Sede Concepción conmemora el Día Internacional de la Mujer
Al conmemorar un nuevo 8 de marzo, fecha que desde 1975 la ONU reconoce como Día Internacional de la Mujer, cabe reflexionar en torno al significado profundo de este evento, sus cimientos, sus antecedentes, una historia que no ha estado precisamente cargada de las flores y el color de rosa que crecimos viendo en la decoración de todo aquello dirigido a las mujeres
Mujeres y Liderazgo fue el tema elegido este 2021 para la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en la sede Concepción de la Universidad Andrés Bello. Esta vez la presentación estuvo a cargo de la académica y directora de Psicopedagogía y de Educación Parvularia, Sandra Urra, quien destacó la relevancia de esta fecha y dio cuenta de las brechas que todavía persisten.
La académica explica que, «los relatos históricos muchas veces anularon la presencia de las mujeres, situándolas como acompañantes pasivas, sin protagonismo alguno, incluso creando caracterizaciones estereotipadas de roles apropiados e inapropiados a cumplir, por ejemplo: asociar la maternidad como su rol fundamental, considerarlas débiles y siempre necesitadas de un apoyo que las sostenga, configurar colores, ropa, gestos y hasta profesiones adecuadas y no adecuadas a su rol». Estas imágenes sociales que heredamos -agrega- nos pesan, incluso pueden haber marcado las decisiones de nuestras vidas, lo que hace necesario repensar, dialogar y reconstruir desde un enfoque de género que replantea lo que se espera de nosotras, permitiendo orientar políticas y prácticas en contextos con un enfoque de derecho, en igualdad de oportunidades y respeto a la diversidad de formas de ser y sentirse mujer.
Desde lo abstracto como la definición de la Real Academia Española de la palabra mujer hasta lo más concreto y cotidiano, como el trabajo y la formación hay todavía aspectos que estigmatizan y mantienen la desigualdad. La baja proporción en los cargos de representación políticos y empresariales, es una muestra, también el hecho que en la Educación Superior desde sus inicios se les motivó a ingresar a carreras «femeninas» mayoritariamente de servicio, segmentación que todavía se percibe. Además, otros aspectos como la seguridad exhiben hoy algunos rasgos de la violencia a los que se ven expuestas. Por cada 100 hombres que se sienten inseguros en un taxi hay 159 mujeres, que lo hacen, 136 en centros comerciales, 139 en micros, etc. Los ejemplos son múltiples.
«El 8M visibiliza la historia de lucha de las mujeres, lucha y voz que muchas veces olvidamos como origen de cambios, es necesario recordar los eventos, con la crudeza de la realidad de la desigualdad, exclusión y vulneración de derechos, que en muchos casos puede verse duplicada o triplicada si además de ser mujer presentas discapacidad, perteneces a un pueblo originario, vives en situación de pobreza o eres víctima de violencia de género«, explica Sandra.
«Si a todo lo anterior sumas la diferencia salarial, de acceso al mundo del trabajo , los prejuicios y la desinformación, tenemos un escenario que aún requiere recordar, motivar los cambios, potenciar los liderazgos femeninos, reconocer a las pioneras, a las dirigentes que aprendieron en el camino , a las que se atrevieron a estudiar lo que no les era permitido, a las que no se conformaron y no callaron, a las que decidieron hablar y decidir sobre su cuerpo, a las que no aguantaron más dolor e injusticia, por ellas y por todas aún necesitamos un 8M, aún necesitamos de su historia», concluye.