Orgullo UNAB | De voluntario a líder: Juan Carlos Pacheco creador de la Fundación Áreas Protegidas
El fundador y director ejecutivo de la Fundación Áreas Protegidas, Juan Carlos “Teo” Pacheco, ha dedicado su vida a la protección de la flora y fauna en Chile, especialmente a la concientización respecto a su importancia. Esta labor lo llevó el año pasado al Congreso, donde logró, junto a otras organizaciones, la instauración de ley del “Día nacional de las áreas protegidas”.
Desde que inició su formación de pregrado Juan Carlos “Teo” Pacheco ha estado estrechamente ligado a la conservación de Áreas Protegidas, desde su rol como voluntario hasta la creación de la “Fundación Áreas Protegidas”, pasando por hitos que han contribuido a la concientización en torno al cuidado y la valoración de estos espacios que constituyen el 20% del territorio nacional.
Su camino comenzó cuando todavía era un estudiante de Administración en Ecoturismo en la Universidad Andrés Bello, con la realización de voluntariados en Rewilding Chile, lo que le permitió formar importantes redes que más adelante le ayudaron a posicionar su propia fundación, creada en 2015, con su compañera de carrera Mariana Del Brutto.
Director ejecutivo de la Fundación Áreas Protegidas, Máster en Espacios Protegidos, Teo, como le gusta que lo llamen, ha participado en distintas iniciativas que buscan acercar a las personas a áreas protegidas.
¿Cómo definirías tu paso por la UNAB?
Fue bueno, pude tener la formación que necesitaba para llegar a desarrollarme en lo que quería. Tomé otro rumbo distinto al de la mayoría de mis compañeros al dedicarme a la fundación, pero al final llegué a la carrera por decisión propia, ya había estudiado otras dos antes, Biología y Bioquímica, y cuando ingresé a Administración en Ecoturismo lo hice un poco más maduro que mis compañeros, estaba más grande, así que le saqué el jugo. Lo pasé bien, me gustaba ir a clase y ese era un indicador de que lo disfrutaba.
¿Cuándo comenzó tu inquietud por el cuidado de la flora y fauna?
Desde el inicio tuve esa inquietud. En el pregrado elegí las dos carreras anteriores pensando en estar conectado de alguna forma con la naturaleza, pero finalmente no lo estaba, así que cuando me cambié empecé a hacer voluntariado en la Fundación Rewilding Chile, en la Patogonia donde estaba la Tompkins Conservation, ese fue un punto importante, porque ahí encontré la conexión que estaba buscando. Además, estuve ligado al Santuario El Cañi, otra área protegida privada, apoyando como voluntario cuando era estudiante, hace 13 años, ofrecí mi ayuda cuando no sabía nada, solo por las ganas. Cuando viajaba miraba el Turistel, el típico libro que estaba en las gasolineras, y veía los espacios verdes que eran parques nacionales y siempre pensaba en cómo eran esos lugares, sentía ganas de conocerlos, una curiosidad intrínseca. Hoy puedo decir que no solo conozco las más 63 áreas protegidas de la Conaf, conozco a lo menos unas 100.
¿Cómo pasaste de esa curiosidad a darle vida a la Fundación Áreas Protegidas?
Fue producto de lo mismo. Cuando empecé a visitar las áreas protegidas comencé a ver los problemas de financiamiento y de gestión que tenían. Mientras estudiaba mis trabajos los orienté en esa línea, aunque no existía el ramo de “áreas protegidas”. Pero soy busquilla y los profes me apoyaban, así comencé a hacer mi camino. Recuerdo que estaba en la Reserva Nacional Coyhaique, y pensé “lo que a mí me gusta, más que caminar, el senderismo o el montañismo, es estar apoyando la gestión, la planificación, la vinculación del área protegida, conectarlas con la sociedad”. La Fundación nace a partir de eso, no de un fin turístico, sino de educación hacia la sociedad, queremos que entiendan qué son áreas protegidas, cómo cuidarlas.
¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan las áreas protegidas en Chile?
El gran problema es que no tenemos una cultura al respecto, de visitar parques nacionales. Por lo tanto, tampoco hay una cultura de hacer filantropía con las áreas protegidas, las que están botadas. El financiamiento que tienen es del Estado, pero es muy poco, basta con que veas los polerones de los guardaparques en zonas donde hay 5 o 6 grados bajo cero, son delgadísimos, ellos viven en condiciones precarias. Las casas que tienen para cuidar los parques no tienen el equipamiento mínimo para ser habitables, se llueven, tienen plagas de ratones, y muchas veces de su bolsillo tienen que comprar cosas básicas como un refrigerador para sus alimentos, hervidores, etcétera. Y eso a pesar de que grandes marcas venden gorritos con las Áreas Protegidas, y los fotógrafos hacen exposiciones con fotos tomadas en estos espacios, pero nadie dona nada, ningún porcentaje para aportar, no apoyan ni siquiera con material.
