29 Junio 2020

La última crisis global no cambió el mundo ¿el coronavirus sí?: Director de sociología Viña del Mar, analiza los impactos de la pandemia en el sistema económico, político y social

Como en cualquier otra crisis, la severidad de coyuntura actual está marcada por la extrema incertidumbre sobre cómo y cuándo terminará. El Dr. Fernando Valenzuela, analiza en esta entrevista, los retos geopolíticos de un escenario sin precedentes en la historia reciente.

Al menos en términos de conciencia individual y colectiva, la crisis por la que atraviesa hoy el mundo, no tiene precedentes. Ni siquiera si la comparamos con acontecimientos del pasado más reciente como la caída del Muro de Berlin en 1989, el 11-S en 2001 o el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008.

Para tener una referencia, en términos financieros, el lunes posterior al colapso de Lehman, el Footsie 100, cayó un 3,9%, para luego desplomarse otros 1,400 puntos en las seis semanas siguientes. Para el 27 de febrero de este año, este índice había caído un 3,5%, reduciéndose más del 10% desde su máximo reciente. El FTSE 100 perdió un 8%, solo esa semana.

Y en términos político-sociales, ideologías rivales, bloques de poder y sus líderes, están siendo sometidos a juicio en el tribunal de la opinión pública mundial. La discusión en los think tanks internacionales está desatada y no sobre la cooperación, sino sobre quién, China o Estados Unidos, una vez superada la pandemia, surgirá como nuevo líder mundial. Sin embargo, más allá del realismo internacional y su conducente búsqueda de equilibro de poder (realpolitik), el virus ya ha matado a 500.000 personas y contagiado a más de 10 millones alrededor del mundo.

Si bien, la severidad de la coyuntura actual está marcada por la extrema incertidumbre, así como el resultado de cualquier crisis lo será ¿es una exageración decir que el mundo postpandémico será completamente diferente al que era hace algunos meses? En una sesión de preguntas y respuestas, el director de la carrera de sociología UNAB Viña del Mar, Dr. Fernando Valenzuela, examina los efectos del coronavirus en la sociedad y lo que podría significar para el futuro.

_ La última crisis global (la financiera de 2008) no cambió el mundo ¿Usted cree que esta podría hacerlo?

_Esta no es meramente una crisis financiera, sino una que delata el carácter policontextural de la sociedad contemporánea. Algo característico de las crisis es que ellas no pueden ser restringidas a ámbitos funcionales específicos, como la salud, la política, la economía o la educación. Este es quizá uno de los episodios en que esto se muestra con mayor claridad, porque diversas lógicas se activan simultáneamente en cada sitio que se ha visto afectado por la pandemia. En cada sitio se evidencia el entrecruzamiento de diversas contexturas, entre las cuales no es posible establecer una jerarquía estable. En ese sentido, podría decirse que la crisis del coronavirus delata la hipercomplejidad de la sociedad actual. Sin duda, esta crisis podrá cambiar el mundo. Sin embargo, esto ocurrirá de maneras que en este momento no podemos prever.

_ Como Usted bien dice, la causa raíz de esta crisis no es económica (se trata de un virus), sin embargo, sus consecuencias se relacionan con características muy básicas del sistema capitalista: altos niveles de conectividad internacional y dependencia de la mayoría de las personas al mercado laboral. En esa línea, ¿podría haber un cambio fundamental del sistema financiero?

_ Difícilmente podrá verse una superación del capitalismo y la instauración de un nuevo orden. Sin embargo, es posible que se fortalezca la posibilidad de orientar, limitar o intervenir sectores industriales y mercados según consideraciones de bienestar general. Así se ha visto en la posibilidad de definir un ingreso mínimo que asegure un nivel de bienestar y en la posibilidad de intervenir industrias de distinto tipo. Igualmente, se vuelve más urgente asegurar el acceso universal en áreas críticas como salud y educación.

_ Uno de los efectos más inmediatos en cualquier brote epidémico es la exacerbación de la diferencia, la división entre sanos y enfermos, grupos de riesgo y no, entre quienes tienen dinero y quienes no o entre quienes tienen acceso a la salud y los que no. ¿Qué consecuencias puede tener ese discurso? ¿Cómo cambiará el “vivir juntos” después de que esto pase?

