Radio France | 50 años después del golpe, los recuerdos vivos
La académica de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, Stéphanie Alenda, sostiene que algunos miembros de la derecha chilena no condenan moralmente el golpe de Estado, sino que lo perciben como una respuesta justificada a la presidencia de Salvador Allende.
Cincuenta años después del golpe de Estado de 1973, que puso fin al gobierno del presidente Salvador Allende, quien había sido elegido democráticamente en 1970, Chile continúa lidiando con las secuelas de un episodio que ha dejado cicatrices profundas en su memoria colectiva.
Mientras algunos demandan justicia para las víctimas y condenan el quiebre democrático liderado por el general Augusto Pinochet, una parte significativa de la población chilena, aproximadamente el 36%, respalda la idea de que «los militares tenían razón» al tomar el poder, según encuestas recientes.
Además, el contexto político actual es complejo, con la izquierda regresando al poder y una extrema derecha que ha ganado influencia y que algunos describen como nostálgica de la dictadura de Pinochet. Este fenómeno ha generado tensiones adicionales en la sociedad chilena, ya que las posturas varían desde la exigencia de justicia y memoria hasta la rehabilitación de la figura de Pinochet.
La socióloga y directora de Investigación de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales (FECS) de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Stéphanie Alenda, destaca un preocupante relativismo que ha surgido entre la derecha chilena desinhibida.
Según Alenda, algunos miembros de esta facción no condenan moralmente el golpe de Estado, sino que lo perciben como una respuesta justificada a la presidencia de Allende. Esto ha llevado a una división artificial entre dos narrativas: una que ve el golpe como legítimo y necesario, y otra que lamenta las violaciones a los derechos humanos como un exceso o daño colateral.