Magíster en Educación Emocional y Convivencia Escolar UNAB impartió conferencia sobre investigación evaluativa

El objetivo de esta conferencia fue reflexionar sobre la relevancia de la investigación evaluativa como una herramienta para valorar la calidad de los programas relacionados con la educación emocional, comentó Torrijos Finias.

La doctora en educación fue invitada por el Magíster en Educación Emocional y Convivencia Escolar de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales a la conferencia online “Investigación evaluativa y educación emocional: Pertinencia, necesidad y oportunidades».

En la actividad, organizada por la Universidad Andrés Bello, la docente  profundizó sobre la relevancia de la investigación evaluativa dentro del campo de la educación emocional. Y destacó cómo contribuye al diseño, implementación y evaluación de programas socioeducativos.

“El propósito principal  de la investigación evaluativa es valorar la calidad y los logros de un programa educativo. Esto para evaluar su impacto en el entorno social donde se implementa”.

Por su parte la académica comentó: «Es crucial en la educación emocional, pues permite comprobar la eficacia y eficiencia de los programas educativos en los resultados obtenidos frente a los recursos utilizados”.

Y añadió: “Facilita tomar decisiones basadas en evidencias para mejorar la implementación y el diseño de programas. Y ayuda a adaptarlos a las necesidades, expectativas e intereses de los participantes».

Torrijos puntualizó que la investigación evaluativa promueve un enfoque ético y riguroso en la implementación de iniciativas educativas. “Conocer esta investigación es fundamental. Pues es crucial para medir el impacto de los programas en la reducción de conflictos y mejorar el clima escolar”.

“Este tipo de análisis proporciona evidencias objetivas para respaldar decisiones en políticas educativas, diseño curricular y formación docente, fomentando cambios significativos».

Al finalizar, la doctora en educación explicó que la investigación evaluativa prepara a los estudiantes para enfrentar desafíos emocionales como sociales dentro y fuera del aula. “Garantiza que las iniciativas en educación emocional y convivencia escolar tengan un impacto duradero, promoviendo comunidades educativas más sanas, cohesionadas y resilientes”.