_ Esta compleja crisis social ha evidenciado lo que los estudios sociales de la salud, principalmente, aquellos enfocados en los determinantes sociales de la salud, habían delatado por décadas: que la salud y la enfermedad no se distribuyen homogéneamente a través de divisiones socioeconómicas. Es muy difícil prever las consecuencias sociales que podrá tener este “llegar a conciencia” de la profunda desigualdad social. Para algunos esto podrá significar una oportunidad para trabajar por el bien común, encauzando procesos de cambio social que han sido requeridos por mucho tiempo. Sin embargo, para otros esto podrá significar meramente un escenario de mayor riesgo para la realización de negocios, que sólo obligue a adaptar los esquemas de inversión. El nivel de segregación que caracteriza a la sociedad en Chile, donde algunos segmentos han aprendido a vivir sin enterarse de las condiciones de vida de grandes sectores de la población, puede hacer que el segundo escenario sea muy probable.

_ Se ha escuchado ya a algunos analistas que proponen generar nuevas fronteras, nuevas distancias ¿Qué otros nuevos peligros pueden esconderse detrás de esta emergencia?

_ Veo al menos dos peligros principales. Por una parte, que algunos sectores privilegien una traducción de la crisis meramente en términos de escenarios de riesgo para la inversión. Por otra parte, que se implementen sistemas expertos que invisibilicen procesos de toma de decisión altamente controversiales. Ambos escenarios pueden profundizar la crisis de legitimidad que vivimos hoy.

_ Teniendo en cuenta que los asuntos de vida o muerte, como una pandemia, ocasionan cambios políticos más drásticos que los mismos indicadores económicos, los encargados de formular políticas gubernamentales serán juzgados en términos de cuántas miles de personas mueren. A partir de esto ¿Cómo se repondrá el sistema político, ya resquebrajado?

_ Como ocurrió tras el tsunami de 2010, creo que una importante consecuencia de esta pandemia en el sistema político puede tomar la forma de un robustecimiento de la articulación de los sistemas de toma de decisión con sistemas expertos de generación y gestión de conocimiento. Es posible que se imponga – al menos momentáneamente – una nueva cultura en que se valore más el “estar preparados”, para lo cual se requerirá enrolar expertos en muy distintas áreas. Los sistemas expertos otorgan a quien toma decisiones la posibilidad de limitar su responsabilidad ante decisiones hipercomplejas. Pero, como mencioné, esto trae consigo el riesgo de generar sistemas cajanegrizados que invisibilizan procesos que, en otras condiciones, serían altamente controversiales.

_ En Chile abundan las formas familiares en las que abuelas y abuelos asumen el rol de cuidadores de sus nietos e incluso hijos de edad adulta ¿Cómo debería influir esta emergencia en las políticas públicas orientadas a esta población?

_ Es muy importante que se generen políticas sociales que aseguren que todos los miembros de la sociedad puedan tener, a lo largo de todo el ciclo vital, un nivel de vida acorde con las posibilidades que ha abierto la sociedad actual. La sociología evidencia que cada sociedad define qué condición de vida es apropiado para personas que ocupan distintas posiciones en la estructura social. Al mismo tiempo, cada sociedad define cuáles son los medios adecuados para acceder a dichas posiciones. Esto es lo que ha estado en juego en la crisis social y política en Chile en los últimos meses, y es algo que adquirirá creciente urgencia. Es evidente que la sociedad contemporánea hace posible distribuir la riqueza de tal manera que mayores sectores de la sociedad accedan a mejores condiciones de vida, especialmente en etapas cuando ya no pueden participar del mercado del trabajo. La presencia tangible de la muerte quizá logre hacer más evidente la arbitrariedad de estas distinciones sociales, abriendo una posibilidad histórica para replantearlas. Pero esto no está asegurado.

Esta nota es parte de la serie de actualizaciones sobre Coronavirus en la que los especialistas de la Universidad Andrés Bello (UNAB) ofrecen información sobre los últimos desarrollos e implicancias del brote de COVID-19.  Más información sobre esta campaña impulsada por UNAB en “Prevenir en UNAB».

Escrito por Natalia Cabrera