¿Qué iniciativas, como fundación, han desarrollado para mejorar estos problemas?
Hacemos esfuerzos por llegar a la gente con información sobre estos temas, para concientizar. Estamos haciendo educación ambiental, en la académica, preparando publicaciones científicas, organizamos charlas, actividades con los niños, como el programa “Pequeños guardaparques” donde por un día un grupo acotado de niños acompaña a los guardaparques y colaboran con sus labores, para que entiendan y valoren el trabajo que hay detrás de cuidar un parque nacional y al final del día ellos realizan un juramento de cuidado y compromiso con estos espacios. Adicionalmente, también estamos desarrollando el Tercer Concurso Áreas protegidas y bienestar humano, donde premiamos a las mejores fotografías con esta temática, que es nueva, porque no se trata solo de mandar fotos de naturaleza, debe tener el componente humano y de bienestar. El año pasado realizamos una exposición en el GAM con los trabajos ganadores. También, este año tendremos los premios al Reconocimiento de la gestión de áreas protegidas, con la participación de los exministros de medioambiente Marcelo Mena y Carolina Schmidt, más cinco exgerentes de Conaf y representantes del mundo indígena y académico. Tenemos también el 4º Encuentro de Áreas Protegidas y Comunidad Portal, donde llegamos a la comunidad de Coyhaique en un evento amplio, con buena cobertura y que es un hito en la región. Además, estamos trabajando con el CESFAM Puerto Aysén, hace tres años, para que se receten visitas a los parques como una forma de afrontar el estrés. Sabemos que la naturaleza es muchas veces lo que nos hace falta para mejorar nuestro bienestar. Asimismo, fomentamos la donación desde empresas ya sea a través de dinero, material, o incluyendo la opción de aportar a algún parque dentro de sus carritos de compra. Un hito importante fue que el año pasado instauramos, junto a otras organizaciones a nivel latinoamericano, el “Día de las Áreas Protegidas y Conservadas para Latinoamérica y el Caribe”. Gracias a que lo logramos a nivel continental pudimos presentar el “Día nacional de las áreas protegidas” en Chile, donde el senador Lagos Weber presentó la propuesta con una moción parlamentaria, que nos permite que el segundo sábado de noviembre de cada año, sea un día de concientización y de valoración.
¿Cómo fue el proceso para impulsar esa Ley?
Fue un trabajo de largo aliento que comenzó en 2019 en el III Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe, una reunión que se produce a nivel continental cada 10 años y que en esta ocasión se hizo en Lima. Compartimos experiencias con varias organizaciones y propusimos que como acto de cierre se instaurara el Día de las Áreas Protegidas y Conservadas para Latinoamérica y el Caribe”. A nivel mundial no hay un día dedicado a este tema. Logramos que se escuchara la propuesta y se hizo. Cuando volvimos a Chile con esa propuesta lista se nos ocurrió de inmediato replicar esta iniciativa, porque ya lo habíamos logrado para toda la región, pero no lo teníamos en Chile. Empezamos a hablar con varias autoridades, hasta que llegamos al senador Lagos Weber, y tomó nuestra propuesta y la transformó en una moción parlamentaria. Al final tuvimos más éxito del que esperábamos, porque nosotros esperábamos que se declarar el día como algo más informal, pero a través del Congreso salió la Ley 21.596, que crea este día. El 2023 tuvimos la primera celebración, con apoyo de la Segpres y varios medios que cubrieron el tema. Este año va a ser el segundo “Día nacional de las áreas protegidas” el 9 de noviembre y la fecha coincide con la Teletón, por lo que estamos preparando un evento en conjunto para que estos espacios sean también de inclusión para todos.
¿Qué esperas para el futuro de la Fundación Áreas Protegidas?
Esperamos seguir consolidando el trabajo y crecer. Tenemos muchos proyectos avanzados y queremos sostenerlos en el tiempo, y aumentar los auspiciadores para seguir trabajando y aportando a la sociedad. En estos momentos somos dos personas que dirigen la fundación y recibimos apoyos de voluntarios que son siempre bienvenidos para seguir contribuyendo a la valoración social de las áreas protegidas. Nuestro llamado siempre es a que se sumen, que nos escriban para que podamos llegar cada vez a más gente, necesitamos una red más activa de apoyos y de acción para las áreas protegidas.
¿Qué les dirías a los estudiantes UNAB que están iniciando su camino en esta u otras áreas?
Que hagan voluntariado, esa es una puerta para crear redes que les van a servir. La filantropía permite aprender, hay mucha gente de afuera que viene a Chile a hacer voluntariado porque es una experiencia enriquecedora. Hay que moverse harto, buscar oportunidades y ser insistentes con lo que quieren.