22 Febrero 2021

Proyecto liderado por geólogo UNAB busca potenciar el “parque Jurásico” de Aysén

Este 2021 se dará cierre al proyecto FIC “Puesta en valor de la geología y conocimiento de dinosaurios”, iniciativa que busca contribuir a convertir la región de Aysén en un polo científico a partir de su riqueza geológica y paleontológica, dando a conocer el patrimonio natural de esa parte de la Patagonia chilena.

Desde el descubrimiento del Chilesaurus diegosuarezi en las cercanías de Mallín Grande, en las montañas al sur del lago General Carrera el año 2004, y la posterior publicación en la revista Nature, la región de Aysén se ha convertido en un lugar de interés para la paleontología. Ese pequeño pariente herbívoro del tiranosaurio, identificado como el “eslabón perdido” de los dinosaurios, es parte de los tesoros fósiles que esconden estos paisajes australes que un día albergaron un parque Jurásico, hace cerca de 150 millones de años atrás.

Así, con el objetivo de potenciar a la región como un polo científico y turístico, el equipo tras el hallazgo del primer dinosaurio chileno desarrolla desde 2017 el proyecto FIC (Fondo de Innovación para la Competitividad) “Puesta en valor de la geología y conocimiento de dinosaurios”, justamente, para continuar conociendo la fascinante historia geológica y paleontológica de Aysén.

Para la arista científica del proyecto se ha realizado una serie de exploraciones en terreno por parte de investigadores y estudiantes, para prospectar por más fósiles en la zona de los dinosaurios en la llamada ‘cuenca austral’, particularmente en las cordilleras alrededor del lago General Carrera y al interior de Mallín Grande. Al mismo tiempo, se busca determinar cómo era el ambiente donde vivían estos animales, el clima, el volcanismo, el relieve, entre otros aspectos.

Descifrando paisajes ancestrales

Manuel Suárez, geólogo de la Universidad Andrés Bello y director del proyecto, explica que el estudio de los huesos fósiles se inicia en el terreno mismo, donde, al encontrar algún indicio de fósil, se emplea una sierra para cortar el bloque de la roca que lo contiene. “Las rocas en cuyo interior están los huesos fósiles –petrificados– es un verdadero ‘concreto’, durísimo; ningún geólogo pensaría que en este tipo de rocas se preserven huesos fósiles. Es un lugar que a simple vista no se pensaría que hay dinosaurios, pero los hay”, dice.

“Pero, además del Chilesaurus diegosuarezi, encontramos tres especies de los grandes dinosaurios herbívoros, de saurópodos, los famosos ‘cuello largo’, así como troncos fósiles”, detalla Suárez. Este hallazgo fue publicado en la revista científica Ameghiniana, así como otro artículo referido al comportamiento del Chilesaurus.

“Al parecer era una zona de delta donde corrientes de aluviones arrastraron algunos de los restos de estos animales a un mar poco profundo, y hemos encontrado también -unos 50 metros más abajo de estas rocas donde están los dinosaurios- depósitos de algas”, señala el académico de la UNAB. Incluso comenta que uno de los estudiantes de geología que han hecho sus memorias de título en el marco del proyecto FIC, encontró lo que serían restos de microorganismos marinos junto a estas algas.

“Entonces, habríamos tenido un ambiente de incursión marina en la zona, probablemente con islas volcánicas donde vivían los dinosaurios, y abanicos aluviales que terminaban en deltas. Los animales al morir eran arrastrados por ‘aluviones’ y corrientes de agua llegando en parte al mar”, explica el geólogo.

El proyecto FIC incluía, además, buscar otros sitios con huesos fósiles. Uno de los principales hallazgos fue de un reptil marino, un plesiosaurio que vivió 20 millones de años más tarde que nuestros dinosaurios, en un mar del Cretácico que inundó el hábitat del Chilesaurus y que cubrió gran parte de la Patagonia. Este reptil marino tenía cuatro aletas y un cuello largo, y era uno de los depredadores de este mar. Los huesos fosilizados de esta suerte de tortuga marina sin caparazón son escasos en Sudamérica, y se suman a otras varias especies de reptiles y mamíferos extintos que este grupo ha descubierto.

Hasta el momento se cuentan once estudiantes memoristas de la Universidad Andrés Bello que han realizado sus trabajos con este proyecto, diez de ellos con cerca de un mes en terreno, y se sumarán otros ocho durante este año, en virtud de la riqueza geológica de la zona y los múltiples descubrimientos que quedan por hacer.

Turismo y divulgación

A esta oportunidad para el desarrollo científico se añade otra arista de esta iniciativa que es dar valor agregado al turismo en Aysén, entregando a los visitantes información sobre la presencia de dinosaurios jurásicos y reptiles marinos cretácicos.

“Los paisajes de Aysén son obras de arte, en que los escultores han sido procesos geológicos moldeados, al final, por el agua, hielo. Durante este año se trabajará también en dar vida a estos escenarios naturales, dando a conocer a la comunidad su significado. Una cosa es ver un paisaje y otra es contar con una explicación sencilla de cómo éste llegó a ser”, señala Manuel Suárez.

Ligado a esto, se ha desplegado también un trabajo de divulgación a través de charlas abiertas y actividades de formación para la comunidad. “Las localidades están muy en contacto con la naturaleza, conocen muy bien el terreno, entonces tienen inquietudes y eso es lo que este año pensamos hacer: un programa fuerte con las comunidades a través de los niños, organizando actividades con los colegios de la zona”, complementa Suárez.

De esta forma, el proyecto cerrará a fines de este año potenciando los aspectos geopatrimoniales de la región, contemplando también el lanzamiento de varios libros sobre las distintas investigaciones y descubrimientos, así como artículos científicos relacionados a la geología y paleontología de Aysén. Al término del proyecto está programado un evento importante en la región, de varios días de actividades de divulgación, en la medida que la situación sanitaria actual lo permita.

El equipo tras el proyecto FIC “Puesta en valor de la geología y conocimiento de dinosaurios” incluye a Jean Baptiste Gressier y Pierre-Yves Descote de la UNAB, en estrecha colaboración con el Museo Regional de Aysén y su director Gustavo Saldivia -museo que a mediados de enero comenzó una apertura gradual con una exposición de dinosaurios-, los destacados paleontólogos del Museo Argentino de Ciencias Naturales Fernando Novas y Marcelo Isasi, y el paleontólogo de vertebrados del Museo Nacional de Historia Natural, David Rubilar.

Escrito por Prensa