ORGULLO UNAB | Kinesiólogo reconoce que la atención de pacientes críticos implica estrés laboral minuto a minuto
A sus 32 años, Felipe González, titulado en la Escuela de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello en 2011, detalla cómo su experiencia como kinesiólogo clínico en la Unidad de Cuidados Intensivos por casi una década, lo ayudó a enfrentar de una mejor manera la pandemia del COVID-19. Hoy, cuenta su historia como profesional en la Clínica Alemana.
Quienes lo conocen, dicen que llegará muy lejos gracias a su talento y disciplina. Pero al parecer ese designio se está cumpliendo, ya que en nueve años desde que se tituló en la Escuela de Kinesiología de la U. Andrés Bello, Felipe González Seguel, ha tenido una destacada carrera.
Actualmente, Felipe trabaja como kinesiólogo clínico en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Clínica Alemana de Santiago (CAS) y como docente y asistente de investigación en la U. del Desarrollo, específicamente en el Magíster en Terapia Física y Rehabilitación. Además, realiza clases como docente invitado en diplomados y Magíster relacionados a cuidados intensivos en la Universidad Andrés Bello, U. del Desarrollo, U. de la Frontera y U. de Concepción.
¿Por qué decidiste estudiar Kinesiología?
Al comienzo no lo tuve tan claro. Solo me gustaba la actividad física y el deporte y, como asociaba la kinesiología con estos «temas», decidí estudiar kinesiología. Eso fue solo el comienzo, ya que después encontré que la versatilidad de la carrera me permitió elegir otras áreas.
¿Cómo se dio la instancia de llegar a Clínica Alemana?
Al egresar de la Universidad, tuve la oportunidad de trabajar en la Unidad de Paciente Crítico de la Clínica INDISA, donde recibí mi formación inicial en cuidados intensivos. Paralelamente, realicé el Diplomado de Paciente Crítico de la Universidad del Desarrollo con docentes de la CAS, con quienes trabajo actualmente como clínico y docente. Mi formación inicial en INDISA, me permitió generar redes con profesionales de otros centros, lo que ayudó a comenzar trabajando en CAS hace un poco menos de 3 años.
¿Cómo complementas hacer clases y tu trabajo en la Clínica?
Las clases que realizo no son muchas durante el año, ya que habitualmente participo como docente invitado a algunas clases en los respectivos diplomados o magíster. Por lo tanto, mi dedicación es mayormente clínica. El desafío es complementar el desarrollo de investigación con el trabajo clínico, ya que la investigación que realizo habitualmente ha sido en base a mis esfuerzos. Sin embargo, el haber realizado el Magíster en Terapia Física y Rehabilitación de la UDD me ha permitido hacer investigación en base a la academia como estudiante o tutor. Esto ha incluido la oportunidad de hacer docencia también.
«Durante este fin de semana de fiestas patrias se escuchó mucho: “es difícil en estas fechas no ver a tus seres queridos”, pero pienso que puede ser más difícil no verlos nunca más. En la clínica, seguimos recibiendo pacientes con familiares contagiados por COVID-19, por lo tanto, aún no estamos libres de contagiarnos y contagiar a nuestros seres queridos».
¿Cómo describirías estos 6 meses de pandemia en tu vida?
Han sido desafiantes, algo nunca antes vivido. Pienso que hay varias formas de mirar esta pandemia. Como profesional de UCI creo que es un desafío, más que algo malo. Y digo desafío, porque ha sido una prueba vocacional real y concreta. He visto mucho estrés, ansiedad en compañeros de trabajo y esto también afecta. Afortunadamente, durante estos 6 meses de pandemia he podido adaptarme a las necesidades de la UCI, muchas de ellas nuevas. Como para la mayoría en Chile y en el mundo, he estado aislado de la familia, amigos y aislado de muchas actividades cotidianas. Durante los meses más pesados solo estaba en la Clínica o en mi casa, como todos. Mis actividades deportivas han sufrido muchos cambios, sobre todo, influenciadas por la motivación y disponibilidad de tiempo. Desde el punto de vista laboral, he adaptado mi horario clínico y desde hace cuatro meses aumenté mis horas clínicas de 36 a 42 horas, incluyendo turnos de noche (cuarto turno). Esto sin duda ha afectado mi desempeño deportivo y en investigación.
¿Cómo te preparaste para esta contingencia?
Pienso que no tuvimos tiempo para prepararnos. Afortunadamente, trabajo en UCI hace 9 años y esta experiencia me ha permitido poder ayudar en estas unidades. De alguna forma, es “mi lugar conocido”. Sin embargo, he aprendido mucho en esta pandemia a pesar de tener experiencia en la UCI. Conozco colegas y otros profesionales que no trabajaban en UCI y que han tenido que hacerlo. Esto ha sido un desafío para nosotros y mucho más para ellos, quienes lo han dado todo. Si bien no tuvimos tiempo de prepararnos para esta contingencia, la relación con mi señora ha sido indispensable. Juntos, hemos podido ayudarnos mutuamente (inconscientemente hasta ahora). Por otro lado, los turnos de noche en particularmente han sido muy cansadores, pero he tenido la fortuna de trabajar con colegas con muy buena actitud haciendo frente a la pandemia desde la vocación.
