Psiquiatra Benjamín Vicente: “tras la pandemia va a haber una población muy dañada”
El especialista e investigador aseguró que las consecuencias del ingreso del virus han elevado significativamente los niveles de sufrimiento de las personas, produciendo un efecto en la salud mental que incluso podría ser crónico.
Por casi de 20 años el psiquiatra Benjamín Vicente ha realizado seguimiento a 3 mil pacientes de la salud primaria para conocer su situación mental, su reacción frente a diversos estímulos de la vida diaria y a fenómenos de mayor envergadura como el terremoto. El especialista es, además, investigador principal del proyecto de la Organización Panamericana de la Salud “COVID-19 y Trabajadores de la Salud”, lo que le ha permitido recopilar información suficiente para entregar un diagnóstico de la situación en salud mental.
Datos e hipótesis recopiladas en esta trayectoria fueron los que presentó en la conferencia “Confinados en la pantalla: salud mental y pandemia”, realizada el 26 de mayo en la sede Concepción Unab, donde mostró su preocupación por las restricciones e incertidumbres que gatilló la circulación del virus. “Los estudios que hemos hecho respaldan la teoría de la sensibilización (a mayor exposición a estresores mayor vulnerabilidad), es decir que vamos a tener una población muy dañada que va a requerir de mucho apoyo”, anticipó.
De sus investigaciones los resultados con complejos, sin embargo, podrían generar un vuelco relevante en cuanto a temas que aparecían ya zanjados por la ciencia y que, asegura, deberán volver a revisarse a partir de este trabajo. “Hemos tomado muestras de ADN y hemos logrado identificar algunos polimorfismos del transportador de serotonina y del BNDF y esto se asocia a la capacidad de predecir o no la aparición de enfermedades. Los resultados en este momento los tenemos en ciernes, pareciera que hay indicadores quién algunos polimorfismos del transportador de serotonina efectivamente hacen que el sujeto sea más vulnerable frente a estresores y genera una mayor probabilidad de hacer psicopatología, de hacer alguna enfermedad mental en el futuro. Y una cosa que también es muy prometedora es que el polimorfismo del BNDF se asociaría a la aparición del trastorno de estrés postraumático… Los resultados son complejos y las conclusiones son múltiples, el tema que parecía zanjado desde mediados de la década pasada, en el sentido de que esté hipótesis de inoculación estaba descartada, tiene que ser nuevamente revisado aprovechando esta nueva mirada”.
Eventos traumáticos, terremoto y pandemia
Para entender cómo afectará la salud mental de las personas hay que conocer algo acerca de su historial y ver cómo han reaccionado ante otras situaciones y a qué eventos previos y su magnitud han sido expuestos. Explica que, en materia de estresores, “la mayoría de nosotros encuentra, con mayor o menor esfuerzo, formas de enfrentarlos, sin que se excedan nuestras capacidades”, lo que podría ocurrir, por ejemplo, con la pérdida de trabajo que, a través de una búsqueda activa, los ahorros, apoyo familiar, apoyo social etc., puede ser enfrentado de mejor manera. Sin embargo, existen a la vez estresores traumáticos, que son extremos y pueden superar las capacidades individuales, o agotarlas cuando resulten prolongados. “Estresores de esta naturaleza pueden aumentar el riesgo para desarrollar más adelante psicopatología ansiosa y/o depresiva o enfermedades tal como la depresión o el estrés postraumático”. Para el psiquiatra, la pandemia podría estar relacionada con esta última clasificación.
“Lo que está haciendo la pandemia en personas como nosotros, tanto en nuestro país como en otros lugares del mundo es elevar significativamente los niveles de sufrimiento las personas y eso no necesariamente implica siempre psicopatología, no necesariamente va a terminar en una enfermedad mental o psiquiatra, pero si esto continúa podríamos tener ese riesgo a futuro”, manifestó.
Un factor a considerar en los penquistas sería los efectos provocados en la persona en el terremoto de 2010. Un estresor traumático previo podría hacer más vulnerable a la persona. “Podemos afirmar que estresores traumáticos magníficos – como el terremoto- aumentarían el riesgo de desarrollar una depresión o un trastorno de estrés postraumático”.
Malestar, incomodidad, restricciones a nuestra libertad, y otras restricciones más concretas o materiales causan sin duda sufrimiento lo es muy distinto de enfermedad mental o psiquiátrica, pero, una duración excesiva, sin el adecuado soporte o intervención, podría convertir en traumático el contexto que enfrentamos.
Estrés académico
Uno de los temas abordados fue el estrés académico, en los distintos niveles de educación, no sólo por el aumento en las exigencias en un sistema educacional competitivo, sino también motivado por los cambios que introdujo el traslado del ambiente de estudio al hogar. Esto, involucra, señaló, una serie de demandas valoradas como estresores que provocan un desequilibrio sistémico y que se manifiesta en una serie de síntomas, obligando a realizar acciones de afrontamiento para restaurar el equilibrio.
El estrés académico, asegura, comienza desde el nivel educacional primario, aumenta con el progreso en el nivel de estudios y alcanza un nivel más alto en estudios universitarios. En estadios normales, implica altas cargas académicas, eventual separación de la familia, adaptación a un medio social diferente y preocupación económica. En pandemia, implica nuevos esfuerzos de adaptación que pueden traducirse en una menor motivación o desinterés por los estudios.
Todas estas temáticas abordadas por el psiquiatra, además de otras referentes al estudio de los trabajadores de la salud y algunas recomendaciones están disponibles para ser revividas AQUÍ.