El Mercurio | Tres miradas al proceso de acceso a la enseñanza superior
Tras darse a conocer los resultados de su tercera medición, el director ejecutivo del Instituto UNAB de Políticas Públicas y exministro de Educación, Raúl Figueroa, compartió en El Mercurio un análisis sobre la evolución y desempeño de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES).
«La PAES se está instalando bien en el sistema, tanto escolar como de admisión a la educación superior. Los resultados, de alguna manera, van dando cuenta de una mayor comprensión del instrumento y, por lo tanto, de una forma adecuada de los alumnos de enfrentarse a la medición. Algunos resultados, como el alza que se ve en la Ml (Matemática), dan cuenta de esa lógica, de un cierto mayor nivel de conocimiento de cómo funciona la prueba y eso hace que los puntajes vayan mostrando un alza en términos generales.
«Es importante ir entendiendo la prueba como un sistema completo, donde el conjunto de instrumentos permite a las instituciones de educación superior identificar con mayor precisión quiénes son o quiénes van a ser sus alumnos, qué necesidades pueden tener y cómo, por lo tanto, abordarlos en los primeros años de la educación superior. Por ejemplo, la combinación de la información que entrega la M1 con la que entrega la M2 permite que, respecto de competencias más complejas, a través de la M2 se puedan identificar de mejor manera cuáles son los alumnos que las dominan y cuáles no, y por lo tanto, cómo diseñar planes remediales para los que más lo necesiten y también cómo identificar cuáles son los alumnos que debiesen tener un mejor rendimiento a lo largo de su trayectoria educativa.
«También vemos cómo desde que se inicia la PAES hay una baja que empieza a ser sistemática en competencias lectoras, y eso es un tema que hay que empezar a abordar para identificar qué falencias tienen en general los estudiantes y cómo remediarlas. Y en eso, un elemento que es muy importante es que mientras la prueba se va consolidando, va quedando también cada vez más en evidencia que las diferencias derivan de la formación de los alumnos a lo largo de su trayectoria escolar. Por lo tanto, es en el ámbito escolar donde hay que poner el foco de las preocupaciones a la hora tanto de apuntar a mejoras en los puntajes, como un cierre de las brechas. Las brechas no se van a mejorar cambiando la prueba, sino que en la medida que pongamos todo el foco de la política en los aprendizajes y en lo que pasa en la educación básica y media».
«Hay varias cosas que abordar en el sistema de admisión. Es importante revisar la ponderación que se le da al NEM y al ranking, que ha derivado en una inflación de notas en algunos establecimientos, y eso puede alterar la manera en que se lleva a cabo el proceso de admisión. Por lo tanto, eso es un elemento que habría que empezar a revisar, tanto la ponderación que se da como la forma en que se elabora el ranking de notas. Y, por otro lado, en cuestiones mas positivas, el hecho de que la prueba se pueda rendir en diversas oportunidades y que los puntajes se puedan utilizar para procesos siguientes es algo positivo, que ha entregado mayor flexibilidad y que ha descomprimido las preocupaciones que a veces rondan en torno a este proceso. Y junto con ello, también es importante ir un poco más allá respecto de la información que el conjunto de las pruebas entrega y utilizarla de la mejor manera posible, tanto para predecir el rendimiento futuro de los alumnos como para identificar quiénes son aquellos que van a necesitar mayores apoyos para que tengan un desempeño exitoso en la educación superior.
«El tema de la competencia lectora es una señal que es importante revisar, y como decía, el foco en los aprendizajes y en lo que pasa en la sala de clases es una cuestión central, en este caso desde la primera infancia. Y en ese sentido, tenemos problemas de comprensión lectora entre 1º y 4º básico. Se requiere un plan muy efectivo para poner la comprensión lectora como una prioridad en 1º y 2º básico».