a líneas culturales, artísticas y literarias, que son muy necesarias y que se han perdido con el tiempo. No contar con ellas es restarles la formación integral a los estudiantes, ya que una carrera como esta lo necesita. En general, creo que eso está haciendo falta, en todos lados, porque hay mucha tendencia a ser más específico y la especificidad hace que pierdas el contexto más amplio.

Mencionaste en un momento que tenías una editorial, ¿Cómo ves la sociedad chilena con respecto a la lectura?

Creo que se ha alejado mucho de estos procesos que requieren tiempo y concentración. Honestamente, siento que la sociedad chilena con esta cultura del consumo ha perdido mucho. En el fondo “el consumo te consume”, como dice el libro de Tomás Moulian, te aleja de la reflexión y de todo lo que no es capitalizable en términos económicos.

Creo que los chilenos tenemos esa impronta que es muy negativa, que nos hace perder mucho tiempo y alejarnos de lo más relevante, impide dedicarnos a otra cosa que no sea estar pendiente de la oferta y la compra, y ahora con las redes sociales, todo esto está en la esfera de la imagen y la vanidad, de cómo te ves, cómo te vistes. Nuestra sociedad se está volviendo sumamente polarizada, dogmática, estamos llenos de etiquetas y de consignas que nos impiden tener pensamiento propio y conversar entre nosotros.