Orgullo UNAB | Camila Robledo: “Ya no siento timidez hacia las personas que están a mi alrededor, me siento más independiente”
Con 35 años, la exalumna del programa en Habilidades Laborales de UNAB cumplió 10 años como colaboradora en la Biblioteca de Casona. Su desempeño fue reconocido por las autoridades de la casa de estudios.
Con 35 años Camila Robledo ha sido reconocida como una de las colaboradoras más antiguas de la UNAB. Exalumna del Diploma en Habilidades Laborales, tras ingresar el año 2009 estudió administración, luego de egresar comenzó a trabajar en la biblioteca en octubre de 2011, donde permanece hasta el día de hoy desempeñando distintas funciones.
Este año cumplió 10 años en la UNAB como colaboradora en la Biblioteca de Casona de Las Condes, gracias a su mérito y al apoyo de sus compañeros de trabajo. Para la directora nacional del Programa en Habilidades Laborales de UNAB, María Theresa von Furstenberg, su constancia es una muestra de que el Programa de Inclusión impulsado por Recursos Humanos hace algunos años “está dando los frutos esperados”.
“El apoyo incondicional que estos jóvenes han tenido en la biblioteca ha permitido que la inserción laboral haya sido exitosa en el tiempo” indica von Furstenberg.
Camila Robledo se relaciona con los estudiantes a diario y en medio de esa atención al público ha sabido desarrollar su personalidad e independencia. “Ya no siento timidez hacia las personas que están a mi alrededor, me siento más independiente al hacer las cosas”, señala.
Durante estos años ha contado con el apoyo de sus compañeros de trabajo, quienes la asisten ante cualquier duda o solicitud. El tiempo que se mantuvo en casa de su puesto producto de la pandemia la alejo de la interacción, sin embargo, pudo mantenerse conectada para no perder lo avanzado.
Por estos días ha retomado su trabajo presencial, entregando libros y computadores, reordenando los regresados y ajustando el inventario. Los estudiantes que han regresado a las salas de estudio también han recurrido a ella para coordinar horarios y mantener un registro del ingreso y egreso para respetar el aforo.
“Estuve un tiempo trabajando hasta marzo y luego desde mi casa participando en reuniones por el computador. Estuve con mi familia, pero extrañé mi trabajo en Casona, quería mucho regresar”, agrega Robledo.