¿Recuerdas algún momento crítico que tuviste que enfrentar durante esta pandemia?
La palabra crítica es parte de mi trabajo. En realidad, la atención de pacientes críticos implica estrés laboral minuto a minuto. Si bien podemos estar “acostumbrados” a esto, cada intervención en la UCI es un desafío. Aunque el COVID-19 ha traído consigo mucha mortalidad en Chile y el mundo, no es una enfermedad muy desafiante para los que trabajamos en la UCI, comparado con otras enfermedades que atendemos habitualmente. No podría mencionar un momento crítico en particular, pero el volumen de pacientes respiratorios durante junio y julio fue extremadamente alto y esto si fue desafiante. La ausencia de familiares de los pacientes, ha sido uno de los cambios importantes en la UCI lo cual ha sido crítico en la prevalencia de delirium y debilidad de algunos pacientes.
¿Crees que Chile ya está saliendo de la pandemia?
Es una pregunta simple, pero con una respuesta compleja. Una cosa es la pandemia y otra cosa es la endemia a la que estamos entrando. La endemia es un término utilizado para hacer referencia a un proceso patológico que se mantiene de forma estacionaria en una población o espacio determinado durante períodos de tiempo prolongados. Esto implica que debemos hacer cambios profundos en nuestras rutinas, prácticas, actividades laborales a corto, mediano y largo plazo. Según el reporte nacional de la SOCHIMI, aún seguimos trabajando con un 139% de camas UCI, es decir, muchas de ellas con personal sin experiencia en UCI previo a la pandemia. Si bien las últimas dos semanas ha habido un “plateau” o meseta de casos COVID-19 en UCI, también ha habido un aumento de pacientes no COVID-19 en las UCIs de Chile: pacientes con accidentes automovilísticos, infartos cardiacos, lesiones cerebrales, de los cuales algunos probablemente pueden evitarse minimizando las salidas del hogar. Pienso que un mecanismo de defensa de muchas personas ha sido comenzar a pensar que “todo está mejor” o que “todo está terminando”, pero desde la UCI no vemos esto, ya que seguimos recibiendo ingresos graves en la UCI y si hubo un rebrote en otros países, ¿por qué aquí en Chile no lo habrá? Si estamos entrando en endemia, es porque “esto llegó para quedarse” y no va a terminar hasta tener vacuna efectiva.
«He visto mucho estrés, ansiedad en compañeros de trabajo y esto también afecta. Afortunadamente, durante estos 6 meses de pandemia he podido adaptarme a las necesidades de la UCI, muchas de ellas nuevas. Como para la mayoría en Chile y en el mundo, he estado aislado de la familia, amigos y aislado de muchas actividades cotidianas».
¿Qué opinas de la campaña «Fondéate en Casa» que estableció el Gobierno para el 18?
Me es difícil juzgar estas medidas, porque habitualmente se piensa en el 80% y no en el 20% (ley 80/20). Obviamente están enfocadas para la mayoría y en Chile “cuando se les da la mano, se toman del codo”. Es bueno que haya medidas, y es difícil ser estricto después de seis meses de aislamiento físico y, en muchos casos aislamiento social. En dos o tres semanas más, veremos cómo repercutió el cumplimiento de la campaña o el no cumplimiento de esta en término de casos COVID-19. Durante este fin de semana de fiestas patrias se escuchó mucho: “es difícil en estas fechas no ver a tus seres queridos”, pero pienso que puede ser más difícil no verlos nunca más. En la clínica, seguimos recibiendo pacientes con familiares contagiados por COVID-19, por lo tanto, aún no estamos libres de contagiarnos y contagiar a nuestros seres queridos. Todo esto, en el sistema público de salud es más difícil y aún hay hospitales que no dan abasto con la cantidad de pacientes.
¿Cómo te imaginas en 20 años más?
Esta es una pregunta que siempre me cuesta responder. En 20 años quisiera seguir trabajando en investigación muy relacionado a la práctica clínica de cuidados intensivos. Quisiera poder contribuir a la salud pública desde las necesidades y problemas que tienen los pacientes críticos y sobrevivientes. Actualmente, la UCI es una fábrica de “víctimas”, siendo un mal necesario que implica consecuencias hasta 5 años después de la hospitalización. Por lo tanto, me siento responsable de poder contribuir en disminuir brechas relacionadas a los sobrevivientes de la UCI. Espero que en 20 años más pueda seguir trabajando en esto.