Orgullo Unab| Diego Hinojosa y el dedo que apunta a cambiar lo conocido en prótesis
Recientemente finalizó sus estudios en el Magíster en Terapia Manual Ortopédica. El terapeuta ocupacional hoy busca dar solución a personas que han sufrido amputaciones en sus manos, pero con materiales accesibles y la movilidad más cercana a la natural.
Cuando se desempeñaba como docente clínico en la Mutual IST de Talcahuano hace ya algunos años, Diego Hinojosa tuvo la oportunidad de trabajar con un usuario con una amputación parcial de uno de sus dedos de su mano dominante. Desde entonces venía masticando la idea de hacer una prótesis de dedo que fuera funcional y accesible, que superara lo que entonces había podido construir para esa persona. Su plan se concretó en sus estudios de Magíster en Terapia Manual Ortopédica en la sede Concepción de la Universidad Andrés Bello.
El terapeuta ocupacional de 32 años, se encuentra trabajando en ello, mientras estudia y también cumple labores de docencia. En esta etapa ha encontrado el apoyo del Laboratorio de Innovación de la Facultad de Ingeniería y del profesor Raúl Sánchez, que han acompañado su progreso. “Luego de realizar pruebas y ajustes en un prototipo inicial con ese usuario, pude incorporar esa experiencia al trabajar nuevamente con usuarios con secuelas similares, esto con el fin de pulir el prototipo inicial. El diseño que estoy validando, es para un usuario con una amputación parcial del dedo índice, también de su mano dominante. La idea para este nuevo usuario era crear y probar un prototipo de prótesis de dedo de alta resistencia y con materiales fáciles de obtener”, explica Diego.
“Como Terapeuta Ocupacional y con la experiencia en esta área, pensé que podría intentar crear algo que pudiera ser útil para él y así poder ayudar a otros usuarios/as que tuvieran una secuela igual o similar. Además, investigando en internet y redes sociales, pude observar que las prótesis creadas con nuevas técnicas de fabricación, como las impresas en 3D, en su mayoría son para segmentos más grandes como amputación de mano, antebrazo, brazo, y también en miembros inferiores”, agrega.
De hecho, la fortaleza de su propuesta radica precisamente en esto, en proponer un avance en términos de biomecánica, estética-funcional y valor o precio. “En Chile, las prótesis para dedos son escasas y generalmente tienden a ser sólo estéticas (si es que se usan). La oportunidad de desarrollo para el área de estas prótesis es enorme, aún estamos en fases iniciales si nos comparamos con el área de traumatología y ortopedia en países como, por ejemplo, Estados Unidos, países de Europa y Asia”, detalla.
“Me interesaba marcar una diferencia y decidí enfocar mis capacidades en biomecánica, pensé en cómo se compone el cuerpo humano y este segmento en particular, analicé los tipos de movimientos, rangos y componentes funcionales, planteándome, por ejemplo: “si un dedo (largo) tiene tres falanges debo replicar lo mismo y cada uno de sus movimientos””.
Un paso adelante
Actualmente, existen modelos digitales de prótesis de mano que se pueden imprimir en 3D, muchos de ellos solo tienen dos falanges, al unir la media y distal, logrando un “rango de flexión incompleto” y dejando un espacio entre los dedos y la palma, lo que no refleja una función o movimiento “natural”. Por ese motivo, Diego se concentró en cumplir con los requisitos que le permitieran una mayor fidelidad en el movimiento al compararlo con la mano humana.
“En lo referente al ámbito de la estética-funcional, una amputación implica una modificación permanente del cuerpo y no es solo algo físico, también implica considerar el estado emocional y de salud mental de los usuarios y usuarias; y algo que me llamó mucho la atención, es que si bien, las prótesis de mano han surgido como un boom en las impresiones 3D en éstos últimos años, éstas no siempre cuentan con un diseño estético y anatómico acorde a las dimensiones del cuerpo”, señala. Su propuesta es generar un modelo que adhiera a las características de cada persona en tamaño y funcionalidad.
Un punto clave también es el valor de los materiales. No siempre una prótesis es accesible para las personas y por eso un diseño debe buscar acortar la brecha. El alumni Unab detalla que los insumos utilizados hasta hoy hacen que el precio de una prótesis esté entre los $2 millones y los $5 millones. Algunas extranjeras incluso pueden superar los cuarenta. “El haber creado esta prótesis funcional de dedo con placas de cobre (por su propiedad antibacterial y biocompatibilidad), neopreno y otros accesorios me permitió poder manejar precios más accesibles para esta primera etapa, lo que posibilitaría llegar a más usuarios/as con este tipo de secuela corporal”.
Objetivos claros
Las intenciones de Diego Hinojosa son, a partir de lo hecho hasta hoy el conocimiento adquirido en estos últimos años, poder implementar un centro o laboratorio de investigación y fabricación especializado en ayudas técnicas y rehabilitación para personas que se encuentren en recuperación física. “La idea es poder ofrecer un servicio a las instituciones de salud, asistiendo a los tratamientos o derivando a las personas a este, lo que se traduciría en una disminución de la sobrecarga del sistema y propiciaría la vinculación entre instituciones. Finalmente, debo mencionar que me gustaría, y encuentro muy necesario, trabajar en equipo en conjunto con Kinesiólogos/as e Ingenieros/as o Diseñadores Industriales que tengan interés de participar en esta área de trabajo”.
Para esto está buscando ya recursos que le permitan seguir esta senda.
Sobre lo que ha significado este camino, explica que incluso en el colegio ya empezaba a pensar en este rumbo. “Creo que ha sido toda una travesía…. Pasé muchas noches sin dormir pensando en cada una de las piezas, los componentes y como crear el paso a paso de cada una de ellas, además aprendí a diseñar en 3D; revisar internet no fue fácil, ya que encontré muchas ideas por separado y quería ver planos, diseños y perspectivas; así que tuve que aplicar todo lo que he aprendido en mi experiencia, tanto personal como profesional, juntar ideas, hacer bocetos, probar y desechar prototipos y volver desde cero una y otra vez hasta tener un resultado con el que me sintiera más cómodo y seguro de presentar a mi usuario”.