17 Mayo 2022

Orgullo Unab| Seremi Javiera Vivanco y su meta de acercar la economía a todos

La actual seremi de Economía de la Región del Maule, Javiera Vivanco, busca despercudir un poco la política y promover el desarrollo sostenible, partiendo por una mayor educación ciudadana que permita involucrar a todos en procesos cuyo impacto es transversal.

Los jóvenes han mostrado su compromiso con distintas temáticas sociales, por lo que no es extraño que estén ocupando cargos de representación pública. Es el caso de Javiera Vivanco (26) egresada de Ingeniería Comercial de la Universidad Andrés Bello sede Concepción y actual seremi de Economía en la Región del Maule.

Javiera cuenta que su vocación siempre ha estado orientada hacia las personas. Incluso como estudiante Unab ya estaba inmersa en programas de educación financiera y era presidenta del Centro de Alumnos de su carrera.

Para la alumni Unab su actual designación es un desafío importante. “La confianza puesta sobre mis hombros es bastante grande”, admite, sin embargo, está segura no solo de sus capacidades sino también de la de quienes forman su equipo de trabajo.

Su sello será tener un desempeño cercano, en terreno y en contacto con la comunidad. “Fundamentalmente nos interesa educar, hacer la bajada de la macro y la microeconomía a los territorios, poblaciones, a los colegios. Creo que la economía es de suma importancia para todos y, por lo tanto, todos tenemos que entender de qué estamos hablando como país”.

Con ese objetivo en mente trabaja en levantar un proyecto de educación económica, desplegándose por las 30 comunas de la región y estableciendo instancias de colaboración entre los sectores público, privado y la academia.

Etapa desafiante

Los estragos causados por la pandemia, la influencia de la guerra entre Ucrania y Rusia, la presión ciudadana ante el ingreso de un nuevo Gobierno es parte del contexto que le toca enfrentar. Pero, además, ser mujer, en un sector eminentemente masculino como el económico, y ser muy joven imprime presión adicional.

“Siempre es difícil ser mujer y sobre todo si eres joven, lamentablemente”, comenta sobre el proceso de inducción en el cargo. “He recibido, agrega, muchas felicitaciones por estar en movimientos sociales desde hace muchos años, pero también hay quien asocia mi edad a una falta de experiencia, sin saber, en realidad, que la experiencia no es solo laboral y educacional, sino también te da la gente y el territorio”.

“Creo que hemos avanzado en cuanto a la instalación de la mujer en los espacios de trabajo. Me imagino que hoy es menos complejo que hace 10 o 15 años”, reflexiona sobre la realidad país.

Participación de los jóvenes

Cuando se realizó la clase inaugural de la carrera de Ingeniería Comercial en abril pasado, Javiera se dirigió a las futuras generaciones de profesionales invitándolos a ser protagonistas del desarrollo sostenible.  Hoy refuerza ese mensaje. “El rol de los jóvenes es principalmente avanzar hacia los cambios sociales”, dice.

En ese sentido, destaca que los secundarios y universitarios han hecho suyos temas que pudieran serles indiferente como las pensiones, en una muestra de empatía hacia sus padres y abuelos. “Ellos tienen un eterno amor hacia la sociedad, por lo que, sin la juventud, nada de esto hubiera sido posible”.

El recuerdo Unab

“La universidad nos permitió brillar”, analiza tras sus años de formación en la sede emplazada en la Autopista que une a Concepción y Talcahuano. “Me sentí muy bien estudiando ahí, con mucha pasión, tuve profesores realmente excelentes, por lo que creo que pude explayarme en lo que me gustaba”.

Todos estos atributos, dice, no solo le permitieron a ella desarrollarse, sino también a todos sus pares. “Siento que la universidad pavimentó un poco el camino que estamos siguiendo muchos y muchas actualmente. Tengo contacto con mis compañeros y con mis compañeras y, en realidad, a la gran mayoría les ha ido bastante bien. Creo que fue un espacio muy amigable para mezclar lo económico con lo social, porque la economía es una ciencia social”, concluye.

Escrito por Tania Merino Macchiavello