Encuesta ISP-UNAB: Sistema de Salud obtiene un 3,8, la peor nota en siete años en el Gran Concepción
• Tras cinco años marcando promedios por sobre el 4.0, el sistema obtiene nota roja, comparándose a 2015 cuando obtuvo igual calificación. • Hubo un aumento importante en el porcentaje de quienes piensan que han gastado más en salud en el Gran Concepción, pasando de 49% en 2020 a un 58% en 2021.
El Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello dio a conocer la Encuesta Nacional de Salud 2021– la que realiza de manera anual desde 2010-, y que tiene como objetivo dar a conocer cuál es la percepción de los chilenos acerca del Sistema de Salud actual y la forma en que evalúan algunas políticas sociales.
En este décimo segundo sondeo, realizado en esta oportunidad en conjunto con la empresa de investigación IPSOS Interactive Services, se efectuó un trabajo de campo entre el 29 de junio y el 20 de julio del 2021 en las regiones de Valparaíso, Biobío y Metropolitana y estuvo enfocado a los ítems de Índice de percepción, de experiencia y de expectativa del sistema de salud.
Este jueves se dieron a conocer los resultados para el Gran Concepción, entre otros aspectos mostró una caída en la evaluación, obteniendo la peor nota en siete años con un 3,8, y mostró un alza considerable del gasto personal en medicamentos y salud, lo que indudablemente está relacionado con los efectos de la pandemia y la presión asistencial extraordinaria que ha recibido el sistema de salud.
Como novedad, el sondeo incluyó por primera vez la evaluación de los atributos de un sistema de salud digno, considerándose por la población como los tres atributos más importantes para lograr un sistema de salud digno: “Tener un servicio público y privado de la misma calidad” (17%); “acceso a la salud igual para todos, sin importar la condición socioeconómica” (19%); “que todas las personas podamos sentirnos tranquilas económicamente si nos enfermamos” (16%).
Si bien ambos grupos consideran como lo más relevante un acceso a la salud igual para todos, sin importar la condición socioeconómica, la encuesta arrojó diferencias considerables en la evaluación de los atributos de un sistema de salud digno entre quienes están en Isapre y aquellos de Fonasa. Para las personas que están en el sistema público destacaron como muy importante un “acceso oportuno y la eliminación de las esperas para atenciones importantes” y “un trato respetuoso hacia todas las personas por parte del personal médico (privacidad, respeto, lenguaje). Por su parte, para quienes están en Isapres, lo considerado como importante en un sistema de salud digno es que “todas las personas podamos sentirnos tranquilas económicamente si nos enfermamos”.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la UNAB, explica que “nuevamente hay una diferencia entre la discusión política y la realidad en políticas públicas. La discusión política es mucho más ideológica: si es público o privado; si el sistema debe ser único o multi seguro, etc. En cambio, para la gente un sistema de salud ‘digno’ es aquel que le permite satisfacer sus necesidades de salud oportunamente con servicios de calidad, ya sea en el sistema público o privado, donde el acceso sea igual para todos y donde no haya diferencias por la condición socioeconómica, además sintiéndose tranquilas las familias que una enfermedad no los lleve a la pobreza”.
Según el experto, “cobrará en este sentido especial importancia en el contexto de la discusión constitucional las garantías en salud y la existencia de un plan de salud universal que el estado debe garantizar ya sea con servicios públicos o privados y dónde el estado se haga cargo de su financiamiento de forma tal de asegurar igual oportunidad para todos los Chilenos”.
Traducido en notas, cuando se evalúa el acceso en quienes utilizan el Sistema Público (hospitales, consultorios) éstos califican con nota 4,2 el ítem de “un trato respetuoso hacia todas las personas por parte del personal médico”, mientras que las personas que tienen Isapres pusieron nota 5,4. Para el ítem “acceso oportuno y eliminación de las esperas para atenciones importantes”, los encuestados de Fonasa evaluaron con nota 4,5, y los de Isapre con un 5,3.
Las personas en el sistema público, calificaron con un 4,6 “Tener un servicio público y privado de la misma calidad”, mientras que los usuarios del sistema privado, determinaron un 5,1.
En definitiva, los usuarios más drásticos (quienes peor califican) con el ítem de dignidad son los usuarios de Fonasa (46%), las mujeres (45%) y quienes están en el rango de edad entre los 18 y 40 años (35%).
Jaime Sepúlveda, director académico de pregrado del ISP-UNAB, explica que esto podría deberse a que, “ambos grupos se han visto fuertemente golpeados por la pandemia en lo económico y también sanitario. Las atenciones de salud les han sido postergadas en beneficio de los grupos más vulnerables y que han sufrido la enfermedad por el covid19 (urgencias y pacientes COVID, adultos mayores, niños), además, los problemas de salud mental que han aumentado en toda la población, y en los más jóvenes está teniendo un impacto mayor”.
Nota roja del sistema
El 65% de los encuestados evaluó con nota roja al Sistema de Salud en general, logrando un promedio de nota de un 3,8, cayendo dos puntos respecto al 2020, lo que para Sepúlveda podría obedecer a la “ausencia objetiva de algunas prestaciones complejas (cardiocirugía pediátrica, algunos trasplantes) que no se otorgaban y aún no se realizan”, durante el período de pandemia. En el desglose se desprende que, las personas en Isapre fueron quienes mejor evaluaron al sistema.
En cuanto al gasto actual y futuro en salud, incluyendo medicamentos, un 58% indica que ha aumentado, disparándose en comparación con el 2020, cuando un 49% consideró este incremento. Mientras que un 62% piensa que a futuro éste seguirá aumentando (55% en 2020).
Sólo un 7% de la población tiene la percepción positiva de cobertura y protección financiera de su plan.
Para Héctor Sánchez “no hay grandes cambios en estos años con respecto a estas dimensiones en la encuesta de satisfacción y expectativa, pese a que el nivel de gasto ha aumentado considerablemente, es decir, las demandas y expectativas de las personas han crecido muy por encima de los cambios que ha sufrido la oferta de servicios de salud en el sistema público, lo que es un argumento más para sostener que es imprescindible emprender una reforma estructural”.
Según la autoridad del ISP UNAB, esta reforma debe “centrarse en cómo mejorar realmente la calidad y cantidad de servicios de salud para las personas. Por otro lado, la gente resiente el gasto de bolsillo que debe realizar para acceder a los servicios de salud y ratifica las estadísticas que en Chile está muy por encima del que tienen países más desarrollados como, por ejemplo, los de la OECD».
Otro desafío a enfrentar en cualquier reforma -agrega- «es el cómo lograr bajar el nivel de gasto en salud de bolsillo de las personas y aquí hay un primer gran ítem que debe abordarse: el gasto de medicamentos, lo que implica que cualquier plan de salud de futuro que se contemple, debe incorporar cobertura real de medicamentos, no sólo los hospitalarios y quirúrgicos si no que los ambulatorios en los cuales hoy la gente gasta mucho dinero”.