LT Board | Un nuevo florecer para el Jardín Botánico de Viña del Mar
En un artículo publicado por La Tercera, se reconoce el trabajo realizado por la U. Andrés Bello para colaborar con la reforestación y restauración del Jardín Botánico de Viña del Mar.
Los incendios forestales que azotaron a la Región de Valparaíso golpearon con dureza este el Jardín Botánico: en sólo 45 minutos, las llamas cobraron la vida de cuatro personas dentro del parque y quemaron 360 de las 400 hectáreas del lugar.
A más de un año del desastre, la naturaleza es sabia y ha logrado volver a crecer, como un pulmón verde que se niega a dejar de respirar.
Después del incendio, Alejandro Peirano, director del Jardín Botánico de Viña del Mar, relata que los primeros tres meses fueron “muy duros”, durante los cuales el parque tuvo que cerrar por completo.
Era imposible abrirlo al público, los caminos estaban bloqueados por árboles caídos, el lugar no era seguro ni para los funcionarios ni para los visitantes. “Fue un verdadero caos”, rememora.
El Jardín Botánico cumple muchos roles, entre ellos, el educativo. Allí, el trabajo con universidades y la comunidad estudiantil ha sido vital. “Todas las universidades de la región han colaborado, tanto con voluntariado directo como con propuestas más creativas”, explica Peirano.
Entre las instituciones que se sumaron al proceso, destaca el rol de la Universidad Andrés Bello (UNAB), que ha aportado con trabajo voluntario, investigaciones y propuestas para la restauración.
La UNAB ha sido clave en el acompañamiento académico
“Han venido con sus estudiantes a hacer estudios sobre vegetación, biodiversidad, propuestas para zonas de interpretación y a colaborar con el trabajo en terreno. Un apoyo donde no solo se necesita talento técnico, también manos para escarbar la tierra”.
En cuanto al trabajo de restauración, la comunidad de la UNAB participó plantando especies nativas desde la laguna hacia arriba: nalcas, arrayanes, canelos, olivillos y otras plantas que limpian el agua y se adaptan a ambientes hídricos.
De hecho, Peirano comparte que algunos análisis internos muestran que el agua que entra al jardín viene contaminada desde arriba, dado que en las quebradas hay tomas habitacionales. Pero, al pasar por esta vegetación, se purifica casi completamente. “La diferencia en los niveles de coliformes es impresionante”, sintetiza.
Héctor Hidalgo, director general de Vinculación con el Medio y Sostenibilidad de la UNAB, también ha participado de esta tarea a largo plazo. “Cuando vimos la magnitud de la catástrofe, quisimos ayudar desde lo que sabemos hacer: observar, interpretar y proponer soluciones paisajísticas que conecten lo ecológico con lo humano”, explica.